Pobre Lucy, debe lidiar con otras 4 entidades dentro de su mente, aunque fue capaz de mantenerlas controladas y darles su tiempo para estar en posesión del cuerpo cuando resultara conveniente, de vez en cuando salían de repente y causaban desastres. No obstante, Lucy aprendió a vivir con todas ellas, y más importante aún, todas aceptaron a Lucy como su anfitriona, la persona que debía hacerse cargo de todo; pero había una de ellas que no estaba de acuerdo con tener a Lucy al mando, la cuarta y última entidad dentro de Lucy: Darlene Wendell.
Darlene es la última personalidad que Lucy desarrolló, ella surgió luego de una fiesta en la que Lucy recibió fuertes humillaciones, ofensas y desprecio de parte de muchas personas por ser una actriz poco reconocida, toda esa frustración, rencor, ira e impotencia la consumieron completamente, y dieron como resultado el origen de un nuevo alter ego.
Darlene era manipuladora, egocéntrica, egoísta, narcisista, obsesiva y extremadamente oportunista, no le importaba pasar por encima de todos con tal de conseguir lo que quería, y eso fue exactamente lo que hizo.
Darlene podía mantener el control del cuerpo mucho más tiempo que las otras entidades, incluso que la misma Lucy. Aprovechándose de eso hizo cosas horribles para poder alzarse en el mundo del espectáculo, logró poner a las demás entidades en contra de Lucy, y también la humilló por no ser capaz de progresar en el mundo del cine. La estocada final fue cuando le puso el desafío de conseguir un papel protagónico para demostrarle que el problema no era el manejo de la industria del arte, si no su incompetencia e ineptitud, Lucy aceptó el reto, pero no fue capaz de superarlo, una vez más le negaron un papel protagónico por negarse a poner su belleza por encima de su pasión.
A los productores les importaba más que se viera bella hasta en escenas desgarradoras y no que tuviera una expresión de dolor real. Lucy comenzaba a cansarse de esa situación, ya hasta había perdido la cuenta de las veces que la superficialidad le arrebató una oportunidad de ser protagonista de algún proyecto audiovisual.
Lucy volvió a su casa frustrada y llena de pesadumbre, estaba segura de que podría conseguir el papel, pero no fue así, se culpó a sí misma y aceptó que todo lo que dijo Darlene era cierto, quizás ella misma era la del problema, sólo ella tenía la culpa de quedarse estancada.
En cuanto llegó a su departamento, Lucy buscó el Whisky que tenía guardado en una caja dentro de su armario, lo reservaba para cierta ocasión especial, ansiaba beberlo por festejo, pero no fue así; aquel licor de lo más caro y de la más alta calidad no tenía sabor a victoria, su sapidez era amarga y decepcionante como la derrota misma, con cada pequeña ingesta otra venía enseguida, sorbo tras sorbo, ahogaba su pesar en alcohol y más alcohol, con una desesperación de querer llegar a un estado en el que su dolor y no importara, en el que lo malo no la tocara, ella se alcoholizaba con el afán llegar al punto de recordar porqué bebía, recordarlo y seguir bebiendo.
En un punto Lucy se movió hasta su espejo, y comenzó a hablar consig misma con la poca compresión que aún le quedaba.
-Mírate, eres patética, no has logrado nada, eres una completa decepción, una inútil sin remedio, una idiota que de verdad llegó a creer que podría ser más que una cara bonita ¿Te ves bonita ahora? ¡Eres una pobre borracha con aires de perdedora!
Lucy se menospreciaba con ironía, pero en un punto no pudo seguir y se lanzó a llorar en el piso de su baño, sus llantos eran los de un alma a punto de quebrarse, un llanto silencioso que termina en gritos de desesperación.
-¿Qué mal pude haber hecho para ser castigada de esta manera? ¿De verdad merezco esta maldición? ¿Y si fue Anne, Matilda o Darlene? ¡¿Por qué tengo que pagar yo los pecados de otras personas?!
Esas palabras fueron el punto detonante en la mente de Lucy, su severa depresión y estado de embragues eran dos acciones que, por separadas, podrían hacer que Anne o Matilda se manifestaran; pero no pueden estar presentes dos o varias entidades al mismo tiempo... eso era lo que Lucy creía, y quizás ese fue el motivo por el que bajó tanto la guardia.
Lucy se encontraba muy inestabe, tanto que aún si había el riesgo de que Matilda o Anne se apoderarán del cuerpo e hicieran algo estúpido, ya no le importaba, después de todo, lo más probable es que ahora Darlene tomara el control de su cuerpo y ya no la dejara volver a salir jamás, prácticamente estaba a nada de morir, lo que hiciera no iba a afectar su cercano final, así que, no conforme con beber y sentirse miserable hasta llevar su alma a la agonía espiritual, decidió tomar una acción sadomasoquista: recordar a su hermanita difunta, Licy.
Lucy fue hasta su habitación y buscó una foto de Licy que le quedaba, la única foto que tenían juntas, pues su padre quemó todas después que ella muriera, se sentó en el borde de la cama, bebiendo directamente de la botella mientras sostenía la foto de Licy con su otra mano.
-Sabes Licy... -Dijo Lucy mientras observaba la única foto que pudo conservar de su hermanita menor-. No sé quién soy, me siento como un camaleón que se ha camuflado tantas veces que olvidó cuál es su color original, si me quito una máscara, hay otra debajo, me he perdido en la búsqueda por encontrarme a mí misma. Tal vez no fuera así si tú estuvieras aquí... o si mi maestra también lo estuviera no me faltaría nada, pues mis dos más grandes amores me darían la fuerza que necesito para esto.
Lucy estaba liberando sin reprimenda sus emociones más pesimistas, frustrantes y melancólicas, todo eso la llevó a un punto detonante, un límite que fue cruzado, todas las entidades dentro Lucy buscaron salir al mismo tiempo, una tras otra. Querían, no, exigían el control del cuerpo, pues Lucy ya no era apta para tenerlo, y además estaban hartas de ser reprimidas, era una guerra en su mente y Lucy no era capaz de controlarlas, ya no era capaz de nada.
Con mucho esfuerzo y soportando una migraña que era como recibir varios martillazos en la cabeza, Lucy pudo tomar su teléfono y llamar a emergencias, les dio su dirección y les pidió llegar pronto, pero en ese momento Darlene tomó el control, ella les dijo que ya todo estaba bien y que no necesitaba su ayuda, Darlene tomó la botella de Whisky y miró su reflejo en ella, que inesperadamente le habló.
-Okay ¿quieres darles un motivo para que vengan? Yo te ayudaré.
En ese instante Anne poseyó el cuerpo, tomó la botella y la estrelló contra el suelo haciéndola trizas, levantó uno de los fragmentos de vidrio y se cortó la muñeca, aunque pareciera que tenía intenciones suicidas, Anne no se hizo un corte mortal, su intención era evitar que Darlene aparezca, ya que ella le tenía miedo a la sangre, algo extremista y estúpido, pero funcional.
-Debes salvarnos de Darlene, Lucy. -Se dijo Anne a sí misma.- Livi y yo, todavía confiamos en ti. -Y luego de decir eso, Anne cayó al suelo.
Lucy volvió a salir sólo para darse cuenta que su brazo tenía un corte que expulsaba demasiada sangre, estaba muy asustada, se cubrió la herida del brazo con su camiseta y salió corriendo por la puerta de su departamento en busca de ayuda, pero unos metros más adelante cayó al piso y perdió el conocimiento.
Por ahora, dejemos la historia de Lucy aquí y hablemos de nuestro otro protagonista: Hank.
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En varios capítulos habrán imágenes así, con mos créditos a su respectivo creador.
Ilustración de cortesía hecha por:
BRILLO_SOLITARIO
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AMOR POS BIPOLAR
RomanceHank Hawkings Harrison, es un productor y compositor musical de 21 años, es bastante joven pero ya lleva a cabo su sueño de dedicarse a la música. Después de sobrevivir a un accidente de avión desarrolló Trastorno de Estrés Postraumático (T.E.P.T) y...