Capítulo 26

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CAPÍTULO 26.

Miraba la ventana del dormitorio, todo estaba oscuro, llevaba varios minutos despierta y no podía volver a dormirme.

Matt me abrazaba por la cintura, pero su abrazo comenzaba a darme calor y la posición comenzaba a ser incómoda.

Al girarme, encontré esos ojos azules mirándome con atención.

   - ¿Qué sucede Samanta?

   - No sé, no tengo sueño. 

   - ¿Estabas teniendo una pesadilla?

   -  No, hace un tiempo que ya no las tengo.

Me senté en la cama.

En medio de la oscuridad solo podìa ver sus intensos ojos de color, tal vez a cualquier persona le darìa un miedo fatal tener que encontrarles con ellos en medio de la noche, pero a mi solo me transmitían seguridad y comodidad. De alguna manera, sabía que esos ojos eran una de las cosas más bellas de este mundo.

Las manos de Matt acariciaron mi rostro, mientras las mías las apoyaba en su pecho, buscando su calor corporal.

Matt se levantó a los minutos, yo solo me pude acomodar entre las sábanas y almohadas, el sueño me vencía pero no quería volver a dormir, sentía una presión en el pecho que me preocupaba.

A la hora Matthew volvió, pero su rostro solo reflejaba furia, así que me asuste, pude darme cuenta que trato de suavizar su semblante pero fue un poco inútil.

   - ¿Qué ocurre?

   - Nada, quédate en la cama, yo iré al centro.

Matt recogió un par de cosas y salió corriendo. Su actitud me inquietó bastante, así que me levanté en pantuflas y caminé detrás de él.

El pasillo estaba lleno de guardaespaldas, algo que no veía nunca, pero todos me ignoraron, mientras seguía a Matt escaleras abajo.

Él iba dando instrucciones por teléfono y casi gritando, esquivaba a su personal mientras caminaba.

La ventana me señaló que estaba amaneciendo, por esa razón tenía sueño.

Alcance a ver cuando Matt entró a la biblioteca y me acerque, lo suficiente para escuchar, no era mi intención escuchar a escondidas, pero fue inevitable cuando escuche a Tristán decir Emma con tono furioso.

   - ¡ESTO ES TODO TU PUTA CULPA MATT!

   - ¡Puedes calmarte! No ayuda en nada que te pongas así.

    - ¿Cómo quieres que no esté? Mira mi cara , me rompieron un brazo, ¡UN BRAZO MALDITA SEA!

Mi cabeza se asomó ligeramente entre la abertura de la puerta para ver a Matt con el teléfono en la mano tecleando y a Tristan con la cara hinchada y una escayola. Trague grueso, sabía que lo que iba a escuchar después no me gustaría.

    - Emma, peleo igual que tú, es fuerte, no le harán nada.

    - Sabes bien que ella lo pasara tres veces peor que Sam, porque saben que el daño que le produzcan a ella, será el triple para Sam.

  - Lo sé, pero ahora no me preocupa Samanta sino que Emma.

  - Bien porque si esto se vuelve otra vez a Samanta, te juro que me llevo a mi madre lejos de tí, porque estoy harto que desde que ella apreció en tu puta vida, todo se trate de ella. ¡Debí dejar que la mataras!

Estaba confundida, se habían llevado a Emma y sabía que una sola persona podía hacerlo, porque su rabia y odio hacía nosotras no tenía límite alguno.

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