CAPÍTULO 8: REVELDIA

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La noche había avanzado, Lilinet trataba de dormir pero no podía, las cosas estaban listas, todo estaba arreglado, pero ella estaba cansada, las palabras de sus padres seguían en su mente, no sabía si seguir como estaba desde siempre, sabía que ha...

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La noche había avanzado, Lilinet trataba de dormir pero no podía, las cosas estaban listas, todo estaba arreglado, pero ella estaba cansada, las palabras de sus padres seguían en su mente, no sabía si seguir como estaba desde siempre, sabía que había actuado de forma incorrecta en la cena, y estaba segura de que no la castigaron solo por el viaje del día siguiente. Había algo en ella que quería cambiar, que quería libertad sin pensar en las consecuencias, se paró de su cama rápido con una idea en mente, sabía que crear para poner en marcha su plan.

Lejos de la cama de su hermana tenía una pequeña vela prendida, todo lo que necesitaba en aquella mesa de noche, decidió crear un espejo para poder realizar todo bien. Estaba apunto de empezar, cuando pensó en su hermana, ¿realmente haría algo tan drástico sin ella?, sí, pero sabía que para evitar su enojo tenía que avisarle antes. Movió a su hermana con brusquedad para que esta despertara, al ver como abría un poco sus ojos habló de forma rápida.

- Voy hacer algo que va a enojar a nuestros padres, solo quería avisar, puedes seguir durmiendo- tras hablar rápidamente se dirigió a su mesa de noche.

Shinesi apenas había entendido lo que su hermana dijo, pero al procesarlo decidió que era mejor pararse y ver que haría su hermana, sabía que no la pararía, es más, estaba segura que terminaría haciendo lo mismo o colaborando con ella. Tenía mucho sueño, ni siquiera se esforzaría en intentar detenerla o hacerla entrar en razón.

Al llegar junto a su hermana analizo todo lo que tenía sobre la mesa, reconoció todo, ella la había ayudado a comprarlo hace algunas semanas, no dijo nada, solo dejo que su hermana continuara con lo que hacía mientras la miraba. Poco a poco el sueño fue dejando a Shinesi, quien 20 minutos después, se encontraba haciendo lo mismo que su hermana, después de todo a ella también le llamaba mucho la idea. Dos horas después ambas habían terminado su pequeña travesura, estaban felices a pesar de saber que sus padres se enojarían, la adrenalina que sentían no les permitió volver a conciliar el sueño, era por mucho el mayor acto de rebeldía que habían hecho en sus vidas, estaban seguras que ni siquiera los jóvenes de estatus promedio se arriesgaría a hacer algo por el estilo sin permiso, cuando el miedo y arrepentimiento llegaron ya era demasiado, por lo que volvieron a convencerse de que valía la pena el atrevimiento.

Un nuevo día había comenzado, las princesas ya habían sido avisadas por una de las mucamas que era hora de despertar', aquella mujer se sorprendió al verlas, pero no tenía derecho alguno a decirles nada. Decidieron tardar más de lo normal, los reyes ante la demora de sus hijas decidieron adelantarse, al ver esto las gemelas decidieron salir. Los trabajadores del palacio se sorprendían al verlas pero nadie se atrevía a decir nada.

El viaje paso de forma tranquila, las gemelas se la pasaron las horas charlando y jugando a lo que se les ocurría, estaban emocionadas por volver a Jurial, verían el mar después de un par de años, así que lo aprovecharían al máximo. Solo habían visto el mar una vez antes, ellas no salían del palacio más que para los saludos en fiestas, y las veces que sus padres salían de viaje las princesas eran dejadas en el palacio capital, por lo que en toda su vida solo habían viajado tres veces fuera de la ciudad donde nacieron.

Al llegar a Jurial ambas fueron a la habitación que tenían en su palacio en Jurial, apenas estaban poniéndose cómodas cuando fueron llamadas por su padre, ambas se miraron, sabían lo que vendría y aunque tenían miedo estaban listas para afrontarlo.

- Niñas espero que estén listas, la primera reunión será en cuatro horas, así que quiero que se preparen.- dijo su padre al escuchar que ambas entraron, se encontraba mirando a la ventana.

- ¡¿Pero qué hicieron?!! .- gritó su madre cuando pudo reaccionar.

- Pero-!- su padre se había quedado sin palabras, apenas había visto a sus hijas

- ¡¿Cómo se les ocurre hacer esta barbaridad??!! .- Gritó con furia el rey.

Las gemelas no decían nada, solo miraban a sus padres, el silencio parecía enojarlos más.

- ¡Quiero que arreglen esto de inmediato! .- Gritó con fuerza.

- No.- dijo por fin la mayor.

- les es- fue interrumpido

- No lo haremos, estamos felices así, si no les gusto lo sentimos, pero no lo vamos a cambiarlo.- dijeron al unísono, pocas veces hablaban al mismo tiempo frente a ellos, tras decirlo seriamente se retiraron.

Sabían que habían hecho algo arriesgado, pero más que sentir miedo por las consecuencias realmente se sentían liberadas, habían pensado mucho tiempo en teñirse el cabello, llegaron a comprarse lo necesario y botarlo varias veces, pero después de dos años de intentarlo y arrepentirse, al fin lo habían hecho.

Ambas tenían los colores pensados por mucho tiempo, Lilinet adoraba como le quedaba el rosa, y Shinesi, a pesar de ser la más reservada, había decidido, aparte de teñir su cabello de lila, cortarse el cabello por arriba de los hombres y realizarse un cerquillo. Desde la primera vez que se vieron al espejo con esos colores de cabellos tan extravagantes, se habían sentido ellas, por años se miraron al espejo sin encontrar nada más que dos copias de su madre, copias que nunca serían lo suficientemente buenas, pero por fin sienten que se veían a ellas mismas.

La libertad que sentían era gigante, ni siquiera saben cómo comportarse, al volver a su habitación la explosión de energía llegó a ellas, no podían evitar saltar y gritar, tarareaban canciones al azar, cambiándolas cada 30 segundos. No se dieron cuenta cuando empezaron a llorar, solo habían cambiado su cabello, solo eso, pero sentían como si se hubieran cambiado por completo, sentían que eran totalmente diferente, todo a su alrededor se sentía totalmente diferente y no podían, ni querían, superar la felicidad que sentían en ese momento por ellas mismas.

  No se dieron cuenta cuando empezaron a llorar, solo habían cambiado su cabello, solo eso, pero sentían como si se hubieran cambiado por completo, sentían que eran totalmente diferente, todo a  su alrededor se sentía totalmente diferente y no pod...

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𝑪𝑼𝑬𝑵𝑻𝑶 𝑹𝑶𝑻𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora