Capítulo 2

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Los días avanzaron con un poco mas de calma, ya no había señales de los telmarinos por los alrededores, había sido así ya por unos días. Tal vez mantenerse ocultos había sido una buena idea, de esa forma estos ya no les cazarían y podrían vivir un poco mas seguros manteniéndose en la oscuridad del bosque. No podían darse el gusto de exponerse para ser extinguidos. Elianne continuaba haciendo recorridos en solitario a lo largo y ancho de Narnia buscando a narnianos rezagados para salvaguárdalos en su hogar y así durante años ella se encargo de rescatarlos y ponerlos a salvo, gracias a ella y a otros muchos de los habitantes de Narnia ahora tenían un nuevo hogar. Un lugar en donde mantenerse a salvo, el bosque oeste y el bosque tembloroso se habían convertido en el lugar donde los narnianos podían sentirse protegidos.

Elianne dormía profundamente en su cama, había sido una noche larga y le había costado conciliar el sueño debido a pesadillas que le habían estado atormentando desde hace ya varias semanas, el sueño se repetía una y otra vez. Hacia ella corría un joven de cabello negro, no lograba ver su rostro, pero si podía sentir el temor proveniente de todo su cuerpo además una flecha de color rojo perteneciente a Susan. Nuevamente despertó asustada, pero esta vez por el golpe en su puerta que logro despertarla. Aun algo asustada se levanto tomando una túnica y su espada, iba dispuesta a matar a quien estuviese tras la puerta. Abrió esta apuntando directamente esta hacia el intruso, mas la bajo a prisa al encontrarse una figura familiar.

— Nikabrik. -Dijo esta bajando la espada que apuntaba justo la punta de su regordeta nariz. - ¿A que debo tu visita a estas horas?

— Lamento la visita tan temprano, pero deberías venir conmigo a la casa de Buscatrufas. Es... importante. – El ceño de la castaña cambio al escuchar el tono de preocupación por parte del enano pelinegro.

Los ojos del enano mostraban una clara señal de angustia. Tenía el ligero presentimiento de que sus sueños tenían algo que ver con eso. Tomo sus cosas saliendo junto al enano pelinegro hacia la pequeña casa de Buscatrufas ubicada dentro del tronco de un gran abeto, los primeros rayos del sol del amanecer comenzaban a meterse por entre los árboles. Al llegar a la casa del tejón esta saludo al mismo con una sutil sonrisa, el mismo sirvió un poco de té a la mas joven.

— Entonces que es eso tan importante que interrumpió mi sueño. -Menciono esta mientras se acomodaba para beber el té. Y veía de forma fija al enano.

— Esto. -El tejón puso sobre la mesa una pieza familiar, una que conocía muy bien.

— Es... el cuerno de Susan ¿Dónde lo encontraron?

— Un telmarino y... -Se formo un silencio. – Lo hizo sonar.

— ¿Qué? -La cara de asombro por parte de esta les hizo reaccionar a todos, aunque por dentro estaba saltando de alegría, pues eso solo significaba una cosa. - ¿Y el telmarino?

— Durmiendo. Nikabrik lo dejo noqueado.

Elianne estaba tratando de asimilar lo que tenía en mente, sus sueños, el cuerno de Susan había desaparecido hace años, nadie sabia de su paradero y ahora lo tenia en sus manos. El enojo comenzaba a apoderarse de ella, esos salvajes aun después de tantos años continuaban arrebatándoles cosas y ese objeto era una prueba mas de ello. Lo apretó entre sus manos recordando de inmediato a sus amigos.

— El pan esta rancio. -Se quejo el enano provocando risas en la chica.

— Debería ofrecerle sopa entonces. -Agrego Buscatrufas. – no tardara en despertar.

— Si, no lo golpee con suficiente fuerza.

— Nikabrik, solo es un muchacho.

— Sigue siendo un telmarino. -Esta vez hablo Elianne apoyando al enano. -No es un cachorrito perdido.

— ¡Te ibas a deshacer de el! -Regaño Nikabrik.

— No, dije que me encargaría de él. No puedo matarlo ahora, le vende la cabeza seria como matar a un invitado.

— Puedo matarlo yo, no sería difícil. He matado a muchos de ellos. -Dijo Elianne mientras apretaba su espada.

— Por eso me agrada esta niña, es ruda.

— Elianne, muchacha. Eres más que una asesina de telmarinos.

— Lo sé, soy muchas cosas. No por nada tengo varios títulos otorgados. El debería estar temblando. Por cierto ¿Y Trumpkin? ¿Dónde esta el?

— Lo capturaron. Ellos... esperemos que este bien y no culpen al muchacho. -El saber que su amigo estaba en manos de esas bestias solo le hacía enfadar. Pero Trumpkim era un enano astuto y de carácter agresivo, se las arreglaría para salir de ese embrollo.

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Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora