Capítulo 6

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Capítulo 6.

Hacía frío, estaba oscuro y tenía miedo. Me rodeaba la completa soledad. Di un paso y luego otro. De pronto salte al vacío.

Desperté agitada y lo vi. Vi sus ojos azules intensos. Estaba mirándome desde la silla en la esquina. Estaba muy quieto y de no pestañear hubiera creído que miraba a una estatua.

No dije nada porque parecía un sueño. Sin embargo a esas alturas sabía diferenciar entre un sueño y la realidad.

Se encontraba encorvado con las manos en el espacio entre sus piernas. Vestía de jeans y camisa negra, a pesar de todo, conservaba su máscara oscura.

Él sonrió cuando se dio cuenta que lo estaba analizando, no obstante no dijo nada.

Yo seguía respirando con un poco de dificultad, pero ya no por la pesadilla sino por su presencia. Era increíblemente impotente, incluso sentado así, se apreciaba su altura, su oscuridad y la violencia que lo perseguía.

Corrí las sábanas para levantarme y acercarme, pero Darkness se paró de la silla.

            - Dar... Darkness Ghastly. -Se detuvo frente a mí y quise ponerme a llorar.

Era la primera vez que me dejaba verlo después del incidente del edificio. Sin su traje se notaba un cambio, ahora parecía un hombre común, de esos que te topas en la calle o en la oficina. Aunque sin duda su extraordinaria belleza no lo haría pasar inadvertido.

Note la duda en sus ojos, vacilaba en hablar o escapar de mí. Yo quería que se quedara.

           - Sé que no me harás daño. ¿A qué has venido? ¿Qué haces aquí?

Y pasó lo que nunca pensé que llegaría a pasar.

           - Debía saber si estabas bien.

           - ¿Te refieres al incidente con las rosas?

Me levanté de la cama con el propósito de hablar con él, sin embargo Darkness Ghastly corrió y saltó por mi ventana. Corrí para alcanzarlo, pero ya se había alejado volando.

Volví a la cama para sentarme. Estaba abrumada por lo que sentía, por lo que había visto y porque ya sabía que no estaba loca, que no había imaginado sus ojos mirándome mientras dormía. Quien sabe desde cuando llevaba mirándome dormir.

Decidí ir por un vaso con agua a la cocina. Estaba tan despistada que cuando se encendieron las luces grité. Al menos aún no tenía el vaso en las manos, porque tal vez lo habría arrojado al piso.

Apareció Arthur en la esquina del pasillo que llevaba a las habitaciones. Me había olvidado de él otra vez. Llegó cuando estábamos cenando porque Emma lo llamó para que me revisará la alergia y fue muy simpático así que se quedó a dormir.

        - ¿Qué haces Sam?

        - Yo... yo venía por un vaso... de agua.

        - ¿Por qué estás tan nerviosa?

         - Porque me has asustado.

         - Creí oírte hablar con alguien.

         - Seguramente me escuchaste gritar. Otra vez tuve pesadillas.

          - Sí, supongo que eso fue. Bien, me voy a la cama y no dudes en gritar si algo raro te ocurre.

No me dejo replicarle, se había marchado tan rápido como apareció. Su actitud me pareció extraña, ya que nunca se había comportado así, siempre es carismático. Y el hecho que siempre me sorprenda fuera de mi habitación porque me escucha hablar, era una excusa rara y un comportamiento distinto al que tuvo hace un par de horas.

PerspectivaWhere stories live. Discover now