Hank Hawkings Harrison, nuestro otro protagonista, su nombre y apellidos hicieron que fuera apodado como triple H. Desde que era niño Hank mostró un enorme interés por la música, a los 12 años ya tocaba piano y guitarra, su sueño era dedicarse a la música profesionalmente; muchos le advertían que se moriría de hambre si lo hacía, pero su respuesta era siempre la misma: ¿Y por qué te preocupas? El que sufrirá las consecuencias será mi estómago, no el tuyo.
Hank encontraba en la música una libertad única y perfecta, para él, "El arte fue y será un refugio, un universo y una manera de mostrarle a todos, la perspectiva que cada uno tiene de la vida.
Hank no era precisamente el centro de atención pero tampoco alguien cuya presencia pasara desapercibida, su voz era temblorosa y casi siempre aguda; cuando comenzaba a tocar el piano o la guitarra se convertía en alguien completamente diferente, su voz dejaba de ser tenue para volverse muy fuerte, y su cuerpo se movía libremente, se veía exactamente como alguien que deja a la música fluir por su ser, era como si tuviera orgasmos en el alma cuando tocaba sus instrumentos musicales.
—Pero Hank también terminó en el hospital Psiquiátrico ¿Por qué?
—Verás amigo lector...Hank tenía alrededor de 21 años y ya se dedicaba a la música de manera profesional, no era un músico famoso ni el integrante de una banda popular, trabajaba en producciones musicales para películas, series, videojuegos, etc. Para muchos eso sería un sueño a medias o hasta una falta de respeto para alguien tan talentoso, pero para Hank era todo lo contrario. Él era feliz en lo que hacía, aunque su nombre fuera uno más del montón en los créditos, el hecho de poder ganarse la vida con la música era más que suficiente. Además su trabajo le permitía viajar, nunca iba fuera del país pero siempre iba a diferentes ciudades, las exploraba y así es como buscaba inspiración para las bandas sonoras cuando se sentía en un bloqueo creativo.
Y ahí estaba Hank, en uno de sus viajes en busca de la inspiración ideal, le habían pedido una banda sonora para una escena de terror, algo que hiciera al público sentir intriga y temor, él nunca había hecho algo así, pensó que ir a una casa de terror le ayudaría a saber cómo se escucha el miedo. Todo estaba marchando bien, se dirigía a la ciudad donde estaba la mayor casa de terror de todo su país, serían solo un par de horas de vuelo para llegar hasta su destino, pero fueron segundos lo que bastó para que Hank sintiera un pavor enorme, uno tan grande que que ninguna casa de los sustos podría haberle provocado nunca.
A mitad de su vuelo Hank miró por la ventana y se sintió nervioso por la experiencia que estaba a punto de vivir, poco a poco cerró los ojos y se durmió. Después de unos minutos comenzó a despertarse a causa del ruido, varios gritos de desesperación se escuchaban en todas partes, pensó que alguien había entrado en pánico y no podían calmarlo, pero la realidad era por mucho algo peor. Al ver por la ventana se dio cuenta que el avión estaba volando bajo, demasiado bajo ¡Se dirigía directamente al suelo! ¡Estaba cayendo!
La gente dentro estaba en completo pánico, todos gritaban y trataban de huir, Hank, intentó salir de su asiento quitándose el cinturón de seguridad, pero ¿De qué serviría? Entendió al instante que no había escapatoria, y si estaba a punto de morir, quizás lo mejor era gastar sus últimos minutos en algo que valiera la pena. Hank pensó en su madre, sus hermanos, su novia, su mejor amigo y su trabajo, tratando de evitar entrar en pánico se afirmó a sí mismo que había tenido una buena vida. Resignándose a la muerte, Hank cerró sus ojos, se puso unos audífonos y dejó que We Belong Together de Ritchie Valens fuera su última canción.
Observó como las personas peleaban unas con otras por abrir la puerta del avión, había una cantidad de pasajeros que estaba rezando, quizás varios de ellos eran "Ateos"; vaya manera mas hipócrita de morir. Otros abrazaban a su familia y les mentían diciendo que estarían bien, algunos intentaban romper las ventanas, era todo un caos. Hank no entendía porqué trataban de huir, aunque saltaran del avión la altura y velocidad de caída los mataría, pero bueno, sin duda el mundo no se sentiría tan mal por perder a gente tan estúpida.
Entre todo ese alboroto, Hank observó un hombre sentado en la fila de asientos de al lado, estaba tranquilo, como si no pasara nada, encendió un cigarrillo y cerró los ojos, aquel sujeto sin duda llevaba mucho tiempo esperando la muerte, tanto que la estaba recibiendo de brazos abiertos. El hombre notó que Hank lo miraba, le hizo una leve afirmación con la cabeza y siguió fumando su tabaco como si no pasara absolutamente nada. Hank le devolvió el gesto y extendió su mano esperando que el hombre le dejara fumar de su cigarrillo, Hank nunca había fumado pero en ese punto el preocuparse por el cáncer de pulmón era lo de menos. El hombre estaba por dárselo cuando de pronto... El avión se impactó contra el suelo. La última imagen de Hank fue ver cómo el sujeto fue aplastado por los demás pasajeros y quedó sepultado entre el desastre, cosa que pasó exactamente igual con él, sintiendo cómo su cuerpo era consumido por la tragedia.
El avión se estrelló en un bosque, no explotó pero quedó destrozado, restos de cuerpos humanos, fuego y partes del avión quedaron esparcidas por el camino que la máquina recién accidentada había dejado en el trayecto de su choque; era imposible que alguien haya sobrevivido a tal catástrofe.
Hank creyó que había muerto, después de todo, su cuerpo y mente se encontraban muy tranquilos, no escuchaba ni veía nada, sintió que estaba experimentando la muerte de primera mano, pero no era así, de pronto el ruido comenzó a invadirlo, lo que parecía paz ahora eran agonizantes gemidos y un fuerte calor y, seguido del olor a humo, Hank pensó que estaba en el infierno, y sí, lo estaba, pero no un infierno espiritual, Hank se encontraba entre su propio infierno, pues había sobrevivido al accidente. Cuando recobró la conciencia por completo, se dio cuenta que algo lo estaba aplastando, con mucho dolor y varios huesos rotos, logró salir de entre un montón de cadáveres que estaban sobre él, al parecer ellos lo protegieron de una muerte segura.
Puede que estuviera vivo pero no intacto, tenía múltiples fracturas y todavía se encontraba confundido por la situación, y el hecho de ver fuego, cadáveres y restos por todos lados lo dejaban aún más babélico. En cuanto pudo asimilar mejor la situación, Hank buscó salir pronto del lugar, si el avión no había explotado no tardaría en hacerlo.
Hank intentó correr pero cayó al suelo, su cuerpo aún seguía débil, comenzó a arrastrarse, luego, poco a poco se puso de pie, y entonces comenzó a caminar entre los restos del accidente, pero no sólo él estaba vivo, entre los restos del avión podían oír sollozos gemidos y leves súplicas de ayuda, Hank sabía que si volteaba a verlos no podría irse sin ayudarlos, y eso podría costarle su propia vida. Sin siquiera darle un poco de importancia al asunto, Hank cubrió sus oídos con ambas manos y siguió adelante, incluso caminaba con más firmeza para que el dolor de sus fracturas lo distrajeran de los suplicantes y moribundos ruidos de los pocos sobrevivientes que quedaron, con mucho esfuerzo Hank logró salir de los restos del avión, y se arrastró tan lejos como pudo del lugar, estando ya varias decenas de metros lejos del sitio, Hank escuchó cómo el avión explotó y los gritos de ayuda fueron callados de una vez y para siempre.
Ni siquiera ahí se detuvo, él siguió caminando hasta que sus piernas no pudieron más y se recostó al pie de un árbol. Entonces, cuando logró tranquilizarse un poco y dejó de sentirse extasiado, su humanidad regresó, y Hank comenzó a llorar. Lloró y se maldijo una y otra vez por dejar atrás a esas personas que le suplicaron por ayuda. Su llanto se cortó del golpe cuando sintió un dolor en el abdomen, se levantó la camiseta y notó que un trozo de metal estaba incrustado en su costado posterior derecho. No hizo nada, prefirió esperar, él sabía que si se quedaba ahí la ayuda llegaría pronto.
Hank se sentía peor con cada minuto que pasaba, pero se negaba a quedarse dormido, y en cierta manera aún tenía esperanzas de no ser el único sobreviviente, por momentos se callaba y trataba de escuchar a lo lejos, en dirección al avión caído, quizás alguien haya sobrevivido y tal vez él podía ir a su rescate... Pero no recibía la respuesta que esperaba, sólo el sonido del fuego y un ligero olor a cenizas.
Hank ansiaba la llegada de los paramédicos, así lo anestesiarían y dolerle tanto el cuerpo como la conciencia, el sonido de un helicóptero fue lo primero que escuchó, en unos instantes las sirenas se hicieron presentes, no tardaron en encontrarlo y subirlo a una camilla, lo metieron dentro de una ambulancia y y lo drogaron, como él deseaba.
Hank fue rescatado y pensó que su infierno había terminado, no tenía idea de que apenas era el preludio de su peor pesadilla.
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AMOR POS BIPOLAR
RomanceHank Hawkings Harrison, es un productor y compositor musical de 21 años, es bastante joven pero ya lleva a cabo su sueño de dedicarse a la música. Después de sobrevivir a un accidente de avión desarrolló Trastorno de Estrés Postraumático (T.E.P.T) y...