CAPÍTULO 11: REACCIÓN

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El sol alumbraba fuerte, Raynett despertó poco a poco, se encontraba en la orilla del mar, todo lo que descubrió el día anterior seguía abrumándola, tenía una decisión tomada, el rencor que sentía era demasiado para sólo tratar de superarlo

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El sol alumbraba fuerte, Raynett despertó poco a poco, se encontraba en la orilla del mar, todo lo que descubrió el día anterior seguía abrumándola, tenía una decisión tomada, el rencor que sentía era demasiado para sólo tratar de superarlo. Destruiría todo lo que debía ser de ella o lo recuperaría, todo lo que antes se conocía como Marinfall volvería a ser suyo, y lo tomaría desde donde lo dejó, escombros, rompería todo lo que armó el rey de Bellfire y volvería a construirlo a su manera.

Se levantó rápidamente, necesitaba un par de cosas, prepararía los hechizos más destructivos que conocía, empezaría el caos desde donde todo comenzó hace ya 18 años, entre ella y la familia real, acabaría con ellos aunque acabe con sí misma en el proceso. Se adentro al palacio de Jurial, su padre ya había avisado que ella iría por lo que pudo ingresar fácilmente, caminó hasta la biblioteca del palacio, si en el palacio capital existían libros de magia ¿Por qué no los habría ahí también?, encontró dos, sentía que por fin el mundo estaba jugando a su favor, los tomó y escondió en su mochila.

Cuando todo estaba listo fue a buscar el caballo que había pedido a su padre, al llegar a los establos del palacio se enteró que su padre ya había partido, y con él la familia real. Montó el caballo y lo hizo correr lo más que pudo. Los días anteriores había estado aprendiendo los caminos entre Jurial y la capital para evitar perderse, entre ellos aprendió cuál era el camino principal tomado por la realeza y cuáles eran las rutas cortar tomadas por los comerciantes para acortar camino, confiando en su memoria, guio a su cabello por en medio de los árboles.

Logró llegar a un punto por el cual sabía pasaría la guardia real, preparó las trampas y hechizos que tenía listos, estaba lista para atacar a todos, machaco unas flores para teñir su rostro y no ser reconocida tan fácil, no quería que supieran que era ella por el momento. Logró ver a la guardia real acercándose, prendía la cuerda que conectaba los pequeños explosivos caseros escondidos con hojas en el camino, tenía todo calculado, el sonido de las bombas y el humo creada por estas, asustaron a los caballos haciendo que las carrozas perdieran su equilibrio y una se volteara.

Alteró todo el ambiente, creó niebla densa por todo el rededor, tenía en mano la daga que alguna vez su padre le regaló, él le había enseñado a defenderse y pelear, por lo que fue esquivando a los guardias de manera fácil para llegar a la carroza principal. Atacó a los guardias que defendían la carroza, apenas logró derrotarlos por la ventaja de densar la niebla aún más en los ojos hasta lograr noquearlos, aunque de todas formas tenía pequeños cortes en sus brazos que le causaban irritación.

Vio dos figuras salir de la carroza dañada y se acerco para encontrarse con ambas princesas, podía ver a la mayor con una espada y un escudo manteniendo a su hermana menor detrás de ella, sus ojos tenían ese clásico brillo que demostraba poder acentuando su furia. Raynett también estaba enojada, creía que toda esa pelea era para llegar a los reyes, no a las princesas, de todas formas pensó que sería una buena forma atacar a las ahora indefensas princesas para enviar un mensaje a los reyes, después de todo no era más que la princesita problema y la princesa sin magia, no seria difícil dañarlas o incluso asesinarlas en ese mismo instante.

𝑪𝑼𝑬𝑵𝑻𝑶 𝑹𝑶𝑻𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora