Capítulo 15

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Capítulo 15.

El viernes había llegado más pronto de lo que hubiera deseado y la sesión con la psiquiatra no la podía aplazar.

Tía Elaine llegó una hora antes de mi cita, queriéndome acompañarme, suponiendo que solo mentía cuando les dije que sí iría a ver a un médico.

Su abrazo fue tranquilizador y la tuve apretada a mi más del tiempo normal. Su olor era idéntico al de mi padre, así que si cerraba los ojos era como poder abrazarlo a él.

Cuando era niña y tenía pesadillas a mitad de la noche, papá era el único en venir a consolarme, me abrazaba y me leía un cuento de princesas o hadas y esperaba junto a mi hasta que el sueño me venciera otra vez. Había veces donde nos amanecíamos los dos, porque yo no quería volver a dormir, y nunca se enojaba, a pesar de estar cansado.

Lo extrañaba mucho, tanto que recordarlo era una herida que se abría.

           - Bien, hoy te ves de mejor aspecto. Emma me ha dicho que faltaste por el almuerzo una sola vez pero que te lo trajeron y el chico esperó hasta que te comiste todo.

La mire confundida en cambio tía Elaine se rió.

          - Esa parte no te debí comentar, Emma dijo que no sabías.

          - Esa mujer va a lograr que la mate un día.

          - Bueno, tampoco es para tanto, debes comer y nosotras debemos verificar que lo hagas.

          - ¿Tú? ¿Justificando a Emma? Pensé que no llegaría a verlo, antes el mundo ardía con un meteorito.

          - Tu salud está primero y apruebo todo lo que haga Emma en post de tu bienestar.

El clima de hoy era de nubes que amenazaban con una lluvia imprevista.

Tía Elaine vestía pantalones y chaleco, en cambio yo iba mucho más abrigada.

Caminamos por la ciudad atentas al tráfico a esta hora de la tarde.

La psiquiatra atendía a un par de cuadras del Banco y para llegar debíamos cruzar el parque.

Todavía había luz de día, por eso los niños y adultos mayores iban y venían por todas partes, a pesar del frío que hacía.

Recordé a Darkness y nuestros encuentros en este parque ubicado en medio de la ciudad rodeado de altos edificios y árboles que te guiaban hasta aquí.

Esa noche parecía un hombre común, si lo mirabas de lejos nada te hacía pensar que era un ladrón, su máscara era el único indicio de maldad.

Caminar de vuelta a mi edificio sola y sin su presencia impotente, me puso triste, pero sabía que él no podía llevar una vida normal después de todo lo malo que ha hecho.

Pensé en él hasta en la consulta médica.

Al final la psiquiatra me recetó pastillas para dormir, terapia psicológica y que dejara de pensar tanto en las cosas, porque era evidente que no estaba conectada con lo que ocurría a mi alrededor.

Después de comer algo ligero con tía Elaine, Alanna me llamó. Confirmó que todo estaba en orden y que su relación laboral con el George iba mejorando. Estaba apenada porque pasaría su cumpleaños sola o lo que era peor que eso, en la compañía innecesaria del gerente insoportable. Al final preguntó si había visto a Matt porque tenía que pedir alguna cosa y le dije lo mismo que a Emma sobre nuestro encuentro fugaz. Se despidió como siempre.

Al llegar a mi departamento, todo estaba en orden, excepto por una manzana que estaba en la cocina siendo atravesada por un cuchillo. Tenía la certeza de haber dejado todo en orden durante la mañana y que no tenía ese tipo de frutas en mi hogar.

PerspectivaWhere stories live. Discover now