CAPÍTULO XVI: ZAWASH

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Detrás de cada persona se esconde algo, una historia llena de sufrimiento, pérdida, dolor y tristeza; pero también de felicidad, de lucha, amor y aguante. A veces cuesta creer la vida que tuvieron muchas personas, pues sonríen de tal manera que pareciera que nunca han tenido que pasar por nada malo, y esas personas son las que han tenido que soportar las peores batallas.

Hank se preparaba para hablarle a Matilda acerca de su vida, y ella lo esperó, hasta que Hank finalmente comenzó con su historia.

Desde que era niño, no, desde antes de nacer ya estaba destinado a ser rechazado por todos, mi padre negaba que yo era su hijo y varias ocasiones intentó hacer que mi mamá me abortara, al final terminé naciendo, pero en pésimas condiciones, prácticamente al borde de la muerte.

Mi padre no pudo seguir negándome como su hijo, pues éramos iguales, cosa que se me hace extraña porque cuando nací parecía el alíen de E.T. Mis padres ya tenían dos hijos antes de mí, no recuerdo mucho de ellos porque nunca fuimos tan cercanos, de hecho, no recuerdo mucho de mi infancia, traté de reprimir todos mis recuerdos, pues en todos ellos sólo veía una familia que se trataba peor que enemigos.

Mis padres discutían todo el día, todos los días, mis hermanos estaban siempre en sus cosas y yo no tenía ningún amigo, en la escuela era un bicho raro por todos. Lo único que me llenaba era la música, y aunque eso hacía de mi horrible vida algo más tolerable, cada que volvía a casa me enfrentaba al mismo infierno de siempre.

Llegué a un punto en el que les pedí a mis padres que se divorcien, ya no quería seguir aguantando sus gritos e insultos todas las noches, pero hubiera preferido que se quedaran en eso, gritos e insultos, no fue así, un día las cosas llegaron demasiado lejos.

Un día mi padre golpeó a mi madre, mis hermanos no estaban en casa y yo tuve que enfrentar esa situación sólo, no sabía qué hacer, era sólo un niño, pero no podía dejar que mi padre siguiera con eso, hice lo que todo niño hace en esa situación, suplicar. Le rogué a mi padre soltar a mi madre, pero él no me oía, o más bien, me ignoraba, incluso intenté detenerlo pero no pude hacer nada, mi madre recibió tal golpiza que fue llevada de emergencia al hospital, mi padre se dio a la fuga y yo... bueno, yo me quedé toda la noche en mi casa del árbol, deseando que cuando llegara la mañana estuviera muerto, pero culpándome por no haber ayudado a mi madre, y maldiciendo a mis hermanos por no haber estado ahí.

Siempre me mantuve positivo y tratando de sacar buenas calificaciones, pero lo cierto es que nunca me he sentido parte de nada, al menos no hasta que conocí a Kenneth, pasé gran parte de mi vida siendo rechazado y tratado como un bicho raro, hasta que finalmente encontré a otro bicho igual de raro que yo, creo que todos tenemos un lugar al cual pertenecer después de todo.

Pero las cosas en casa nunca mejoraron, al final mi padre nunca regresó de su fuga, pensé que murió, pero hace poco más de un año, en uno de mis viajes de trabajo me encontré con él, y no sólo él, también con su nueva familia, sí, mi padre ahora tenía una nueva esposa y otros 2 hijos, no le dije nada, pese a tenerlo frente a frente y ambos sabíamos que debíamos hablar, yo sólo me di la espalda y me fui, fue exactamente lo mismo que hice con mi madre y hermanos hace 3, darles la espalda e irme de casa.

Nunca volví a hablar con mi madre, ni con mis hermanos, no porque no los quisiera, es que nunca me sentí dentro de una familia, y también les tengo cierto rencor, a mi padre por abandonarnos, a mi madre por nunca escucharme cuando le pedí divorciarse de mi padre para que dejaran de pelear, y a mis hermanos por nunca estar para mí.

—Tranquilo Hank. —Matilda detuvo a Hank, pues sus ojos se llenaron de odio, de venganza— Esto es para que liberes lo que sientes, no para que te te consuma.

AMOR POS BIPOLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora