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La rutina se había quebrado un poco para Monty, ahora no daba sus espectáculos con el resto de la banda, tenía muchas otras actividades asignadas en su lugar y solo los eventos de fiestas de cumpleaños eran ocasión para ver a Freddy, Bonnie, Chica y Roxy.

Curiosamente ya no hubo más escándalos de su parte. Su ánimo se encontraba bastante bien, seguía algo huraño con sus compañeros de trabajo pero era el mismo Monty genial ante el público.

Algo lo mantenía de ese estable buen humor.

En este momento ese "algo" se encontraba repartiendo trozos de manzana a un grupo de 7 pequeños niños de 2-5 años de edad cuyas manitas habían sido limpiadas correctamente.

A diferencia de los niños, el cuidador tenía toda la cara cubierta de pegamento con brillitos, un par de rayones de crayones y pegatinas diversas a medio pegar.

No era desagradable.
De hecho se veía adorable.

O eso fue lo que pensó Monty, quien volvió a el lugar después de atender algunas de sus tareas.

Resultaba aún irritante tener que lidiar con esa clase de pensamientos, pero después de lo de hace unas noches, cuando habló por primera con Moon y este lo tranquilizó y pasó la noche tocando música para él, decidió que dejaría las cosas fluir.

Aparentemente se encontraba a sí mismo incapaz de hacerle ningún daño al encargado de la guardería cada que lo veía, por más que planeaba como desarmarlo o al menos asustarlo para que no se le acercara.

Pero, finalmente ,resultaba bastante agradable cada momento juntos. Así qué, en lo que lo extrañaban en la banda Glamrock decidió que podía ir a encontrarse con el Sol por los días y esperar a la Luna por las noches. Por más extraño que eso sonara.

—¡Miren quien está aquí de nuevo! —anunciaba Sun mientras abrazaba con fuerza al lagarto unos segundos antes de dirigirse de nuevo a los niños con sumo entusiasmo— ¡Demos la bienvenida a Monty!¡Sin miedo!¡No muerde!

Y de nuevo, todos los pequeños se acercaban contentos a jugar y platicar con el animatrónico caimán. Algunos lo abrazan, otros le enseñaban sus manualidades de ese día, y los más pequeños se entretenían sujetándose de esa cola larga y espaciosa.

—¡Oh, no!¡Parece que un amigo está saliendo de los límites!¡Esperen aquí, niños, iremos por él!

¿"Iremos"?

No, no se refería a él y a Monty, pues se fue dejando encargado momentáneamente a los niños a este último.

No quería ser tan directo al preguntar, quería darse cuenta por si mismo de la situación del DayCare attendant. Pero era algo complicado descubrirlo. Llegó a pensar que era una especie de "trastorno de personalidad múltiple", cómo recordaba había recibido la información una vez que asistió al cumpleaños de "un niño muy especial", eso explicaría por qué siempre decía frases como "Nosotros quisiéramos que toques una canción en la guardería" o "Es que Moon se enojarían" o "Sun es más inquieto". Esa clase de comentarios eran guardados en una parte de su memoria, intentando recuperar las pistas suficientes para saber si se trataba de una o dos mentes, distintas o combinadas.
Hasta ahora no había llegado a ver a los dos al mismo tiempo, así que posiblemente solo hubiera uno, o solo que uno se apagara cuando el otro estaba en función.
La última opción era poco viable, puesto qué ambos parecían tener siempre memorias similares. Entonces, concluyó, debían habitar y compartir una misma mente.

—Sunshine, niños, creo que ya debería irme.

Después de la última vez, no quería otro atraso. Era increíble, siempre llegaba algo tarde a los conciertos, pero nunca faltaba, y ahora, casi apenas sale el sol él está tras la cortina del escenario con aire triste y sutilmente aún muy enfadado.

—Señor Sun ¿Podemos jugar en las casitas?

—¡Pero por su puesto que sí!¡Vayan y jueguen! Pero antes, denle las gracias a Monty y deséenle buen día.

—¡Tenga buen día!

—¡Gracias! —gritaron un par de niñas siguiendo al resto.

—Adiós —dijo tímidamente un pequeño de suéter verde.

—¡Recuerden, sin cruzar los límites! ¡Eso no es divertido! —exclamó el asistente viéndolos ir a jugar entre las casitas hechas por figuras de plástico que eran desarmables. Se dirigió nuevamente a Monty—. Deja te acompaño a la salida.

—No, estoy bien, no descuides tu trabajo por mí, sé dónde está la salida.

—¡Oh, no es ninguna molestia! —exclamó sosteniendo su brazo y abrazando el mismo con ambas manos mientras lo acompañaba— ¡Tengo integrado una enorme cantidad de sensores que me permiten saber cuántos niños hay en el área y dónde está cada uno! ¡Uno en especial detecta si algún niño se ha separado demasiado de los otros!

Monty asintió entendiendo lo útil que eso podía resultar a alguien con su labor.

—¿Vendrás esta noche?

Susurró muy bajo, sintiendo como le eran devueltas sus gafas de estrella.

—Bueno, Moon debe vigilar todas las áreas por órdenes de la guardia Vanessa ¡Pero siempre encontraremos oportunidad para poder estar juntos!

—¿Te gusta estar conmigo? —no deseaba hacerse ilusiones, así que está vez fue directo.

—¡Nos encanta! —pegó un brinquito— ¡Eres el mejor de los mejores amigos! ¿No te agradamos a ti? Siempre vienes a jugar, no lo harías si no te agradáramos... ¿Verdad?

Monty sonrió de lado y asintió corriendo hacia donde se había asignado su siguiente tarea, dejando algo dudoso al asistente de guardería.

—¡Nos vemos luego, My Sunshine!
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No era posible, simplemente era inaceptable y debía hacer algo para que se detuviera de inmediato.

Desde las cámaras de seguridad, una chica rubia veía con asco como avanzaba y se hacía más estrecha día con día la relación de dos de los animatrónicos de los que merodeaban por el Mall del Pizzaplex.

Sus ojos verdes se enfocaron en una imagen de ambos despidiéndose con un abrazo para después ir a áreas distintas.

Simplemente no podía creer que unas máquinas, en primer lugar, desarrollarán emociones. Y encima dos machos. Ni más ni menos.

Sus ojos violetas centellaron maquinando un plan.

Eclipse Reptiliano =Glittergolf History=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora