XXII. No merezco volver

4 2 2
                                    


Bajé las escaleras y la recibí.

—Buenos días, señorita Strawberry...—la saludé tímidamente— ¿gusta algo de té?

Asintió.

Le preparé el té a su gusto y comenzó a beberlo.

— ¿Qué le sucedió a mi hija...? —Me preguntó.

—Mi abuela asesinó a Jimena, yo lo siento mucho, sin embargo, ella también murió...—Le respondí con dificultad.

Aquella noticia la devastó.

—Mi amor...—rompió en llanto—siempre intenté protegerla de ella, sin embargo, ayer no estuve a su lado, esto es mi culpa...

La abracé con fuerza.

—No es su culpa, a veces no podemos proteger a las personas que más amamos, yo perdí a mi abuelo y también lo extraño tanto, pero sé que gracias a el soy una gran persona...—La intenté consolar.

—Eres alguien muy bondadoso y te agradezco lo que hiciste por mi hija—me sonrió mientras terminaba de beber su té—, sin embargo, antes de irme, quiero entregarte una carta que me pidió que te la diera después de morir...

—Gracias, señora Emily... —Tomé la carta y la guardé en el bolsillo.

Salió de la casa, no sin antes despedirse.

—Mi amor, ¿Cómo dormiste? —Le pregunté dulcemente a Sofía.

—Bien, gracias por preguntar, pero debería preguntar, ¿cómo estás tú? —Me respondió con una sonrisa.

—No lo sé, parece que hoy voy a perder la poca estabilidad que me queda después de la muerte de Jimena...—Le respondí al borde de las lágrimas mientras me sentaba al pie de la escalera.

—Entonces, estaré contigo, ven, acompáñame...

Winny bajó corriendo las escaleras a lamerme.

—¿Quieres también venir con nosotros? —Le pregunté mientras la abrazaba con fuerza.

Asintió mientras meneaba su cola felizmente. Salimos de casa y fuimos a una colina cercana.

—¿Estás listo? —Me preguntó Sofía.

—Listo...

Tomé el sobre y lo abrí.

Dentro estaba un corazón de plata.

— ¿Qué me tienes que decir? —Pregunté en voz alta.

Comencé a leer la carta.

"17 de diciembre 1999.

Para mí siempre amado lobito.

Hola, Daniel, o... Bright Apple, me pesa tanto en el corazón decirte estas palabras, pero si lees esto, significa que habré muerto finalmente.

A lo mejor, mis sospechas se cumplen, siendo asesinada por tu madre, pero eso no importa, quiero decirte que fuiste la mejor persona que conocí en toda mi vida, y lo siento por lo que te voy a decir.

Cuando murió mi madre, me enteré de la dura realidad que debía sufrir de ahora en adelante, mi madre y yo tenemos un padecimiento, el alzheimer.

Es un padecimiento de mierda, pero no puedo hacer nada para evitarlo, no existe cura en el mundo, para mi padecimiento, sin embargo, lo retrasé cuanto pude, con ayuda de Emily.

Ella me apoyó en todo lo que necesitaba, me leía libros cada noche como una niña pequeña. Ella encontró la mejor forma de atrasar lo inevitable y hoy solo quiero decirle gracias a ella, ahora estaré en paz...

Tengo Miedo a PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora