Capítulo 18

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Los cuatro avanzaron con calma por el valle llevando arboles consigo. Peter observaba como se alejaban, por alguna razón sentía ese beso como una despedida. Desde el otro lado Miraz veía por el telescopio a las visitas inesperadas.

— Quizás se vienen a rendir. -Dijo el capitán.

— No. Son demasiado nobles para eso.

El bosque estaba plagado de telmarinos, por donde vieran ellos estaban. Elianne observo furiosa al notar como continuaban cortando a los árboles, eso era imperdonable. El gigante se sentó reposando su cuerpo contra uno de ellos y a su lado de mantuvo de pie el centauro, los hombres que pasaban por su lado los veían aterrados. Bajo una tienda una gran mesa con todos los nobles telmarinos y el rey de estos en medio de está siendo resguardado por su capitán. Elianne y Edmund estaban en el centro, manteniendo las miradas firmes. El justo aclaro la garganta antes de abrir el pergamino y comenzar a leer.

— "Yo Peter, por el don de Aslan. Por elección y por conquista. Gran rey de Narnia, señor de Cair Paravel y emperador de las islas solitarias. Con el fin de prevenir el abominable derramamiento de sangre. Me permito desafiar al usurpador Miraz a un combate cuerpo a cuerpo en el campo de batalla. – Continuó leyendo bajo la atenta mirada de todos los presentes. - Será un combate a muerte. La recompensa será la rendición total. -Al acabar de leer envolvió el pergamino.

— Dime, príncipe Edmund. -Hablo finalmente Miraz.

— Rey. -Interrumpió molesta Elianne quien solo apretó con fuerza la espada en su mano para no cometer una locura.

— Ah ¿Disculpa?

— Disculpa aceptada. -Dijo esta con un toque de ironía.

— Como dice mi acompañante. Soy el Rey Edmund. Solo Rey claro, Peter es el gran rey. -Elianne soltó una sutil risa ante la cara del usurpador. – Lo sé, es confuso.

— Bueno ¿Y la inoportuna señorita es?

— Elianne, guardiana y guerrera del bosque Oeste. Protegida del gran Aslan.

— Ah así que ¿Tu eres quien ha evitado que mis hombres invadan ese bosque? -Ella solo asintió mostrando una sonrisa. – En fin, volviendo al asunto ¿Por qué me arriesgaría a esa propuesta? Cuando nuestras tropas los aniquilarían para el anochecer.

— ¿No esta subestimando demasiado nuestro número? Porque hace solo una semana los narnianos estaban extintos.

— Y eso se repetirá.

— Entonces no tiene nada que temer... rey. -Dijo la castaña. Provocando las risas de este.

— Esto no tiene que ver con la valentía, señorita.

— Es tan valiente que rechaza enfrentar a un espadachín de la mitad de su edad.

— Nunca dije que no lo haría.

— Tiene nuestro apoyo majestad. -Dijo uno de los nobles. – Sin importar su decisión.

— Señor nuestra ventaja militar actual provee una perfecta excusa para evitar. -Dijo uno de los lores a lo que Miraz reacciono enojado.

— Yo no evito nada. -Ed y Elianne se vieron con una sonrisa pues su plan había funcionado bien.

— Solamente pensé en señalar que mi señor tiene todo el derecho de negarse. -Continuó Lord Sopespian.

— Su majestad jamás se negaría. -Añadió el general Giozelle. – Le deleita la oportunidad de mostrarle al pueblo el coraje de su Rey. -Ed observo al general mientras hablaba manteniendo una sonrisa de satisfacción.

— Tu. -Miraz apunto a Elianne con su espada. – Ojalá la espada de tu Rey llegue a ser mas filosa de lo que escribe.

— Claro, señor. -Curvo sus labios en una sonrisa. 

 

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Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora