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años atrás
kreese le había prohibido a hades contar los días que no había visto a su madre y también llamarla diario. hades la extrañaba demasiado pero era la única manera —según kreese— de ser más fuerte.
hades aún era pequeña y tenía puntos de quiebre algunos días de la semana. así que mientras golpeaba el saco de box con toda la furia que podía, sollozaba, tratando de tranquilizar su respiración. cuando escuchó a alguien llamarla por el pasillo. limpió rápido su rostro con su antebrazo y respiró hondo un par de veces para detener el latido frenético de su corazón.
"¡mi rayo de sol! he estado buscándote" anunció su abuelo, entrando en la habitación donde su nieta solía pasar las tardes.
"hola" los ojos de hades se iluminaron y no tardó en lanzarse a sus brazos "¿dónde has estado tú?"
"consiguiendo algo para ti" dijo, poco a poco apagando el tono de felicidad que tenía su voz "se que no te va gustar, pero es la única manera de que superes esto"
"cobra kai me ha ayudado, estoy más tranquila. prometo no romper nada de nuevo y dejar de insistir más con lo de mamá" rogó, comenzando a impacientarse.
"no, rayito de sol. si sigues viviendo aquí, nunca podrás superarlo. te mudarás y tengo una habitación enorme para ti en un gran apartamento. lo amarás y cuando seas mayor, será completamente tuyo" terry limpió los rastros de lágrimas.
"dijiste que tenías mucho trabajo ¿cómo podrás cuidarme si vivo en otro lugar?"
"tú sensei kreese lo hará, el cuidará de ti y nos veremos en navidad, tu cumpleaños o en fechas importantes. tengo que seguir trabajando por ti, por tu futuro" explicó, quitándole los mechones que estorbaban en su rostro.
hades negó y no pudo guardarse más el llanto. comenzó a patalear y a golpear a su abuelo demostrando como esa noticia no le agradaba y terry intentó tranquilizarla abrazándola, evitando que su ataque fuera más allá.
actualidad
hades despertó por los golpes a la puerta de su nueva habitación en casa de los larusso. solamente llevaba un par de días y sabía que sería difícil acostumbrarse. más cuando la puntualidad era una exigencia ahí.
─── hades, ¿estás bien? ─── preguntó sam junto a la puerta, al no oír nada al otro lado ─── papá quiere que bajes a desayunar. no tardes o llegaremos tarde al entrenamiento.
─── ya voy ─── contesto fastidiada.
esperó escuchar a sam alejarse para por fin levantarse, darse una ducha rápida que la ayudaría a eliminar el rastro de mal humor que aquella pesadilla le habría dejado y bajó, encontrándose con la familia reunida como comúnmente. tomó asiento junto a anthony, quién no la molestaba cuando la veía con mala cara, al contrario de los demás.
