Capítulo 5

110 1 0
                                    


Capítulo 5.

Los días pasaban normales.

Emma estaba muy feliz porque la cena había hecho que su local se llenará incluso en los desayunos. Lo que la mantenía muy ocupada en el trabajo.

Por otro lado Alanna recababa información sobre Darkness Ghastly y me hacía compañía a media mañana, sin embargo aún no encontraba algo que tuviera relevancia en nuestra investigación.

Estábamos tomando el café y contrastando información cuando Valeria entró en mi oficina.

Alanna guardó de inmediato los papeles, mientras Valeria nos miraba confundida, pero se le pasó cuando dejó sobre el escritorio un florero con demasiadas rosas rojas. Estornude debido al olor profundo que emanaban las flores.

          - ¿Por qué has traído flores?

Alana se colocó de pie rápidamente e intentó quitarle las flores a Valeria pero esta estaba ensimismada.

Volví a estornudar e intenté taparme la nariz, mas no lograba salir de ahí para evitar morir.

            - ¡Ay, Samanta! ¿No ves que son hermosas? Debes sentirte afortunada de que un hombre tan guapo te mande este costoso ramo de rosas rojas.

Lance mi silla hacia atrás y finalmente me pare para alejarme de las flores que Valeria intentaba colocar encima de mí. Alanna se interpuso y volvió a preguntarle.

      - Valeria, responde lo que te han preguntado.

      - Pero qué mujeres tan poco agradecidas que son.

      - ¡Valeria! - Alanna grito tan fuerte que hasta yo me asuste. Estaba muy enojada y la actitud de la secretaría no ayudaba en nada. - Eres una inepta. Samanta es alérgica a las rosas. Puedes matarla. ¡Llévate eso de aquí ahora!

Con una actitud infantil, Valeria tomó el florero y corrió detrás de la puerta enojada ya que no quise recibir el obsequio.

Alanna conocía la alergia que me afectaba, porque una vez fuimos a una reunión en la oficina para celebrar mi cumpleaños. Me regalaron rosas, las suficientes como para que me volviera roja, los ojos me lagrimeaban y el rostro se hinchara. Estuve muy cerca de sufrir una crisis respiratoria de no ser por un par de compañeros que sabían sobre mis antecedentes médicos. Después de ese episodio, nunca más el banco les regaló flores a sus trabajadoras.

Lo más abrumador de todo esto, es que solo soy alérgica únicamente a las rosas, pero no a las demás flores existen en el mundo.

Alanna tomó uno de mis brazos y me llevó fuera de la oficina.

Mientras esperaba en la recepción, ella se encargaba de averiguar el remitente de las flores. Llegó unos minutos después con el teléfono en la mano.

Ya me imaginaba quien enviaba semejante arma mortal y más tarde, cuando me sintiera mejor le gritaría bien fuerte a Matthew por ser un imbécil.

         - Te hubiese traído la tarjeta, pero supongo que se impregnó con el roció.

        - Estoy segura que sí. Las flores tenían una fragancia muy fuerte, como si estuvieran recién cortadas.

      - Lo sé, hasta yo las sentí. De todos modos, ya pedí que limpiarán la oficina.

     - ¿Dónde dejaste los papeles que estábamos leyendo antes de que Valiera entrará?

No deseaba que nadie se enterara de nuestra búsqueda de información sobre Darkness, me sentiría asustada si alguien más que Alanna se enteraba.

PerspectivaWhere stories live. Discover now