Sukuna por fin cerró la boca y se retiró a su dominio. Chasqueé la lengua, casi divertida ante su retirada si no fuese porque le había revelado otro de los secretos de los Igarashi. Con aquellos pensamientos, vi como mi estudiante volvía en si. Compuse una suave sonrisa.
-Bienvenido de nuevo, Itadori-kun. ¿Cómo te encuentras?
-Gracias sensei. ¡Me encuentro bien! -asentí. -¿Y de que hablasteis Sukuna y tú? -su cara tenía varios interrogantes. Ni siquiera parpadeé cuando respondí.
-Nada interesante, solo Sukuna siendo un molesto bicho entrometido. -hice un gesto desdeñoso.
-Oh.
-Vamos. Satoru debe de estar muriéndose sin nuestra presencia. -le hice un gesto hacia la salida. Asintió y nos fuimos.
Encontramos al albino en el patio exterior mirando el cielo. Rápidamente, giró la cabeza y la ladeó en nuestra dirección. Negué con la cabeza. Hizo una leve mueca, pero velozmente desapareció y se acercó con su típica infantilidad.
-Vamos Yuuji, ¡tenemos técnicas que entrenar! - y como una ráfaga de viento, ambos desaparecieron. Más a tes de hacerlo Satoru me envió otra mirada. Solo pudo suspirar ante lo que ésta quería decir.
Tendríamos que hablar cuando hubiese tiempo.
Observé en silencio el entrenamiento que les estaban dando los de segundo a los de primero. En aquel momento, Maki les estaba enseñando el combate cuerpo a cuerpo mientras Panda y Toge observaban con diversión camuflada las caídas de Megumi y Nobara. Inconscientemente, sonreí levemente. Al darme cuenta, borré mi sonrisa y me acerqué a mis estudiantes. La primera en notarme fue la Zenin. Tampoco me sorprendió, ya que según Yuta era la más atlética y con los sentidos más agudos entre todos los estudiantes de Tokio. Los demás me notaron tres segundos después. Suficientemente rápido, por ahora. Según mis cálculos, para el final de aquella semana todos tendrían unos instintos igual de refinados que el de Maki. Y ella... seguramente igual que los de Yuta (Satoru no podía quejarse, había entrenado a Yuta como si se tratase de mi propia supervivencia).
-Buenos días.
-Buenos días, Igarashi-sensei.
-Maki, Panda y Toge, ¿no?
-Esos somos nosotros.
-Bien. Por si el estúpido de Satoru no os ha hablado de mí, me llamo Airi Igarashi. Soy una de las mejores, por si lo dudáis. Y estoy aquí para entrenaros y que pateéis el trasero a esos de Kioto. -ellos sonrieron ante la idea.
-Solo por eso ya me caes mejor que Gojo.
-Salmón.
-Me alagáis.
Y sin dejar que respondiesen, traje a la realidad una máquina lanzadora de pelotas de tenis. Todos, a excepción de Maki, se tragaron una de pleno. No dejé que la Zenin descansara y, mientras los otros se recuperaban del leve impacto, ya le estaba lanzando una patada. Me esquivó por muy poco aquel golpe, pero no pudo evitar el codazo a su mandíbula.
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𝐈𝐋𝐋𝐔𝐒𝐈𝐎𝐍 [JJK] ˢᵃᵗᵒʳᵘ ᵍᵒʲᵒ
FanfictionAiri es una de las mejores entre las mejores. Con tan sólo 27 años, es una hechicera de grado especial considerada una de las mejores entre estos. Por pedido del director del Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio, vuelve a Japón tras años...