𝐈𝐋𝐋𝐔𝐒𝐈𝐎𝐍 [JJK] ˢᵃᵗᵒʳᵘ ᵍᵒʲᵒ

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Me masajeé las sienes en un intento de calmar mi dolor de cabeza. Cuando pasaron cinco minutos y la información del Ojo de Diamante de Haruki ya se había asentado en mi mente, usé la técnica inversa para quitarme el molesto dolor de cabeza que aún tenía y procedí a estudiar el nuevo conocimiento sobre Illusion que acababa de ser insertado en mi cabeza. 

Prisma Refractario.

Espejo Ilusionista.

Astro Divino.

Distorsión Paradójica.

Ojo de Dios.

Las nuevas técnicas que Haruki me acababa de pasar eran una delicia si la descripción en mi mente era correcta. Aunque la mayoría de ellas requerirían una enorme cantidad de energía maldita y conllevaban un desgaste sobre el cuerpo en consecuencia, mi multiplicación de energía maldita trayéndola a la realidad con mis Ojos de Diamante solucionaban el problema.

Abrí mis ojos (que había mantenido cerrados para catalogar la información mejor) y me acosté en mi cama, observando el cielo. Con un vago movimiento me levanté diez minutos después y deshice el sello en la puerta junto a la ilusión de disimular mi energía maldita. Caminé por los pasillos del Colegio mientras mis pensamientos revoloteaban en la conversación con mi antepasado. 

Haruki había dejado caer puntos muy interesantes. Aparte de todo el asunto de poder manipular el tiempo y ver el futuro (dos cosas que no pensaba ni en profundizar ni siquiera si mi vida fuese en ello, demasiado dolor de cabeza. ¿Descubrir cómo manipular el tiempo? No, gracias. Suficiente tenía ya con poder manipular la realidad, no necesitaba añadir viajes en el tiempo), eso de confiar mis aliados porque pronto los necesitaría no sonaba bien, era básicamente una alerta en mayúsculas. Y con el posible espía en Tokio no me fiaba ni un pelo de decirlo en voz alta. ¿Mencionar que sabía de una probable catástrofe? No me pagaban lo suficiente como para lidiar con ello. Así que no, no iba a decir nada. Iba a guardar mis sospechas e intentar descubrir lo que pasaría por mí misma. 

Pero no era aquello lo que me tenía preocupada, ese aviso era la menor de mis preocupaciones.

¿Luchar contra una potencial amenaza contra Japón? 

Pan comido con los cuatro hechiceros de grado especial que estábamos en el país (Satoru iba a escucharme cuando los de Kioto y nuestros estudiantes se fuesen. ¿Traer a Yuuta de vuelta? ¿Era estúpido o qué al exponer a mi hermanito así? No, calma, calma. No podía asesinar a nadie aún, necesitaba a Gojo como conejillo de indias para mis nuevas técnicas. ¿Pero después de eso? Satoru Gojo iba a dejar los suelos limpios de la paliza que le daría. ¿O podía darle la paliza mientras probaba mi nuevo arsenal?). Aparté mis pensamientos asesinos para centrarme en el verdadero dolor de cabeza.

Haruki había mencionado lo peor del mundo.

ENGENDROS DEL INFIERNO.

¡Y MÁS DE UNO!