Capítulo 16

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-¿Cuánto tiempo llevas cuidando de Edrei tú sola?- preguntó Thomas guardando de nueva cuenta la botella de alcohol dentro de la maleta, sellandola con fuerza-.

-Desde que inició el virus...hace catorce años, todo se fue a la mierda el día que nació...literalmente-respondí dando paso al recuerdo de mis días adoloridos, donde solo podia correr y mantener inconsciente a Edrei que heló mi piel aún descubierta hasta erizarla por completo-.

-¿Está enfermo desde que nació?- preguntó con cautela-.

-Desde mucho antes- bufé yo-.

-¿Cuánto tiempo le queda?- preguntó como si le hablara a un animal herido-.

-Lo mismo que a todos en mundo como este- respondí fría ocultandome la verdad, Edrei era un niño débil de voluntad fuerte, pero ciertamente en casos como el suyo la voluntad se ve agraviada, dándole a lo máximo seis meses de vida aun con toda la medicina-.

Edrei siempre fue un niño delgado y pálido...con ojeras grandes y ojos cansados, cuando era niño y lo llevaba inconsciente sobre mi espalda tendía a llorar por no saber si el delgado y pálido bebé ya había muerto o solo estaba lo suficientemente drogado como para mantenerse despierto o mantener la respiración.

-Lo lamento- se disculpó aunque él no tenía la culpa de nada, deshaciendo el nudo de la blusa antes de volverla a arrojar a la maleta-.

-Solo me hubiera gustado ser más grande en ese entonces...no es fácil cuidar de un niño llorón cuando tú también te quieres rendir, para echarte al suelo a llorar- confesé y el amplio una sonrisa aprobatoria-.

-Los momentos difíciles y la capacidad de no rendirse es lo que nos mantiene vivos en la guerra, aunque no queramos o no seamos capaces de algo, siempre hay algo...alguien por quien luchar, así sea por nosotros mismos- mencionó el castaño, desenfundando su cuchilla, señalando mi cabeza a la espera de mi permiso para terminar de romperla por completo-.

-Supongo que sí, me refiero...a que tu tambien tuviste que hacerte cargo de tu familia- le tendí el último tramo de camisa que faltaba por cortar, el cual lo tomó rápidamente pegándose con brusquedad hasta donde el escenario le permitía acercarse a mí, pegando su cuerpo al mío rompiendo por la mitad mi camiseta y recuperando el fuego en el ambiente-.

-No estaba del todo solo- menciono y su aliento fresco chocó contra mi rostro cuando pegó su cuerpo al mío para sacarme la camiseta ya rota- mis padres y mis hermanos Harry y Sam fueron pilares esenciales para mantenernos con vida-.

-Conservaste toda a tu familia, eres un suertudo- dije y no pude eludir una mueca de dolor cuando cortó otro pedazo de camisa para colocarlo sobre la herida recién cosida-.

-Si, algo así, conserve la mitad de ellos de alguna forma, cierto es que todos cambiamos cuando el virus llegó y comenzó a comerse a las personas- su voz sonaba apagada en una sintonía que podia entender-.

Apenas el virus salió a la luz y el mundo intensificó sus malas costumbres, desconfiados, temerosos y gruñones, traicionandose unos a otros, matándose unos a otros y a ellos mismos.

-Ponte esto- ordenó tomando una prenda del fondo de la maleta, hasta darme una camiseta verde grisáceo, cuyo estampado negro comenzaba a borrarse-.

-¿Es muy estúpido si pregunto de quién es...o era?- cuestione tomando la camiseta entre mis manos a lo que rio bufón cerrando de golpe la maleta, tomando mi antigua y rota camisa con una mano y la maleta con otra-.

-Es mía- dijo y finalmente desapareció hasta estar junto de Edrei y Patrick dejándome desconcertada-.

Durante mi tiempo de vida toda la ropa que soliamos usar era de personas que ya las habían usado antes, dejando impregnados en ellas parte de su sudor, sangre o historia, en cambio esta no, la camiseta de Tom conservaba el olor a jabón lavanda, perfume de hombre y vainilla, haciendo el deseo y mis ideas aún más confusas.

Survive (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora