Epílogo

4 1 0
                                    


Epílogo

Hace 2 años atrás.

20 de julio.

Ya era tan común salir tarde de mi trabajo como la lluvia en esta ciudad, donde agradecía vivir medianamente cerca de mi hogar como para poder caminar.

El guardia se despidió de mí y avance por la acera, calle abajo camino al parque que adornaba el centro de la ciudad.

No había personas cerca, lo que me preocupaba un poco, lo normal es que siempre hubiera alguien caminando de un lado a otro, paseando un perro o tomando café.

De pronto, entendí que si la calle estaba vacía, solo podía significar una sola cosa y era que esos dos malditos lunáticos en trajes apretados se habían vuelto a pelear y las personas asustadas, corrieron a esconderse dentro de sus hogares.

Iba a matar algún día a George, odiaba que siempre me pasará a último momento los informes y tuviera que quedarme hasta tarde para que por la mañana estuviera todo listo, salir a estas horas solo era responsabilidad de mi jefe.

Mis tacones sonaban contra el piso frío y mojado, el paraguas que apenas me protegía de la lluvia cubría mi cabeza y la bufanda ayudaba a mantener mi calor corporal, mientras que mis dedos apretaban con fuerza la cartera que colgaba de mi hombro izquierdo.

De pronto, un quejido se escuchó a lo lejos.

Me detuve un momento, pensando que había confundido la lluvia con un llanto de dolor, así que avancé dos pasos, cuando del callejón sucio, el sonido se hizo más fuerte.

Traté de mover mis pies en dirección a casa, pero mi cabeza me lo impidió y entré en el pequeño callejón entre dos edificios.

La basura se acumulaba en los tarros y fuera de ellos, las bolsas negras apenas se distinguían y estaba segura de haber escuchado un gato maullar probablemente a un ratón. Saqué mi teléfono del bolso y encendí la linterna. El piso estaba cubierto por papel de diario rancio y unas cajas se apilaban al final, el sonido de un sollozo me alertó. Apunte al lugar de donde creía escuchar y descubrí una rata escapando velozmente de la luz cegadora. Sin embargo, percibí sangre en el piso inmundo.

Mire mis pies, era un charco de sangre donde estaba parada.

Un nuevo sollozo llegó a mí y al girar encontré a un hombre tirado entre varias bolsas de basura.

Me acerqué tan rápido como mis zapatos me lo permitieron hasta agacharme frente a él.

Casi me caí de espaldas cuando pude ver su rostro o lo que su máscara permitía distinguir.

    - No, no te vayas... ayudame...

Pensé tan rápido que me mareé, ayudar a Darkness Ghastly no era algo que cualquiera estuviera dispuesto a realizar. Sin embargo, me ordené a mi misma socorrer al hombre tumbado en el piso, apoye el teléfono contra una caja para que me permitiera mirar con claridad.

Le atravesaban tres balas en el pecho, casi me ahogue al ver que no paraba de sangrar. Su traje normalmente verde con negro estaba empapado por la lluvia, la sangre y la suciedad del lugar.

Me quité la bufanda del cuello y la presioné con fuerza contra su pecho.

   - Debes ver a un médico.

   - No llames a emergencias.- Apenas podía modular correctamente, respiraba con pesadez, sus labios perdieron todo color y podía notar como quería cerrar los ojos.

   - ¿Qué quieres que haga?- Su respuesta tardó en llegar.

   - Necesito... que llames al número... de teléfono, que te dictaré.- Tomaba aire cada par de palabras que denotaban su estado de salud delicado.

PerspectivaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz