Capítulo 36

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Promesa de guerra

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Promesa de guerra.


—¿Segan, te has recuperado bien?—preguntó desinhibida al rubio cuya piel a la luz de las luces blancas luce grisácea. Puede ver por la rabadilla del ojo como la expresión de Moon se descompone, lleva puesto un traje de una sola pieza ceñido a su esbelta figura en color naranja, tan naranja como la fruta y su cabello.

—Así que en realidad fuiste tú la que lo hirió—exclama acusatoria Moon con malcontento. Kilian parece reparar un poco más a mi lado derecho, como si formulara una decisión que no le costará el puesto—. Rompiste el pacto de paz.

«Maldición».

—Se los dije, esta chica no es de fiar, Holland ha perdido la cabeza si pretende vestirla con nuestra ropa y cobijarla con nuestros abrigos—la voz de Segan suena hueca en aquel congelador y soy capaz de percibir el olor a carne cruda y sangre restañeante.

Recuerdo que en ese momento la columna me hormigueo por debajo de la ropa, todo aquello había sido planeado por Segan con la finalidad de darme muerte y desmeritar a Holland ante el resto de los lideres.

—Holland y su familia han protegido estas tierras y la gente que las habita desde el inició de los tiempos, sus decisiones siempre han sido atinadas—Kilian rompió el silencio y por poco llegué a creer que buscaba defender al castaño.

—Pues ya se ha equivocado. —Alego rápidamente la mujer.

Mi cuerpo se mantuvo rígido ante todas las posibilidades, hasta donde la razón me permitía ver el único con posibilidades altas de matarme era Segan quien tenía el cuchillo de carnicero enroscado entre la mano y la mirada cazadora sobre mí esperando el momento preciso para atacar. —¿Es verdad que quisiste matar a Segan?—preguntó Kilian. Pude haber dicho cualquier cosa en ese momento, una mentira o toda la verdad y ni siquiera así conseguiría que me creyeran, todos los presentes esperaban el momento ideal para derrocar a Tom y ante la ingenuidad del castaño yo era su mayor opotunidad.

—No, él intentó matarme primero.

—¡Mientes!—Segan interrumpió mis palabras, inclinándose hacía adelante, partículas de su saliva se desprendieron de sus labios cayendo por poco en mi cara y cuello.

—¡Me hiciste pelear contra dos chicos y contra un skinned! ¡Los dos tuvieron una muerte horrible solo para satisfacer tus enfermos deseos!—le grité en respuesta inclinándome hacía adelante y este giro el cuchillo por el mango de madera entre sus manos— ¿sabías siquiera el nombre del niño que mandaste a morir?—inquirí agitada.

—Segan—lo llamó el moreno.

—Esta mintiendo, toda la gente del sur miente, son la basura que no queremos. —Expresó y contemplé la idea de matarlo con su propio cuchillo.

Survive (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora