Capítulo 15

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Las flechas comenzaban a caer matando tanto a Narnianos como telmarinos, todos por igual estaban cayendo, llenando la plaza de sangre. Elianne sentía el dolor en su corazón al ver como sus compañeros caían y como ese minotauro daba su vida por salvarlos a ellos. En otros tiempo eso le hubiera causado satisfacción, pero ahora esa escena la destrozaba. El no resistió mas y termino cayendo al suelo con la pesada reja sobre el, la vida había perdido a un gran soldado. Reepicheep y sus ratones fueron los últimos en salir, mas de una docena de narnianos habían quedado tras la reja, no había nada que hacer por ellos. Elianne unió sus ojos con uno de ellos, lo había salvado anteriormente, ahora lo veía caer, susurro un lo siento antes de aferrarse a Peter estallando en llanto.

— ¡Peter! El puente.

— Sujétate. -Pidió Peter a Elianne que ya no podía estar más aferrada a él. El rey lograba escuchar el llano de su amada y en el fondo sabia bien que el era responsable de todo ese dolor, pero su orgullo era mucho mas grande.

Juntos saltaron el puente, los gritos de dolor de los que caían, sus suplicas retumbaban en los oídos de la castaña. Sentía el corazón romperse en mil pedazos, no habría forma de que pudiese olvidar los rostros de quienes habían abandonado tan cruelmente. Edmund fue el ultimo en abandonar el castillo de Miraz, sobrevolando sobre el hipogrifo vio con sus propios ojos toda esa masacre. Habían fallado.

Salió encontrándose con Peter en el camino, los demás continuaron avanzando cabizbajos ante la derrota. Avanzaron por el bosque, la nostalgia se había apoderado de todos ellos. Elianne continuaba sollozando, en el momento en el que Peter acaricio sus manos cerro los ojos, lo amaba, pero en ese momento lo odiaba, incluso mas que al mismo Miraz, su orgullo y sus celos le habían cegado por completo.

Llegaron finalmente al altozano con el sol del medio día. Todos traían el peso de las muertes sobre sus hombros, la castaña se aparto de Peter bajando sin demora del caballo, no podía pasar un momento mas a su lado. Este intento detenerla, sus ojos mostraban tristeza al ver como la persona que amaba se apartaba de su lado, pero sin más esta solo avanzo junto a Edmund. El menor noto la aflicción en su amiga, sostuvo su mano en un intento de darle tranquilidad. La pequeña Lucy salió a recibirlos viendo con horror a los pocos que habían llegado.

— ¿Qué paso? -Dijo esta con la voz temblorosa.

— Que te diga Caspian. -La castaña no podía creer lo que escuchaba. Después de todo ese absurdo plan había sido su idea, el era el responsable de todo ese daño.

— Peter. -Elianne avanzó hacia el, a cada momento se decepcionaba más.

— ¿A mí? Tu no aceptaste cancelar y aun había tiempo.

— No y todo fue gracias a ti. Si hubieras acatado el plan, los soldados seguirían con vida.

— Y si te hubieras quedado lo estarían seguramente.

— Tu nos trajiste, lo olvidas.

— Fue mi primer error.

— No, tu primer error fue pensar que eras un líder para ellos.

— ¡Hey! -Grito el pelinegro ya molesto. – Yo no fui el traidor que abandono Narnia y a quien supuestamente ama. -Esta vez Elianne sintió ese mensaje para ella. Y de cierta forma le encontraba la razón. Peter giro encontrándose con los ojos tristes de su pareja.

— Ustedes invadieron Narnia. Eres un usurpador, igual que Miraz. Tú, él, tu padre. -Caspian se detuvo de golpe. – Narnia estaría mejor sin ustedes. -Caspian grito tan fuerte que la piel de los brazos se le erizo por completo, ambos con la espada en mano apuntaron directo a la cabeza del otro. Los ojos de Caspian se encontraron con los de la guardiana, mismos que estaban cristalinos debido a las lagrimas que se estaban acumulando.

— ¡Ya basta! -Los detuvo Edmund, Elianne giro la vista viendo a Glemstorm con su amigo en brazos. La pequeña Lucy corrió hacia el para poder ayudarlo dándole un poco de su poción curativa. Caspian ingreso siendo seguido por Nikabrik, cuya expresión le erizo la piel a Elianne.

— Espero que estes contento. No solo perdiste a soldados hoy. Si tan solo hubieras escuchado. Te dije que era una mala idea Peter, eres tan tonto que no te das cuenta de las cosas, no siempre tienes la razón y espero que con esto te des cuenta de que gracias a tu orgullo perdiste mucho. -La castaña se paró frente a él, Peter había entendido a lo que esta se refería. El rubio sostuvo la mano de su chica evitando que esta se alejara. –

— Eli...

La castaña se alejo sin darle oportunidad alguna de continuar hablando. Edmund fue tras ella, desde que habían vuelto ambos no habían tenido la posibilidad de tener una conversación a solas, ahora creía que era tiempo para ambos de conversar. El justo unió miradas con su hermano antes de seguir a Elianne que se dirigía hacia el bosque a toda velocidad, deseaba en ese momento que Aslan estuviese a su lado, el era un buen consejero y estaba segura que el podría aliviar todo el dolor que estaba sintiendo. Su mente estaba llena de pensamientos confusos, quería gritar y desquitarse con algo. Cayo de rodillas junto a un arbusto, las lagrimas nuevamente comenzaron a brotar, se preguntaba su realmente era digna de ser llamada la guardiana del bosque, no había logrado proteger y salvar lo que amaba. Se sentía tonta y se sentía llena de impotencia sin saber que hacer.

— Respira. -Los brazos de Ed la rodearon, su mentón apoyado sobre uno de los hombros de la chica mientras daba palmadas sobre su espalda. – Peter puede ser un tarado, pero el te ama. Lo sé, porque no para de decirlo.

— Lo amo, pero ya no confió en él. -La castaña se seco las lagrimas sin demora. -

— Eres mi amiga El, te apoyare decidas lo que decidas. Ahora volvamos, tienes que comer algo y yo también, mi estomago ruge.

— Gracias Ed. -La castaña se puso de pie con algo de dificultad, ambos quedaron de frente. El menor la apretó entre sus brazos dejando pequeños besos sobre su mejilla. Mientras regresaban, caminaban a paso lento para hablar. Edmund le contaba como iba la escuela y como constantemente se mentían en problemas, ella solo reía mientras escuchaba las historias de su amigo, el como Peter se enfrentaba a golpes con quien le hiciera enfadar, eso último no le causaba gracia. Elianne mostró una sonrisa falsa antes de comenzar a contarle como Cair Paravel había caído. – Fui a visitar a Tumnus un par de años desde que ustedes se marcharon, cuando iba llegando vi el caos, los gritos me hicieron caer de mi caballo. Los telmarinos estaban invadiendo tu hogar, no les dio tiempo de defenderse, como pude rescate a algunos narnianos rezagados y los lleve conmigo. – Un suspiro pesado escapo de su boca mientras recordaba aquel día.

— Ahora no son mas que ruinas.

— Lo sé, he ido algunas veces. 

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Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora