Capítulo 3

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—Entiendo —dice Bella, enmarcando una sonrisa mientras caminamos juntos por la acera—. Creí que te habías arrepentido de haber quedado conmigo.

—No, no digas eso —le pido deteniendo mi paso. La cojo de la mano. Nuestras miradas se conectan—. Siento mucho que me hayas esperado en vano.

—Tu amigo te necesitaba. No es culpa tuya haber perdido mi número de móvil tampoco —dice actuando un poco... ¿cohibida?

Bueno, no sé a qué se debe éste comportamiento, ya que me pareció una persona extrovertida cuando la conocí.

Me ve con esos hermosos ojos grandes que me gritan: «Law, bésame», pero no lo haré, y no porque no quiera, sino porque nos encontramos bastante cerca del edificio donde planeo mudarme nuevamente y no quiero que —ni de broma—, nonna me vea insertándole la lengua en la garganta a otra mujer, no cuando parecía tan emocionada por presentarme a su nieta hace poco menos de dos horas.

No es perder la oportunidad con la mencionada chica lo que me preocupa, de todas maneras ni siquiera sé si vaya a gustarme. Todo gira en torno a nonna. La aprecio mucho en realidad, y no quiero que ella tenga una mala imagen de mí.

—Podemos salir el sábado por la noche si quieres —le propongo, dado que hoy estaré ocupado moviéndome al piso que he vuelto a rentar.

—¿O sea, mañana?

—Sí —respondo.

Bella parece pensárselo.

—Pero, es que he quedado con Jhanahy.

¿Con la loca? Ay no. A esa no quiero verla ni en pintura. ¿Pintura? ¿Y quién querría retratar algo tan feo y amargo como eso?

—Oh, emn...

—Ven con nosotras.

—¿Eh? —rechisto incrédulo. Espero haber imaginado lo que creo que escuché.

—Por favor —me suplica, lanzándome una mirada de cachorro abandonado.

Mierda. No lo imaginé. ¿Cómo puedo rechazar la invitación cuando en realidad se lo debo ya que técnicamente la dejé plantada la otra vez?

Cazzo...

—Vale, está bien —respondo sonriéndole de medio lado.

—¿Qué te parece el bar de La esquina?

«El bar de la esquina» es el sitio donde la conocí. No está mal pero... será sábado, y la verdad es que no me apetece lidiar con los ebrios que pudieran visitar el sitio.

—Está bien —accedo. De todas maneras no puedo negarme. No si quiero compensarla—. ¿Te molestaría si llevo a un amigo?

—No, para nada —sonríe—. ¡De hecho estaría genial!

—Vale, entonces, ¿nos vemos a las...?

—A las seis y media.

—Bien.

Nos despedimos con un beso social en la mejilla. Me agita un adiós con la mano antes de girar sobre sus talones para así comenzar a alejarse.

Olvidé preguntarle qué hacía por estos lados a ésta hora. Bueno, da igual.

Camino hacia el hostal en cuyo portal me encuentro a Shachi, que ahora está mirándome con desaprobación. Tiene el cabello cobrizo alborotado. Lleva gorra blanca, ropa negra al igual que sus deportivas, y lentes oscuros.

—Vaya, ¡era hora! La comida se enfrió.

Chasqueo la lengua.

—Agradece que aparecí —le reprocho con seriedad, mientras inserto la llave en la ranura correspondiente.

EL AMANTE ━━  [En curso] 《34》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora