Eclipse Reptiliano =Glittergolf History=

✨16🌞

Sun estaba sentado sobre el sillón, o mejor, dicho, sobre el regazo de Monty que estaba semi-recostado sobre el sillón.

—¿Así está bien?

—S-si —respondió un tímido Sun.

—¿Cómo te sientes? ¿Pasa algo? ¿Qué más quieres hacer?

''Podríamos experimentar más cosas'' Había pedido Sun cuando Monty preguntó que quería hacer ''Ya que no está el Doctor ni las niñas''. La idea había rondado su cabeza desde hace un tiempo de todas formas.

—Estoy bien —aseguró el Sol tratando de mantener la compostura, recostó su cuerpo con ternura sobre el de su caimán, mirándolo con todo el amor que poseía para él. Y es que siempre le trataba tan dulce.

Tomó sus mejillas entre sus manos perdiendo su timidez un poco y besó en un pequeño piquito. Monty sonrió cerrando los ojos para poder sentir más plenamente los besos que se le empezaban a brindar.

En el hocico, el mentón, guiando después a la mejilla y la sien, los párpados, la frente y de nuevo los labios. Está vez Monty empezó a actuar, moviendo sus labios contra los del Sol, de forma al principio suave, pero, a como sentía la positiva respuesta y movimientos que trataban seguir los suyos, empezaba a intensificar y profundizar el contacto.

Las mejillas del más delgado se llenaron de un calor colorado, de forma inconsciente su cuerpo se estremecía y sus manos acomodadas en el pecho de Monty se hacían puño y buscaban acariciar la piel a su alcance.

Contacto. Tacto.

Necesitaba tanto que lo tocara. Que lo tocara tanto y en tantas partes en las que tenía calor.
Era como tener picazón, pero quería sus manos suaves y sus labios encima de esos trozos de piel y fue complacido.

Monty no quería asustarlo de alguna manera, así que empezó suave.
Se encontraba sentado con el contrario sentado sobre su regazo, mientras despojaba entre besos la camiseta abotonada de SunDrop.

Cielos.

Cómo amaba esa piel suave y blanca amarillenta ,tan bella y deslumbrante como un lienzo que pedía a gritos ser pintado de dulces marcas que el podría provocar mientras el dueño arqueaba la espalda y gemía su nombre.

Empezó por los hombros, besando y dando pequeños chupetes que hacían que Sun jadeara lenta y pausadamente, mordiendo de vez en vez sus labios para acallar su voz.

Monty se aproximó al cuello y ahí dio una larga lamida con su rasposa y húmeda lengua, provocando que el contrario se estremeciera y soltara una exclamación de sorpresa ante la corriente eléctrica que le recorrió la columna y la incomodidad que empezaba a causarle el sentir el pantalón tan ajustado en la parte intermedia inferior.

Monty paró en seco y lo miró, esperando que le dijera si debía parar. Pero se encontró con los ojos del Sol, brillantes y sorprendidos, que le devolvieron la mirada.

—Hazlo —dijo tomándole las mejillas de sopetón—. ¡Hazlo de nuevo!

Monty sonrió y volvió a lamer el cuello, logrando excitar más a su Sol. Procedió a morder la zona, lo suficiente para encajar los dientes y hacer que el Sol gimiera su nombre pero no guardaba ninguna intención de lastimarlo.

—¡Monty!¡Ah!~

El caimán bajó la mano y descubrió que el miembro de su novio estaba erecto, apretado en el pantalón.
Cuántas maravillas abrigaba la ciencia.

Se imaginó mil escenarios con ese precioso ser que era su pareja. Tantas posibilidades que había aprendido que podía realizar. Hacerlo gritar hasta el cansancio y después abrazarlo y darle mimos hasta que se durmiera en sus brazos.
Entre sus ensoñaciones había empezado a acariciar aquel apéndice por encima de la ropa, apretando y frotando.