Capítulo 13

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Un guardia ingreso a la sala de los engranajes notando al gato atado sobre su cama, un maullido apenas audible salió de la boca del felino, el guardia por su parte se quedo congelado al girar y ver al ratón apuntándole con su espada.

— Si, soy un ratón. -Dicho eso corto la garganta del humano quien no tardo en caer tendido. Sus camaradas corrieron hacia los demás que habían entrado acabando con ellos en un rápido movimiento, agiles y hábiles dignos de ser llamados guerreros de Narnia. Los tres roedores se pusieron uno sobre el otro para poder abrir la puerta de madera, tras esta Trumpkin que apenas entro arrojo una flecha dándole directo en el pecho a un humano. – Vaya, esperábamos a alguien más... más alto.

— Y hay que ver quien lo dice.

— ¿Y se supone que eso es irónico? -Dijo Reep mientras guardaba su espada.

En una fría celda se encontraba aquel anciano de blanca barba tendido sobre el suelo de piedra, su respiración era suave y calmada. Despertó de un susto ante la repentina sorpresa que le había causado la llegada del príncipe, este sacudió al anciano hasta que logro despertarlo. El profesor observo a su aprendiz confundido pues no esperaba que este regresara a ese lugar.

— ¿Cinco minutos más? -Cuestiono entre risas el mas joven.

— ¿Qué estas haciendo aquí? -El anciano lo observaba atónito mientras este le quitaba las esposas. – No te ayude a escapar para que regresarás. -Caspian lo ayudo a ponerse de pie, este solo lo empujaba. -Escapa antes de que Miraz se entere de que estas aquí.

— Se va a enterar muy pronto. Le vamos a dar tu celda. -El príncipe quiso salir siendo detenido por el hombre.

— No quiero que subestimes a Miraz como lo hizo tu padre.

— ¿De que estás hablando? -Cuestiono a este, sus ojos estaban abiertos sin dejar de ver al mas bajo.

— Perdón. -El anciano bajo la mirada.

Caspian entendió de inmediato a lo que se refería, en su rostro se reflejaba el enojo ante lo que acababa de descubrir. Empujo al anciano para correr escaleras arribas dispuesto a ir con Miraz, ahora había olvidado por completo el plan, el estaba siendo consumido por la ira. Peter y Susan avanzaban hasta los aposentos de Miraz, el castillo estaba en completo silencio y oscuridad, tan solo algunas velas alumbraban los pasillos. Caspian fue el primero en ingresar a esa habitación en donde su tío descansaba en completa más, el filo de la espada del príncipe apuntaba justo sobre su yugular, el tirano Miraz abrió sus ojos sonriendo al ver a su sobrino. Un risa llena de burla salió de sus labios.

— Que gusto que estes a salvo.

— De pie. -Ordeno este mientras apuntaba a su rostro, Miraz golpeo sutilmente el costado de su esposa para hacerla despertar. La mujer a su lado despertó mientras el hombre de barba se ponía de pie.

— ¿Caspian?

— Quédate ahí. -Pidió el joven pues el problema no era con ella.

— ¿Qué estas haciendo?

— ¿No es obvio querida? Algunas familias considerarían tu comportamiento inapropiado.

— Eso jamás te detuvo a ti.

— Pero tu no eres igual a mi ¿O sí? -Caspian estaba tembloroso, mientras la espada se clavaba en el cuello de su tío. – Es triste. Por primera vez muestras agallas. Y es un desperdicio. -Caspian estaba concentrado en Miraz que no noto que su tía le apuntaba directamente con una ballesta.

— Baja esa espada Caspian, no quiero hacer esto.

— Nosotros tampoco queremos. -Susan entro a la habitación apuntando directamente con su arco a la mujer.

— No respetan la privacidad. -Dijo el de barba con sus manos apoyadas en sus caderas mientras observaba a los recién llegados.

— ¿Qué estas haciendo? -El enojo de Peter era mas que evidente, todo la rabia que sentía por el pelinegro estaba a punto de estallar. – deberías estar en la reja.

— ¡No! -Grito este mientras clavaba mas la espada provocando que un hilo de sangre bajara por la piel de Miraz. – Quiero la verdad, aunque sea una vez ¿Asesinaste a mi padre? – Los ojos de Caspian estaban cargados de ira, acorralo a Miraz contra la ventana sin quitarle los ojos de encima.

— Ahora se que haces aquí.

— Dijiste que tu hermano murió mientras dormía. -Dijo la mujer que aun apuntaba a Caspian.

— Fue mas o menos cierto. -Dijo este encogiéndose de hombros, no tenía remordimiento alguno por las cosas que había hecho.

— Caspian, esto no arreglara las cosas. -Susan interrumpió sus pensamientos.

— Nuestra raza solo tiene lo que toma de otros y todo eso lo sabía tu padre.

— ¿Por qué lo hiciste? -Pregunto su esposa mientras bajaba finalmente la ballesta.

— Por la misma razón que tu apretaras ese gatillo ¡Por nuestro hijo!

— ¡Para! -Grito la mujer alzando nuevamente su arma, de igual forma Susan volvió a tensar su arco.

— Debes tomar una decisión querida. -Dijo Miraz mientras avanzaba hacia Caspian quien retrocedía con cada paso dado por el mayor. - ¿Quieres que nuestro hijo sea Rey? ¿O quieres que sea como Caspian? -La tensión aumentaba dentro de las cuatro paredes de esa habitación, todo estaba volviéndose mas complicado a medida que los minutos avanzaban. - ¡Sin padre! -Grito Miraz, se estaba burlando del joven príncipe restregándole sin rencor alguno todo lo que había hecho y todo lo que era capaz de hacer gracias a su ambición.

— ¡No! -Grito la mujer disparando una flecha que impacto de lleno en el brazo de Caspian, Susan arrojo una flecha a Miraz fallando ya que este había aprovechado de huir. La mujer por su parte cayo tendida sobre la cama estallando en llanto.

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Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora