Me abro paso entre los montones de correo en el suelo de madera, balanceando una caja entre mis manos cuando la puerta se cierra de golpe detrás de maderas las vibraciones levantan polvo de dos años en los rieles de la imagen en el pasillo vacío, las finas partículas
estallan en la tenue luz antes de mí y se dirigen a mi nariz. Estornudo, una, dos, tres veces, dejando caer la caja a mis pies para frotar el cosquilleo.-Maldita sea-, olfateo, pateando la caja a un lado y camino hacia el pasillo en busca de pañuelos.
Entrando en el salón, entro a través de las cajas desordenadas en busca del que se llama BAÑO. No me gustan mis posibilidades. Cajas en círculo de cinco pisos me rodean, todas
esperando ser desempaquetadas. No sé por dónde empezar.Dando vueltas lentamente, examino mi nuevo lugar: un piso bajo en una casa georgiana convertida en una calle arbolada al oeste de Seul. La ventana en el salón es enorme, los
techos altos, los pisos originales. Camino hacia la cocina, haciendo una mueca al sentir el olor a rancio y la capa de suciedad en todas las superficies. El lugar ha estado vacío
durante dos años, y se nota. Pero no es nada como un día con un par de guantes de goma y una botella de limpiador que no se puede clasificar.
De repente estoy emocionado, imaginando cómo todo brillará después de que lo haya atacado con un cubo de detergente, abro las puertas dobles al jardín del patio para dejar entrar algo de aire, luego me dirijo al dormitorio principal. Es un espacio inmenso, con un gran baño y una chimenea recargada original. Sonrío, retrocediendo al pasillo y entro en el segundo dormitorio, aunque tengo otras ideas para este espacio. Imagino mi escritorio
debajo de la ventana mirando hacia el bonito patio, y mi banco de trabajo que se extiende por la pared trasera, repleto de dibujos técnicos y archivos.Es mío. Todo mío.
Me tomó un año encontrar el piso perfecto en mi rango de precios, pero finalmente estoy aquí. Finalmente tengo mi propio lugar, así como mi propio estudio para trabajar.
Siempre me dije a mí mismo que tendría mi propio negocio y mi propio hogar cuando tuviera treinta
años. Golpeé mi objetivo por un año entero. Y ahora tengo este fin de semana para que se sienta como en casa.Como en señal de aviso, hay un golpe en la puerta de entrada. Corro por el piso, mi piso, y abro la puerta, y me encuentro cara a cara con una botella de Prosecco empujándome.-¡Bienvenido a casa!- Canta Tae y empuja dos vasos también.
-¡Oh, Dios mío, eres un dios!- Me lanzo hacia adelante, agarro las cosas y me aparto a un lado, dándole la bienvenida a mi nuevo hogar. Tengo la mayor sonrisa en mi cara.
Retrocede y avanza, su pelo negro le llega a la nuca, sus ojos oscuros brillando de felicidad, felicidad por mí. -Primero brindamos, luego limpiamos.
Estoy de acuerdo cuando cierro la puerta detrás de él, siguiéndolo a la desordenada sala.
-¡Mierda, Minie!- Jadeó, deteniéndose en la entrada cuando miraba la montaña de cajas. -¿De dónde salieron todas estas cosas?
Paso junto a él y coloco los vasos en una caja, comenzando a retirar la lámina de la botella de efervescente. -La mayor parte es trabajo-, digo, haciendo girar el corcho y
comenzando a verter.-¿Cuántos libros y lápices necesita un arquitecto?-, Pregunta, señalando hacia el lado opuesto del salón, donde hay una línea de cajas de plástico que se extienden a lo largo de una pared, todo relleno con varios archivos, libros de texto y artículos de papelería.
-La mayoría de los libros son de la Uní. Jae se detiene mañana con una furgoneta para llevar las cosas que no quiero a la tienda de beneficencia. -Le doy a Tae un vaso y lo hago
después con el mío.
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Corazón Prohibido Kookmin
Fiksi PenggemarJimin nunca ha experimentado la "chispa" con un tipo - el tipo de química instantánea que te roba el aliento y te ciega completamente. Hasta que una noche con amigos lo pone cara a cara con Jungkook el sexy y misterioso Jungkook. No es sólo una ch...