Capítulo 10

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Castaño, delgado y fuerte, así era el chico que había impedido que el pelirrojo me matara, haciendo que me soltara de golpe contra el suelo, sacándome un gemido ronco al tocar el suelo con mi hombro mal herido.

-Su sangre va a llamar la atención de los skinned - informó el infante, a la vez que se acercaba a la pared para limpiar mi sangre de su cuchilla antes de volverla a guardar-.

-Deja de comportarte como un marica nervioso Patrick- el castaño guardó su arma en un compartimento similar al de su hermano sobre su espalda- te has lucido haciéndole daño, por eso no tienes amigos Padds- nombró aquel, descubriendo parte de mi hombro para poder analizar mi herida- alcohol y barro, rápido-ordeno a lo que "Patrick" resopló con fastidio antes de tomar impulso para patear la pared y a su vez aferrarse a la entrada del ducto, metiendo la mitad de su cuerpo para despues salir con una mochila entre el brazo-.

-Drei...- alarmada y asustada intenté levantarme, a lo que el chico castaño reaccionó más rápido colocando su mano sobre mi hombro sano, haciendo presión hacia abajo, antes de tomar una pequeña botella de cristal que le tendía su acompañante-.

-Si haces ruido llamarás la atención de los skinned y si eso pasa te dejaré aquí con ellos ¿entiendes? - advirtió mi salvador vertiendo el líquido sobre mi hombro que rápidamente instaló un dolor sobre mí obligándome a morderme la lengua y cerrar los ojos con fuerza para no gritar- tranquila...estarás bien -.

Su pequeño acompañante era incapaz de retirar su vista recelosa de mi cuerpo conforme destapaba una pequeña bolsita de plástico gris, tendiendosela al más grande que ya tenía parte de sus manos impregnadas con mi sangre.

-¿Quienes son ustedes?- no hacía falta preguntar, bien comidos y sin rasguños, estaba más que claro que se trataba de un par de cazadores...sin embargo los cazadores no suelen ayudar a nadie, mucho menos a ayudar a alguien que no fuera de su grupo, al contrario del castaño que había comenzado a esparcir una especie de pomada verde grisácea áspera y arenosa sobre mi herida, trayendome consigo un alivio- ¿Qué es eso?-.

-Es barro- dijo desviando su atención de mi hombro para concentrarse en mi frente, mojándose el dedo pulgar con lo que asumia que era alcohol para pasarlo por mi herida, hasta ese entonces no había notado el color y la fuerza que podían tener unos simples ojos cafes oscurecidos - ¿Has escuchado alguna vez que Dios creó a los humanos de costillas y barro? Bueno, las propiedades curativas del barro son lo único a lo que le puedo dar crédito-.

-¿Quienes son ustedes?- intentaba encontrar a Edrei con la mirada sin llamar la atención de ambos cazadores mientras intentaba formular un plan, no podia matarlos ni aun que quisiera, estaba mal herida y tan solo el niño era lo suficientemente fuerte para matarme a la primera amenaza, no podría discernir lo que podría hacer el grande si lo hacía enojar, nuevamente...tenía el papel de presa-.

-¿Eso mismo te pregunto yo? Claramente no eres de aquí- mencionó con perspicacia, limpiándose el barro de las manos con la bolsa de plástico, antes de atarla con un pequeño lazo fabricado con otra bolsa de plástico para tendersersela a pelirrojo malencarado-¿que te trajo a esta infierno?-.

La desesperación por conseguirle medicina a Edrei, la desesperación por conseguirle tiempo a mi hermano.

-Me perdí, desde hace tiempo solo camino por caminar, buscando comida, agua un sitio para dormir...al igual que todo el mundo cuando empezó el apocalipsis- el infante pecoso detrás suyo alargó un bostezo desinteresado, estirando su mano hasta tocar sus omoplatos de donde saco con agilidad su barra de hierro electrificada, sacudiendola con agresividad una vez desplegadola por completo haciendo que un pequeño rugido, similar al de un jaguar sonora a la par que me dejaba ver sus ambos extremos puntiagudos, como la punta de una flecha de cuatro vértices unidos a una afilada punta que desprendía pequeños destellos eléctricos en morado y azul-c-cuando menos pude darme cuenta ya estaba metida en este lugar con esa cosa detrás- el infante jugaba con gran agilidad con su mortífera arma dándole vueltas con una sola mano antes de lanzarla en lo alto para dar girar tomándola con la otra sin miedo de electrocutarse poniéndome aún más nerviosa-.

Survive (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora