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Sonrió ampliamente viéndola estampar su firma en el acta que la convierte automáticamente en mi esposa, junto a nosotros se encuentran nuestros asistentes, algunos de nuestros abogados y el juez. Hace una hora estipulamos nuestras capitulaciones firmándolas y ahora estamos firmando el acta matrimonial civil. Paso saliva recordando lo que sucedió hace unas horas, fueron muchas emociones al tiempo, pero mientras la observo me propongo algo y es llevar a la banca ropa al grupo Klein y destruir a los Klein.

- Oficialmente – habla el juez cuando termina de firmar – son el señor y la señora Winter.

- ¿puedo besarte? – pregunto tomándola de la cintura a lo que ella me regala una radiante sonrisa que me deja sin aliento.

- Soy tu esposa – habla ella abrazándome por el cuello – no tienes que pedirlo.

- Mi esposa – saboreo la frase acercando mis labios a los suyos – mía – susurro antes de besarla sabiendo que mi vida a partir de ahora será muchísimo mejor.

Unas horas después entro a mi oficina seguido de Olenka, camino hasta mi escritorio sentándome justo cuando ella pone frente a mí su iPad.

- Señor – observo las fotos en ella viendo que hay dos hombres y una mujer – los tres mejores joyeros del mundo – la observo perplejo ya que era justo lo que estaba pensando, mandar hacer un anillo digno de mi esposa.

- ¿Quién de los tres es el mejor?

- La señorita Arabella Petrus – responde ampliando la foto – diseñadora en jefe de la mejor joyería del mundo.

- Que venga – ordeno devolviéndole el Ipad – quiero hacer el diseño yo mismo...

- Es su cita de mañana, señor – asiento con la cabeza

- Quiero el número de la mejor floristería de la ciudad – ordeno sin apartar la vista de la pantalla.

- ¿Qué flores desea? – la veo tomar nota

- Yo mismo las ordenare – me vuelvo a verla sorprendida – envíame el número y reagenda todo lo que teníamos para hoy.

- Por supuesto señor – asiente con la cabeza mientras le hago una señal con la mano para que me deje solo.

Unos minutos después de que Olenka sale me llega un mensaje con el número de la floristería a la cual llamo de inmediato ordenando un arreglo de rosas blancas para mi esposa que le envió a su oficina. El resto de la tarde pasa en un abrir y cerrar de ojos, cuando me doy cuenta estoy atravesando el lobby de la empresa de empresa de mi esposa.

- Mi esposa – susurro adentrándome en el ascensor – tengo esposa – me digo a mi mismo porque aún no lo puedo creer que me haya casado con Raina Klein.

Al llegar al piso en el que se encuentra su oficina encuentro a sus secretarias en la recepción, ellas al verme tratan de levantarse, pero Hannah las detiene con un gesto de su mano.

- El señor Winter no necesita ser anunciado – les informa antes poner toda su atención en mi – sígame, señor Winter.

Caminamos por un largo pasillo hasta que llegamos a unas enormes puestas de un hermoso color gris claro, junto a esta una placa plateada con el logo de la empresa en la que pone.

"R. KLEIN - CEO GRUPO RK"

Una enorme sonrisa se instala en mí y el pecho se me llena de orgullo al recordar que todo esto lo creo ella. que el prestigio del grupo de RK lo forjo ella a base de esfuerzo y trabajo duro. Hannah me abre la puerta dejándome ver a la mujer más hermosa que he visto en la vida.

Mi esposa se encuentra caminando de un lado a otro mientras habla por teléfono, escucho que la puerta se cierra mientras yo la observo. Se ve preciosa enfundada en sencillo, pero sensual vestido rojo de mangas caídas dejando a la vista sus hombros y clavícula. Su cabello está recogido en una coleta alta y su maquillaje es sutil resaltando su boca con labial rojo a juego con su atuendo.

- ¿te gusta lo que ves? – pregunta dándome toda su atención mientras cuelga la llamada dejando el celular sobre el escritorio.

- Desde el primer momento en que te vi – respondo acercándome a ella tomándola de la cintura pegándola a mi cuerpo metiendo mi rostro en su cuello absorbiendo su delicioso e hipnotizante aroma, el cual me gustaría embotellar ya que me fascina.

- Gracias por las flores – dice señalando el enorme arreglo floral, hay un enorme corazón de rosas blancas, a los lados de este hay más rosas y algunos cilindros en los que aún hay algunas velas encendidas.

- ¿vamos a cenar? – pregunto besando su cuello escuchándola jadear.

- Esa idea me gusta – responde ella cuando levando la cabeza encontrándome con esos ojos que me encantan. – muero de hambre – la beso antes de soltarla, camino hasta donde se encuentra su abrigo y bolso tomándolo para ella.

Raina me observa curiosa frunciendo el ceño, la tomo de la mano saliendo de la oficina. Una vez entramos al ascensor le abro el abrigo para que se lo ponga para luego besarle el cuello.

- ¿pasa algo? – pregunto a lo que ella niega con la cabeza cuando el ascensor llega al estacionamiento subterráneo donde mi chofer espera por nosotros.

A la mañana siguiente despierto rodeado del exquisito y hechizante aroma de mi esposa, abro los ojos lentamente viendo notando la habitación oscura. Me vuelvo al ver a mi esposa, pero encuentro su lado vacío por lo que me levanto caminando al cuarto de baño donde a mi mente vienen los recuerdos de la noche anterior haciendo que mi ego se enaltezca.

Me lavo el rostro y los dientes con su cepillo, cuando vuelvo a la habitación donde me pongo el pantalón del traje antes de ir en busca de mi esposa y celular. Al llegar al salón busco con la mirada mi abrigo y al encontrarlo voy por el al tiempo que aparece una mujer que me sonríe amable.

- Buenos días, señor – me saluda ofreciéndome una taza de café – soy Viktoria, el ama de llaves de la señorita Klein. – frunzo el ceño al escucharla.

- Winter – hablo corrigiéndola – la señora Winter – ella me observa confundida - ¿Dónde está?

- En el gimnasio, señor – me indica señalándome el camino por el que avanzo enviándole un mensaje a Olenka para que me traiga un traje.

Al llegar al lugar indicado la veo en la caminadora con cuatro televisores y un portátil frente a ella, en una de las pantallas veo a Hannah que la pone al tanto de su agenda del día de hoy.

- Buenos días señor Winter – me saluda su asistente llamando su atención por lo que se vuelve a verme.

- Prepara todo para la reunión con los abogados – ordena mi esposa antes de finalizar la llamada – buenos días, esposo. – habla bajando de la caminadora viniendo hacia mi.

Buenos días, esposa – la abrazo por la cinturapegándola a mi cuerpo mientras la beso deseando que todas las mañanas por loque me queda de vida sea como esta.

BRILLA PARA MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora