Las crónicas de Narnia y la guerrera del bosque Oeste libro 2

Capítulo 16

Mientras tanto en el altozano el príncipe Caspian se encontraba meditando, las palabras dichas por el gran Rey le habían calado profundo, todas las cosas se le estaban acumulando y ahora mas que nunca se sentía impotente. En silencio veía los dibujos de los reyes y reinas. Se sobresalto ante la presencia de uno de los enanos a su lado. Quería estar a solas y el solo estaba interrumpiendo su momento de tranquilidad. Lo ignoro por un momento hasta que este hablo.

— ¿Te arrepientes de haber usado el cuerno muchacho? -Pregunto Nikabrik. – Tus reyes y reinas nos fallaron. Has perdido la mitad de tu ejército. Y los otros pronto le seguirán.

— ¿Y que quieres? ¿Felicitaciones?

— ¿Quieres la sangre de Miraz? Igual yo ¿Quieres su trono? Lo conseguiré para ti.

La mirada de Nikabrik era escalofriante, mostraba su sonrisa llena de maldad. Caspian algo atónito se quedo de pie viendo al enano alejarse, el quería todo lo que el enano le ofrecía. Vencer a su tío y por sobre todo recuperar la paz que había prometido a los narnianos. Observo por ultima vez el dibujo antes de seguir al enano hasta la mesa de piedra, ahora el lugar se sentía sombrío, la piel de los brazos se le erizaba por completo y el solo hecho de estar así le ponía nervioso, los sonidos en el aire eran escalofriantes.

— Usaste un antiguo poder y fallo. – Decía el enano mientras avanzaba. – pero puedes llamar a un poder aun mayor. -Continuó el enano. – que incluso mantuvo a Aslan fuera por casi cien años.

Caspian giro la vista ante los rugidos que se escuchaban tras los pilares, la piel de los brazos se le erizo por completo, estaba a punto de presenciar algo que le haría temblar por completo y sentir real miedo. Llevo una mano hacia la empuñadura de su espada la que no tardo en sacar para defenderse de lo que sea que estuviese oculto. Dio un par de pasos notando ahora las figuras encapuchadas que se mantenían en las sombras.

— ¿Quién esta ahí? -Pregunto finalmente este, un gruñido obtuvo como respuesta.

— Yo soy el hambre. -Aquella voz era escalofriante y desagradable de oír. - Y también la sed. Puedo ayunar cien años y no morir. Puedo dormir cien noches en el hielo sin congelarme, puedo beber un río de sangre sin reventar. – Caspian veía con desagrado a las criaturas que se acercaban a él. Giro la vista hacia Nikabrik que solo asintió con un movimiento de cabeza. - Muéstrame ahora ¡A tus enemigos! -La criatura se quito la capucha dejando ver un lobo y junto a el una bruja con cara de ave.

— Lo que odias, nosotros también. Nadie odia mejor que nosotros. -Dijo la segunda criatura mientras hacía extraños movimientos con su cuerpo

— Garantizan asesinar a Miraz entonces. -Dijo el pelinegro con algo de duda mientras guardaba nuevamente su espada.

— Y más. -Dijo la bruja realizando una reverencia. Caspian giro nuevamente hacia el enano quien solo movía su cabeza mostrando en todo momento una sonrisa diabólica. – Dibujemos el circulo.

De inmediato el lobo, usando sus propias garras comenzó a rodear a Caspian en un círculo. Mientras la bruja comenzaba a recitar palabras en un idioma completamente desconocido para el. El joven príncipe veía con confusión sin entender específicamente que es lo que ellos harían. El pánico se estaba apoderando de él y eso se reflejaba en todo su rostro, pequeñas gotas de sudor bajaban por su frente. Desde su vieja túnica la bruja saco un cetro de cristal mientras sus gritos aumentaban clavo con fuerza este en la escalera de piedra, una delgada capa de hielo comenzó a salir de esta comenzando a cubrir todo a su paso, una enorme pared de hielo estaba frente a Caspian quien veía todo con ingenuidad sin percatarse de lo que estaba por suceder. Sus ojos se achinaron al ver lo que aparecía en el interior, la Bruja Blanca hacia presencia en ese lugar.