CAPÍTULO XIII: ENAMORAMIENTO

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Lucy tuvo que hacerse cargo de lo que Matilda hizo, Aaron quedó en coma por shock anafiláctico y fue internado de emergencia en el hospital, si Aaron recuperaba la capacidad de hablar de seguro le pondría una demanda, si no quedaba con un fuerte retraso mental, claro está, fue algo difícil pero la madre de Aaron no levantó cargos en contra de Lucy, pudo salir bien librada de eso.

Lucy ya no tenía a dónde ir y para rematar ahora debía lidiar con otra personalidad más. La situación se había complicado demasiado. Ya no tenía nada, ni familia, ni amigos o un hogar. Vagó durante un rato por la ciudad, preguntándose ¿por qué a ella? ¿qué había hecho para recibir tantas torturas? ¿el no poder proteger a su hermanita? ¿no haber evitado el suicidio de su madre? ¿no darle apoyo suficiente a su padre? ¡Ya no importaba!, las cosas sucedieron y no había forma de cambiarlas, por más que lo deseara. Pero lo que más le frustraba, era gran parte de su sufrimiento era causado por su belleza y el deseo voraz de los hombres que la rodeaban, todo lo que le había sucedido, era por la superficialidad humana.

Lucy salió de la comisaría y fue a dar un paseo para pensar mejor las cosas, tras deambular por un rato como si se tratara de un fallo de la realidad, un cartel apareció de la nada, Lucy sólo cerró los ojos un par de segundos y de repente chocó con el cartel triangular, que tenía un anuncio escrito en letra muy grandes.

"Obra de teatro caritativa HOY: Los sartenes también van al cielo" (Entrada Gratis).

 Lucy pensó que eso podría distraer su mente por un rato, así que decidió entrar, lo hizo justo cuando la obra estaba comenzando, tomó su lugar en las filas que estaban hasta atrás, prestó atención a la obra en silencio y... le gustó mucho lo que vio. Los actores podían hacer sus interpretaciones libremente, no se veían presionados u obligados a estar ahí. Llevaban encima máscaras de maquillaje, al público no les importaba cómo se veían, estaban fascinados con su dedicación. La obra no era algo original, se trataba de una parodia al cuento popular de "Caperucita Roja" pero tenía ese toque que la volvía especial. Lucy no podía creer lo que estaba viendo, no importaba qué tan mal le estuviera yendo, en ese momento estaba siendo consumida por el arte del Teatro. Algo tan hermoso parecía irreal, pero esa belleza era opacada únicamente por el vigor de los actores y actrices, o tal vez eso era lo que lo hacía tan especial.

Cuando la obra terminó, Lucy aplaudió de pie, hasta pensaba que no podía ser mejor, pero las palabras de la directora tocaron su corazón.

En el teatro todos somos libres, aquí no importa nada más que el afán y deseo de entregarlo todo, jugamos con nuestros cuerpos y voces, interpretamos y reclamamos cada personaje como nuestro, El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma, aquí la superficialidad no tiene lugar, actuar es como bajarte los pantalones; expones tu intimidad. Esta obra es algo caritativo, lo que nazca de su corazón para donarnos, será suficiente, dejaremos este sombrero frente al auditorio para que nos den lo que gusten.

Las personas aplaudieron y ovacionaron la obra de pie, muchos se fueron al instante y otros dieron sus donaciones voluntarias. Lucy estaba completamente fascinada, no... cautivada, maravillada, deslumbrada, seducida ¡No había término que se acercara a lo que había sentido en ese lugar! Quizás la obra no fue más que una parodia y comedia popular, pero el ver a los actores entregándose a sus papeles sin importarles nada más, le hizo entender algo: "En el teatro la superficialidad no tiene lugar."

Lucy comenzó a creer que quizás si pertenecía a un lugar, uno donde su belleza sería lo que menos importaba, donde para llegar a lo más alto debía hacerlo con su dedicación y no con banalidades. Se acercó hasta el sombrero, extendió sus manos y las metió dentro. Los actores le preguntaron qué intentaba hacer, si planeaba robar o algo por el estilo. Lucy levantó la mirada y vio a la directora de la obra, una joven mujer y elegante, de no más de 21 años.

AMOR POS BIPOLARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora