CAPÍTULO VII: POS ROMANCE

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Luego del espectáculo que dieron Hank y Lucy, ambos, junto a varios pacientes más, fueron llamados para recibir Terapia de Grupo. Aunque Lucy llevaba varias semanas en el Hospital esta era la primera vez que interactuaba con los otros pacientes y el personal de trabajo de las instalaciones. Los llevaron al Edificio 2, ese era el lugar se realizaban las actividades terapéuticas y recreativas Una vez llegaron a la terapia de grupo le dieron la palabra a Lucy.

—Mi nombre es Lucyana Granty, pero ustedes pueden decirme Lucy. Tengo 20 años y soy actriz, estoy aquí porque padezco T.I.D y quiero aprender a sobrellevarlo correctamente, si por A o B motivo me ven actuando de una forma infantil, depresiva o agresiva es porque una de mis otras "Yo" tiene el control. No son peligrosas pero tampoco traten de relacionarse mucho con ellas.

Lucy contó muchas cosas sobre sí misma, omitió algunas y de vez en cuando soltó un par de lágrimas por otras. Cuando terminó de hablar, las personas presentes comenzaron a contar sus propias experiencias, muchos llevaban un buen tiempo, para ellos hablar frente a otros era fácil. Por otro lado, un par que apenas fueron internados demostraban su miedo e inseguridad por cómo esto afectaría su reputación, incluso negaban tener un problema.

Finalmente fue el turno para hablar de Hank, se presentó a los nuevos y relató cómo el accidente del que salió vivo lo había hecho tener trastornos psicóticos y Estrés Postraumático, pero, pese a todo se sentía agradecido de que su mejor amigo no lo haya dejado solo. Muchos le comenzaron a preguntar a detalles sobre el accidente, la terapeuta pidió que no lo hagan hablar de eso pero Hank dijo que estaba bien y respondería con gusto.

—La verdad es que no puedo superar la culpa que siento. —Dijo Hank, mirando a la nada— Recuerdo perfectamente los gritos sollozantes de las personas que sobrevivieron pero no podían moverse, mi egoísta deseo por sobrevivir me hizo darles la espalda, siempre me creía especial por tener un excelente oído, pero caminar entre aquel desastre me hacía sentir envidia de los sordos.

El Continuaba hablando, pero cada vez se le quebraba más y más la voz.

—No saben lo aliviado que estuve cuando la explosión silenció a los pocos sobrevivientes que quedaron... yo... yo... sólo estaba salvando mi vida... —En este punto Hank comenzó a sentirse mal, comenzó a comportarse de manera muy inusual, dejó de moverse repentinamente, se sostuvo sobre sus rodillas jadeando, como si le faltara el aire, sus ojos estaban muy abiertos, empezó a mirar a todos a la cara con una expresión de desesperación. Su frente empezó a llenarse de sudor y sus manos no dejaban de temblar.

—¡No habían más opciones! ¡No habían más opciones! ¡No fue culpa Mía! ¡Sólo Estaba sobreviviendo! —Gritaba eso una y otra vez, no dejó de decirlo en ningún momento, ni al caer al suelo, ni cuando los enfermeros lo sujetaron y sedaron, incluso después de que se lo llevaran sus gritos aún podía oírse mientras se perdían en el silencio de la habitación.

Lucy no sabía qué pensar al respecto, pues cuando vio a Hank la primera vez, si le hubieran dicho que era un enfermero de seguro lo habría creído, el chico que antes puso sonrisas entre tantas personas, se fue dejando rostros llenos de espanto, asco y lástima.

La terapia de grupo se dio por finalizada al instante, los enfermeros llevaron a Lucy a su nueva habitación, era algo pequeña, de no más de 3m x 3m, se podía percibir un olor a farmacia desde dentro (El olor a farmacia existe, nadie me dirá lo contrario), sus paredes de un color gris opaco, sin ventanas ni nada que dejara entrar la luz, no había algo que decore el lugar, ni cuadros, floreros o muebles, tan vacía estaba que lo único que se resaltaba era la cama, que era para una sola persona, con sábanas celestes y una almohada que se veía tan rígida como una roca. Una cómoda en la esquinza con una lámpara sobre ella, una taza de baño que era cubierta por una cortina corrediza, una pequeña mesa y una planta sobre ella, de plástico claro, todo eso hacía que el ambiente ya no fuera sólo deprimente, era completamente alicaído.

AMOR POS BIPOLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora