CAPÍTULO 29: PRIMER ATAQUE

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Los días de fiesta estaban por acabar, era la última fiesta, en honor al cumpleaños de la Reina, la música sonaba fuerte, los invitados bailaban o comían algo, todo estaba tranquilo, todo estaba por terminar y terminaría de forma pacífica

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Los días de fiesta estaban por acabar, era la última fiesta, en honor al cumpleaños de la Reina, la música sonaba fuerte, los invitados bailaban o comían algo, todo estaba tranquilo, todo estaba por terminar y terminaría de forma pacífica. Al menos era lo único pacifico.

Raynett estaba lista para atacar más directamente, ordenó prepararse para empezar el ataque, se encargarían de asesinar a todo quien se interpusiera, sin importar quien fuera, empezarían en Marleos, atacando sin piedad al ejército que se encontraba defendiendo los límites, la muerte celebraba tener tantos nuevos miembros junto a ella aquel día.

- maten a los débiles y capturen a los fuertes!!.- fue la orden dada por la pelirroja

Se volvió una masacre en donde ninguno parecía poder ganar, continuó el ataque desde Labata y Canoir, casi rodeando a todo el ejército que defendía a Marleos, dejar caer a Marleos sería como dar un acceso mucho más fácil a la capital, mensajeros habían sido enviados a la capital para pedir refuerzos, sin embargo los soldados perdían las esperanzas.

Los ataque eran feroces y Raynett solo estaba sobre un árbol disfrutando todo como si fuera un espectáculo personal, sus hombre habían sido entrenados hasta el cansancio a orden de ella, y no dejaría que sus cuerpos descansen hasta cumplir su plan, su plan no era matar a todos, los controlaría para ganar más personal para su plan, pero eso si, ordenaría matar a cada persona de los pueblos ya dominados para evitar un levantamiento interno, después de todo ya no tenían utilidad.

Los mensajeros llegaron a las 3 am al palacio, ordenando que llamen al rey quien al descubrir el acto, mandó a despertar a medio ejercito para que vaya a ayudar al combate en Marleos, se alistó y mando a despertar a su hija mayor. Cuando Lilinet fue llamada por su padre fue corriendo a su oficina.

- Mi rey, ¿ qué ha pasado?.- dijo algo asustada

- Alístate hija mía, la guerra ha empezado y seremos nosotros quienes ganaremos; es el momento de que pruebes que no solo juegas a ser una guerrera.- dijo con firmeza

La pelirosa asintió ante la orden de su padre, se dirigió hacia su habitación para ponerse algo que la ayude a pelear en la guerra que Raynett había empezado. Dejó una carta para su novia y otra para sus hermanas, se despidió de su madre y partió junto a su padre y el ejército directo a la frontera de Marleos. Tardaron seis horas en llegar, pero llegaron justo antes de que su ejército se rinda, la pelea estaba apunto de ser perdida pero para suerte de los soldados que aún vivían llegaron los refuerzos.

La pelea era feroz, Lilinet buscaba con la mirada a Raynett quien al ver a la princesa y el Rey decidió esconderse entre los árboles, ordenó que vinieran los soldados que se encargaban del pueblo para no perder. Lilinet tenía una espada creada por ella misma en cada mano, peleaba y esquivaba con gracia en cada golpe, derrotaba fácilmente pero era difícil, no importaba cuanto golpeara a sus enemigos, parecían no sentir dolor y no parar hasta la muerte, cosa que Lilinet no quería provocar para nadie, atacando de forma estratégica para solo llegar a noquear a quienes le atacaban.

Su padre mostraba ferocidad, atacaba directo al cuello sin dudar, acabando con sus enemigos al primer o segundo golpe. Raynett ordenó que todos vayan en contra del Rey, sin embargo no importaba cuantas heridas hicieran a este, seguía peleando con firmeza mientras sus heridas sanaban casi al instante, al darse cuenta de eso Lilinet decidió buscar a la pelirroja, era obvio que se encontraba cerca, de otra forma no vería lo que pasaba.

Empezó a meterse más entre el bando controlado para buscar, y en la cima de un árbol la vio, creó un gran escalera para subir hasta donde se encontraba la líder, cuando llegó hasta ella dio un golpe ciego por detrás haciéndola caer. Reaccionó de forma rápida creando lianas que la sostuvieron para evitar caer de forma brusca al suelo, cuando tocó este de forma segura intentó contraatacar a la princesa.

- No prefieres llamar a tu papi, lindura.- dijo burlándose mientras esquivaba los ataques de la princesa
-Te mataré con mis propias manos, no necesito de mi padre.- Replicó la menor

Golpes iban y venían, Raynett usaba sus lianas para atacar a la princesa, las enredaba en sus brazos y piernas para evitar sus ataques, aunque era difícil esquivar todo lo que creaba para lanzarle, la princesa creaba dagas y agujas para lanzar en contra de Raynett mientras se deshacía de las lianas que la enredaban. Era obvio que la menor también había entrenado durante todo ese tiempo, la poca cordura que le quedaba le decía que no podría ganarle una vez más, decidiendo así, distraerla y huir de ese lugar.

- me sorprende tus ganas de matarme, lo bueno es que tu padre morirá al mismo tiempo.- dijo sonriendo

Lilinet volteo a donde estaba su padre, viendo como apenas había tres soldados tratando de ayudarlo a combatir treinta controlados que atacaban a matar, se liberó de las lianas y decidido a ir a ayudarlo, atacó a la gente alrededor hasta llegar al lado de su padre, se puso a sus espaldas y empezó a pelear junto a él.

De pronto solo dejaron de pelear y retrocedieron.

- Fue un gusto pelear con ustedes su realeza, pero tengo que continuar matando a sus habitantes .- sonrió, creó una gran pared de lianas gruesas por toda la frontera evitando que los soldados entren a Labata o cualquier otro distrito dominado por ella.

Lilinet corrió para tratar de adentrarse a él, mas no logró hacerlo , por lo que la frustración la llevó a tratar de romper las lianas con el filo de su espada, sin embargo estas parecían demasiado fuertes. La furia la dominó, sus ojos brillaron con fuerza mientras la espada en sus manos se volvía cada vez más grande, pero ni siquiera está lograba dañar la pared de espinas. Cuando la fuerza ya no quedaba se dejó caer al suelo siendo sujeta por su padre, quien la llevó en brazos hasta una carpa en la que pudiera descansar.

 Cuando la fuerza ya no quedaba se dejó caer al suelo siendo sujeta por su padre, quien la llevó en brazos hasta una carpa en la que pudiera descansar

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