V. El gran viaje.

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Ella comenzó a anotar en un diario suyo.

—¿También escribes tu diario? —Le pregunté mientras nos sentábamos juntos en una banca y Jimena secaba el llanto de mis ojos.

—Si, mi madre antes de morir me dijo que escribiera un diario, que algún día lo necesitaría.

Nos fundimos en un dulce abrazo y salimos corriendo del cementerio.

Recorrimos la ciudad, como si fuéramos gatos nocturnos, solo buscando un lugar donde echar la cabeza tranquilamente.

Encontramos un árbol frondoso en un parque cercano y nos quedamos acostados en su sombra.

—Aún me acuerdo de la vez que hicimos una broma a nuestro amigo del set, recuerdo como nos había escondido la vestimenta y utilería, así que le colocamos un chicle a una de ellas y se quedó pegado a su trasero...—Le conté con una sonrisa.

Jimena comenzó a reírse.

—Yo una vez le cambié los zapatos a una de mis amigas, se supone que no puedes entrar a los bailes con zapatos normales, pero mi amiga me los había quitado antes, ese día nos regañaron a las dos, pero me divertí haciéndolo...

Nos reímos juntos.

—Gracias por estar a mi lado, la verdad es que odio tanto estar con mi hermano—bajó la cabeza.

—Te entiendo, yo hoy conocí que mi verdadero padre está muerto, pero me hace feliz estar contigo...—La abracé dulcemente.

Sonrió.

— ¿Cuándo nos vamos?, ya estoy ansiosa por tomar mis maletas e irme —Preguntó.

Estaba muy alegre.

—Nos iremos el 14 de septiembre, un día antes del aniversario de independencia. —Le respondí mientras tomaba su mano.

—Nos veremos mañana, querido Dani...—Me dio un beso en la mejilla mientras se levantaba del árbol y se iba.

10 de septiembre.

Desperté temprano y corrimos a la oficina de expedición de pasaportes en la ciudad de México.

— ¿Listo para la foto? —Me preguntó Jimena con un codazo.

— ¡Por supuesto que sí! —Le respondí mientras nos llamaban juntos, pero en diferentes asientos.

—Mira a la cámara, Daniel. —Me pidió un hombre el cual me tomó una foto.

Luego de unos segundos, le agradecí.

Jimena y yo nos levantamos de la silla. Gritamos de alegría mientras esperábamos nuestro pasaporte.

Perdí el rastro de Jimena por un buen tiempo, había salido del edificio.

Una hora después.

Apareció Jimena en la puerta, nos hablaron para entregarnos los pasaportes.

Salimos del edificio y volvimos a mi casa juntos.

—¡Que gran día, ya falta menos para el viaje, y todo gracias a ti! —Exclamó con alegría mientras nos acostábamos en la cama.

Me hizo cosquillas.

—Oye, eres muy tramposa, y eso, me gusta mucho de ti...—Apreté su nariz, sin embargo, al momento de besarnos, apareció Valeria en la puerta con una risita.

Se escuchó a lo lejos la voz de su hermano llamando a Jimena.

—Creo que los voy dejando...—Subió las escaleras a la azotea y saltó como toda una profesional en el parkour.

Tengo Miedo a PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora