Cuando el mundo comienza a desmoronarse poco a poco, hasta caer a cachos ¿Qué es lo que se puede hacer por sobrevivir? sin moral, sin reglas, solo animales en busca de vida.
"Te estoy siguiendo de cerca Collins- ponía con esa letra amontonada lige...
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Sentía las mejillas encendidas por la turbación, un calor abrasador me recorría el cuerpo y amenazaba con chamuscar los engranajes de mi cuerpo. Las probabilidades de que Edrei siguiera vivo era escasas, y sin pensarlo había intentado hacerme a la idea de mi muerte, me aferraba a ella para no afrontar el golpe que tendría su partida en mi vida.
El cuerpo me ardía y mi brazo se acalambraba por el dolor del mental uniendome al árbol, y por si aquello fuera poco; él estaba ahí, de rodillas ante aquel cerdo, se veía cansado, herido y un tanto pálido, su cabello, caía por su frente a causa de la lluvia, sus ojos se posaron en mí, me recorrieron de arriba a bajo enfocados brevemente en mi brazo herido antes de volver a subirlos a mi rostro.
—¿Por qué has vuelto?—le preguntó Elijah con una agresividad agolpada; había venido completamente solo, ¿acaso era idiota?
Una negrura me llenó el corazón cuando el castaño mantuvo sus ojos dolidos en los míos; algo siempre se removía dentro mío cuando él me miraba, aquella noche no sería la excepción.
—Estaba de guardía—su voz salió ronca para atravesarme el cuerpo.
—Mientes—. Escupió Elijah entre dientes, volviendo a hacer presión con el cuchillo sobre su cuerpo—. Durante años nuestra gente ha velado por los bosques y sé que las ratas como tú—se detuvo por unos segundos, caminando en círculos alrededor suyo para terminar posando sus ojos en mí—, y como ella no vienen aquí muy seguido.
Los ojos de los sobrevivientes del sur iban del castaño al suelo, dentro suyo todavía cabía la esperanza de ser salvados.
—¿Qué es hacías en nuestro bosque?—volvió a preguntar y desvió el rostro cuando el hombre pegó su rostro a su mejilla—¡Responde!—le gritó al tiempo que le dió un golpe con el mango de su cuchillo en la sien, Tom pareció descomponerse por momentos antes de recuperar el equilibrio.
Se quedó callado, no tenía intención alguna de hablar y sus ojos ya no me veían, los tenía clavados en el lodo a frente a sí. No quería exponerme. No quería darles un motivo.
—Ha venido con la misma chica de la otra ocasión—recordó una voz femenina a mi derecha, su figura era contrastada por la luz que emanaba de las antorchas. Era la chica a la que le había robado la flauta.
Los ojos del líder se abrieron al darse cuenta de aquel detalle, acuclillandose junto a él posando una mano en sus hombros curvados, bajando lo suficiente su cuchillo para que este quedara en el pecho de Tom por encima del uniforme.
—¿Has venido por ella?—preguntó Elijah y el peso de su mirada me hizo aguantar la respiración.
—No—negó el castaño con la respiración irregular—, la chica se equivoca. Yo a ella no la conozco—aseguró sin verme a la cara, gesto que agradecí.