Capítulo 3

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Justo en ese momento un joven de cabello negro y largo, alto y bastante atractivo salió de la pequeña habitación de Buscatrufas, vestía una camisa de color blanco, pantalón café. Corrió hacia la salida siendo detenido por Nikabrik que arrojo una silla evitando que el telmarino continuara su escape, Elianne solo observaba la escena desde un rincón. Aún estaba en shock, pues estaba segura de que ese muchacho era el que había estado en sus sueños desde hace ya meses, no tenia duda alguna, era él quien era el responsable de sus noches de insomnio. Nikabrik saco su espada amenazando al chico y este por su parte tomo un atizador de la chimenea para defenderse, Elianne al ver esto tomo su propia espada saliendo finalmente de las sombras para quedar frente a el, no iba a dejar que la sangre de uno de los suyos fuera derramada, menos en la casa del gentil Buscatrufas. Ambos se quedaron viendo, el rostro de asombro del pelinegro era un tanto cómica, después de todo la belleza de Elianne era cautivante. Pero aún así esta no dudo en usar su espada para intentar atacar a ese chico.

— Paren todo. Paren. -Dijo el Tejón quien intentaba detener el choque de espadas entre ambos. – Elianne ya detente. Para ya muchacha.

— ¿Elianne? -Cuestiono el muchacho algo confundido, pues aquel nombre era familiar, había escuchado este varias veces por parte de su tutor.

— Les dije que había que matarlo. -Regaño Nikabrik que estaba disfrutando de esa pelea.

— Ya saben porque no lo asesinamos. -Suspiro con pesadez el tejón.

— Si votamos, lo apoyo a el. -Dijo el joven quien mantenía el atizador alzado.

— Tu opinión aquí no es relevante, telmarino. -Elianne bajo su espada.

— Nos ha descubierto señorita Elianne, el sabe de nuestro paradero, no es seguro.

— ¡Ya basta Nikabrik! O me vuelvo a sentar en su cabeza. -Amenazo Buscatrufas, la risa por parte de Elianne se escucho en toda la sala, esa imagen en su cabeza le traía muchos recuerdos graciosos. – ¡Y tú! Mira lo que me hiciste hacer, pase toda la mañana preparando esta sopa. -Regaño a Elianne quien paro de reír de inmediato.

— ¿Q...que son ustedes? -Elianne rodo los ojos mientras ayudaba a Buscatrufas a limpiar ese desastre.

— Es gracioso que hagas esa pregunta. Supongo que no reconoces a un Tejón cuando lo ves.

— No la verdad, es que no. Son narnianos. Se supone que estaban extintos.

— Pues lamentamos defraudarte. -Dijo la castaña quedando ahora frente al joven para quitarle el atizador regresando este a su lugar correspondiente.

— Y tú... -El chico se puso de pie manteniéndose a una distancia corta de la chica. – Tu eres Elianne, la reina del bosque Oeste ¿No?

— En eso te equivocas, no soy Reina.

— Ella es la guerrera y guardiana del bosque muchacho, ella nos salvó a todos de una inminente muerte. Te recomiendo no meterte con ella si valoras tu vida. – Aquel comentario provoco una sonrisa en la joven. Buscatrufas regreso a su asiento luego de servir otro poco de sopa.

— ¿Desde cuándo albergamos soldados telmarinos? -Regaño Nikabrik.

— No soy un soldado. -Elianne giro la vista hacia él. – Soy el príncipe Caspian. Decimo.

— ¿Y que hace el joven príncipe aquí? ¿No deberías estar en tu sucio castillo planeando como matar a mas de los nuestros? -Elianne apretó con fuerza sus puños ante la idea de tener a alguien de la realeza en sus tierras.

— Estoy huyendo. -Este bajo la mirada. El silencio se apodero de todos. Nadie comprendía del todo las palabras dichas por el muchacho. -Mi tío siempre ha querido mi trono. Yo supongo que me dejo vivir hasta ahora porque no tenia un heredero propio.

— Pues eso cambia un poco las cosas. -Suspiro la castaña ante las palabras que salían de su propia boca. – Tu muerte ya no sería nuestra responsabilidad.

— Tienes razón. -El avanzo nuevamente hacia la entrada tomando sus pertenencias para poder salir de esa casa. No podía continuar en ese lugar, en su mente solo tenia pensado huir. – No puedo quedarme, mi tío no descansara hasta que yo este muerto. Y si me ve aquí, no dudará en arrasar con este bosque y matarlos a todos.

— Aunque no me agrade la idea de tener un telmarino en mis tierras. No puedes irte Caspian. -Elianne avanzo hacia el sosteniéndolo de la muñeca para evitar que este continuara con su partida. – Has venido hasta aquí por una razón. Tu ¿Sabes lo que es esto? -Dijo esta mientras sostenía el cuerno de Susan entre sus manos. – No puedes irte. No puedo creer lo que diré, pero te necesito aquí, ayúdame a salvar lo poco que queda de mi familia. 

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Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora