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-Esto no me puede estar pasando a mi

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-Esto no me puede estar pasando a mi... -susurré con la taza de café en mano mientras escuchaba a Satoru quejarse de su trabajo. Finalmente, tras escucharlo durante cinco minutos más, le lancé la taza vacía de café. Mi paciencia se había agotado. 

-Satoru, sigue quejándote y a la próxima crearé una mesa de metal especialmente para ti. 

-Ay Airi-ch...

-Agrega ese chan y te tragarás una Pesadilla- amenacé con una de mis técnicas más temibles para cualquier ser vivo con cerebro: la creación de sus peores pesadillas. Y Satoru Gojo no era la excepción, nadie lo era ante sus peores miedos.

-Tan cruel, Airi, ¡tan cruel! - rodé ojos antes de crear un jarrón y lanzárselo.

En ese momento, la puerta de la sala se abrió. 

-Veo que sigues tan insoportable como siempre. -dijo el recién llegado abriendo la puerta. 

-Nanami-kun. -estaba sorprendida, lo admitía. La última vez que supe, el rubio era oficinista y había renunciado a la vida de hechicero-. Tampoco era como si pudiese culparlo, ser hechicero era muy cansino y se debía poseer una vena de locura para mantenerte cuerdo, irónicamente. Y la personalidad de Kento era más... recta que cualquier otro hechicero que hubiera conocido. 

-Bueno verte, Igarashi-sempai. -sonreí levemente.

-¿Sabes que no hace falta el sempai, no?

-Costumbre.  

-Bueno, Nanami-kun...

-Ya sé porqué me has llamado, no hace falta que lo repitas. Y deja esos celos., que se notan a kilómetros. -con eso, dio media vuelta y se marchó.

-¡Para nada! -respondió Satoru como respuesta y siguiéndolo.

Solo pude suspirar, esos dos eran como mezclar aceite y agua. Todo el día picándose entre si. Suspiré de nuevo, negando con la cabeza. Bloqueando los recuerdos que estaban surgiendo en mi mente. 

Con aquello, salí en dirección opuesta a esos dos que irían con Yuuji. Tomé el camino para salir del colegio en dirección al bosque. No tardé en llegar a lo más profundo y estar libre de humanos. 

Inspiré.

-Realidad alterna.

A mi alrededor, los árboles, los arbustos, las hojas caídas. Todo se distorsionó. Para dar lugar a una realidad diferente, un mundo diferente. Aquella técnica, era la única que no había perfeccionado. Considerada la cúspide del clan Igarashi, alteraba la realidad para crear una propia donde se podía controlar todo. Incluso los seres vivos dentro de ella. Era la pura excelencia y refinación de Illusion, la demostración de que los Igarashi traíamos lo imposible a lo posible. La técnica que había permitido que nuestro clan se posicionase como el más fuerte durante la época de las maldiciones. Pero, aunque sonaba algo increíble, como todo, gastaba una enorme cantidad de energía. Una energía que gracias a mis ojos de diamante, parte de esta energía era absorbida del ambiente. Inspiré y abrí los ojos. Imaginando un ambiente similar en el que estaba, mi técnica me mostró ese espacio. Mismos árboles, mismos arbustos, mismas hojas caídas. 

Solo pude sostenerlo diez segundos antes de que mis ojos doliesen y tuviese que retroceder o de lo contrario, me quedaría ciega. Cerré los ojos y, tras unos segundos, dejaron de doler. Suspiré. Y volví a probar. Con el mismo resultado. 

-Argh. Odio esto.

-¿Ah si?

La voz de Satoru me asustó. Y por eso, por puro reflejo, le di un codazo. Su infinito me detuvo. Bufé y retiré el brazo.

-Me asustaste. -murmuré cerrando los ojos de nuevo. El dolor seguí ahí.

-¡Lo siento!

-Deja de gritar, Satoru. -respondí suavemente, no tenía fuerzas para replicar. El dolor de cabeza que venía después del de los ojos me lo impedía. Me masajeé las cejas. Oí al albino suspirar. 

Y momentos después, su mano masajeaba los lados de mi cabeza. Suspiré por la comodidad. 

-Gracias. -murmuré.

-No es nada. 

Pasamos unos minutos de esa forma, disfrutando de la tranquilidad del bosque.

-No deberías sobreexigirte tanto. Sabes que Realidad alterna no se ha podido llevar a cabo desde la Era de las Maldiciones. Que la puedas traer a la realidad ya es mucho.

-No me reclames por sobreesfuerzo cuando tú mismo haces lo mismo. -respondí con una pequeña sonrisa ante su preocupación. -Además, -me giré. -solo necesito un poco de práctica más y lo tendré. -Satoru se agachó. 

-Y de mientras me tendrás preocupado.

-Vaya, Satoru Gojo preocupado... -quise burlarme, pero su mirada seria me detuvo.

-Airi. No es...

-No es un juego, lo sé. Soy consciente de los riesgos, pero créeme, Satoru, lo tengo bajo control.

Enarcó una ceja. Suspiré. 

-No te preocupes más, ¿vale? Descansaré dos días antes de seguir. -él sonrió victorioso. Solo pude suspirar, antes de aprovechar que estaba agachado y darle un beso en la mejilla antes de retirarme. El muy estúpido casi nunca desactivaba el infinito y nunca se agachaba por lo que una oportunidad como esa no iba a ser desperdiciada. Así que volví ilusión su técnica y le di el beso en la mejilla. Me fui riendo, dejando atrás a un Gojo estupefacto (que es lo que más me gustaba provocar, su sorpresa).


Otro capi recién sacado del horno

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Otro capi recién sacado del horno. Es uno de los capítulos más rápidos que he escrito (y que me han quedado bien), todo gracias a los comentarios y ánimos que he recibido, así que ¡GRACIAS! ❤❤❤

No sé cuánto tardará el próximo porque, literalmente, no sé si pasar al Intercambio o poner una pelea parecida a la de Satoru-Jogo... Cuando me decida me pondré a escribir (que ya será en enero)

Y sí, me he saltado la pelea de Satoru contra Jogo porque, básicamente, Airi no pinta nada ahí. Si la metiera en la pelea, estaría demasiado (pero demasiado) dominado.

𝐈𝐋𝐋𝐔𝐒𝐈𝐎𝐍 [JJK] ˢᵃᵗᵒʳᵘ ᵍᵒʲᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora