Capítulo 11

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Capítulo 11

Por la mañana, desperté sola en mi cama, el sol entraba con fuerza por la ventana, anunciando que ya era bastante tarde.

Busqué mi teléfono para verificar la hora, faltaban un par de minutos para las once de la mañana. Me di cuenta que el antifaz de Darkness estaba en mi mesita de noche. Lo tomé con cuidado. La tela negra era demasiado suave, tapaba más de la mitad de su rostro, no tenía nada que me diera una pista sobre la verdadera identidad de Darkness.

Salí de mi habitación con los pies descalzos, esperando encontrarlo en la cocina o en el baño, pero mi departamento estaba en absoluto silencio.

Me senté en una de las sillas del comedor, mirando las paredes.

Asombrada era poco, no había obtenido mucha información de Darkness conversando con él, pero estuvo conmigo aunque las razones de su visita eran descabelladas.

Me levanté para prepararme un café, cuando sonó mi teléfono. Así que volví a mi dormitorio para cogerlo. Era un mensaje de un número desconocido diciendo que abriera mi puerta porque había una sorpresa.

Trate de no entrar en pánico y de a poco me acerque a la puerta de mi departamento.

Mire por la mirilla, no había nadie fuera, se veía solitario como siempre. Así que decidí abrir la puerta con lentitud. El pasillo estaba llenó de luz como siempre a esta hora, las puertas de mis vecinos estaban cerradas y lo único raro era un ramo de flores que estaba a mis pies.

Grité apenas las vi, cuando noté una pequeña cosa moviéndose entre las flores.

Eran las rosas rojas más hermosas que hubiese visto.

Quise darle una patada al florero, cuando una serpiente asomo su cabeza, amenazante dispuesta a atacarme.

Escuché una puerta abrirse.

Yo solo podía concentrarme en que ninguna de las dos cosas fuera a matarme.

       - Samanta, quédate quieta, si te mueves bruscamente la serpiente te va a atacar.

La pequeña criatura se había levantado bastante, me miraba enfadada. Su piel verde brillaba, sus ojos amarillos eran extravagantes, anunciaba que era peligrosa y estaba dispuesta a provocar el mayor daño posible.

Quería estornudar y sabía que eso iba a ponerme en peligro si lo hacía justo en ese momento.

       - Intenta retroceder despacio, no dejes de mirarla.

       - No vayas a estornudar, Sam.

Eran dos personas las que me hablaban.

Con lentitud empecé a dar un paso hacía atrás, pero eso puso en alerta a la serpiente. Movía la lengua con rapidez, cuando de pronto se lanzó a mí.

Grité tan fuerte que cerré los ojos esperando lo peor.

Pero nunca llegó el dolor, porque cuando abrí los ojos Arthur tenía a la criatura en sus manos, llevaba guantes blancos y la aprisionaba con mucha fuerza, sin embargo la serpiente peleaba e intentaba enredarse en sus brazos.

       - Trae eso luego o me va a envenenar.

Se refería a Matthew que venía corriendo con un contenedor de vidrio. Lo dejó en el piso mientras Arthur metía al animalito dentro.

Yo me puse a llorar mientras volvía al departamento.

Escuchaba que los dos se gritaban, cuando Matthew entró para verificar si estaba bien.

PerspectivaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin