Viernes, 23 Noviembre 2018.
JiMin estaba frente a su espejo, secando su cabello castaño mientras pensaba en el día anterior, no había visto al pálido luego de aquel encuentro en los casilleros, al parecer este se encontraba en los camerinos de grabacion, por ende no lo había visto, y al parecer no lo vería en algunos días.
Pues las semanas de entrevista, sesiones de fotos y todo lo que conllevaba la presentación física había sido dejado atrás para enfocarse en las otras cosas que implicaba ser un Ídolo, NamJoon estaba teniendo una que otra entrevista, pero pocas en comparación que antes.
Ese día le habían informado que podía entrar dos horas más tarde, y aunque iba a entrar mas tarde, no era seguro que trabajará, pues el CEO Kim estaba indeciso si llevar a sus dos más grandes famosos a un evento o no, pero el estaría a disposición de cualquier decisión.
Con el informe de que las semanas siguientes tendría menos trabajo, se dió el tiempo de retomar sus rutinas de entrenamiento, sentía sus piernas un poco más suaves, y al haber tenido una buena forma física desde adolescente le resultaba de cierta manera inquietante. Talvez no volvería a la danza, pero al menos trataría de ir al gimnasio unas cuantas horas antes de ir al trabajo.
Miro su reloj y se apresuro en secar su cabello, para luego ponerse su ropa interior, un buzo algo holgado y una camisa sin mangas, dejando a la vista los brazos delgados pero firmes. Se colocó un poco de locion, y tomo su bolso, en dónde llevaba dos botellas de agua de medio litro y unas toallas medianas.
Tomo su gorra y un cubrebocas, últimamente las personas buscaban como acosarlo con mayor esmero desde que comenzo a trabajar con la empresa Min&Kim, pero sabía el porque, por lo cual se cubría lo más que podia.
Fue hasta su garaje y saco su moto, el tienia un auto y su adorada moto, pero usaba muy poco la ultima, pues el auto era un poco más útil en cuanto a personas. Pero en esa ocasión pensó que estaba bien llevarla, busco su casco negro y lo sostuvo en su brazo, mientras su bolso se mantenía colgando de su cuello, cruzado en su pecho.
Saco la moto y al estar afuera ya con el garaje cerrado se puso el casco, no había necesidad de despedirse, pues apenas estaba saliendo el sol, y sus amigos que habían decidido quedarse la noche anterior, estaban dormidos al igual que su hermano.
Encendió el vehículo de dos ruedas y sonrió al escucharla rugir levemente, el sonido no era muy fuerte y le encantaba, subió sus dos pies y comenzó a manejar hasta aquel gimnasio que quedaba como a cinco minutos si iba en moto.
Mientras manejaba su mente se dió la tarea de recobrar muchas cosas, en especial aquella situacion que lo estaba incómodado recientemente.
Recuerda el día que conoció a YoonGi, había estado tan nervioso... Tan inquieto al caerle bien al pálido solo por ser su amor platónico, en ese entonces aún no sentía esas vacas arremonileando su interior, solo eran esos nervios producidos por ver a alguien sumamente atractivo, sin embargo, comenzó a conocer las facetas del Idol, se fue encariñando de el, le comenzo a gustar más de lo que era permitido.
Sus sentimientos cada vez crecían más, el fuego arrasador llevándolo consigo en cada encuentro de besos calurosos que se daban, su conciencia racional se desaparecía, y su corazón se alteraba ante los temblores que su cuerpo sufría cada vez sus YoonGi lo acariciaba, sentía que lo amaba con sus tactos.
Sentía que de a poco comenzaba a madurar con respecto a sus sentimientos, el era nuevo en las cosas de amor, a pesar de tener veintitrés años, nunca se había enamorado, nunca había experimentado lo que en ese momento hacia.
Dejando atrás el tema, abandono atrás sus pensamientos para estacionarse al frente del gimnasio de tres pisos, era uno enorme y conocía perfectamente a los entrenadores de ahí, pues desde que cumplio los diecisiete años y se mudo a Seúl había ido a aquel gimnasio.
Le puso el seguro a su moto y con el casco entro a la recepción del lugar, en dónde pidió un casillero y guardo su casco, luego dió su tarjeta y se encargó de pagar un mes de entrenamiento, ahora trataría de venir más seguido, antes de entrar a su trabajo en lleno.
Al llegar al lugar en dónde estaban las primeras máquinas un chico moreno y bien formado lo visualizo, a lo que el sonrió cuando sus miradas conectaron.
— JiMin, que gusto volverte a ver. — Hablo Kai, abrazándolo con su duro, ejercitado y sudoroso cuerpo. — El trabajo no te tiene mal como pensé, de hecho estás más lindo que nunca.
Soltó una risita ante aquello y le termino sonriendo en forma de agradecimiento.
— Tu no estás nada mal. — contesto, echando una breve mirada al lugar. — Veo que has mejorado el lugar, ni comparado hace tres años.
— Siempre tratamos de darles a nuestros clientes lo mejor. — fue lo que dijo el chico, para tomar tomar su bolso por el y cargarlo, el solo lo dejo, porque recuerda que así solía ser con el aquel chico moreno. — Me dijeron que pediste específicamente que yo fuera tu entrenador, me alagas.
Sonrió y asintió, viendo que iban al segundo piso, Kai aparte de ser el administrador del gimnasio también era entrenador en ocasiones.
— Si, eres con el que tengo más confianza aquí, siento que es mejor.
— Obvio que soy el mejor, verás la envidia de los otros cuando vean que entrenó al hermoso y famoso Park JiMin.
Ambos rieron y llegaron al segundo piso, en dónde Kai se detuvo en una zona que habían dos bancas, indicándole que comenzaría con un calentamiento para luego hacer ejercicios de piernas, que es por lo que comenzarían.
Entonces, con las indicaciones de Kai comenzó a hacer el calentamiento, comenzando a sentir aquella satisfacción que sentía antes cuando iba al gimnasio, talvez esto era algo bueno después de todo.
Al menos ya no se enfocaría tanto en los problemas que estaban albergando su tonto corazón.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.La edición sigue en progreso, trato de mejorar la historia cada vez más, espero y les vaya gustando todo, y también que me apoyen bubis
Se les ama muchito, coman y cuidense, muah
Editado: 06/11/2022
ESTÁS LEYENDO
Fan en secreto. // YoonMin
Fiksi PenggemarJiMin es un chico muy reconocido para su corta de edad de veintitrés años, era un estilista muy solicitado en el mundo de la industria, siempre manteniendo a raya su moral y ética. Pero quien diría que por una solicitud de sus amigos por su parte, h...