Abro los ojos lentamente encontrándome con mi esposo que se encuentra completamente dormido por lo que beso sus labios suavemente viéndolo sonreír aun dormido algo que siempre me ha llenado de felicidad porque sin importar cuantas veces lo haga el resultado es el mismo. Lentamente me pongo de pie viendo como la chimenea de gas ilumina tenuemente la habitación además de arle un ambiente cálido ya que nos encontramos en pleno invierno.
Tomo mi bata de seda negra poniéndomela mientras salgo de la habitación que se encuentra en completo silencio y no sé porque me siento sentimental en este momento, pero los ojos se me llenan de lágrimas mientras observo la enorme foto que ocupa toda la pared del fondo del pasillo en la que están mis seis hijos cuando estaban niños. Han pasado años desde que esa imagen fue capturada, pero decidí ponerla ese lugar y de ese tamaño para verla cada día antes de salir de casa, esa imagen me recuerdo cada día que salí del infierno en el que me encontraba y que a los monstruos a los que por años les temí, no volverían y si lo hicieran ya no sería la misma de antes.
Klaus me dio lo que nunca tuve antes de conocerlo. Vivía en constante oscuridad, mi vida era triste y vacía, lo único que deseaba cada día al despertarme era morir para poder descansar de los monstruos que me atormentaban. En aquel momento, estaba completamente sola y deprimida. Mis ganas de vivir me las habían arrebatado y no tenía nada más, hasta aquella noche en la que choque y mi vida cambio. Pase no tener a nadie a tener a alguien quien me lo daba todo de si mismo.
Klaus Winter se convirtió en el centro de mi vida, él me dio la fuerza, confianza y seguridad suficiente para enfrentar a los monstruos y ponerme sobre ellos. Camino por la casa observando las paredes de esta que cuentan la historia de mi familia, mi propia familia. Cuando compre la casa para dársela a mi esposo jamás imagine que estas paredes fueran testigos de los mejores momentos de mi vida. Aquí crecieron mis hijos, aunque cinco de ellos no llevan mi sangre, son mis hijos quienes me han dado inmensa felicidad. Esta casa siempre estuvo llena de vida, el llanto, los gritos y las risas de mis hijos, mi lugar favorito en el mundo siempre fue este lugar.
Ahora muchos años después volvemos a estar como los dos primeros años cuando nos mudamos Klaus y yo a esta casa, completamente solos. Con una gran diferencia, en aquel momento la casa era un lienzo en blanco a la espera de que una historia se escribiera, ahora gran parte de esa historia está escrita y los recuerdos abundan.
Avanzo pasando frente a las seis puertas que son las habitaciones de mis hijos, aunque en este momento se encuentran solas porque cada uno de ellos tiene su propia vida. Mis dos hombrecitos Asher y Akim ya tienen su propia familia, Daina está comprometida, Hwun y Aila ahora son las cabezas principales de las empresas mientras mi hermosa Diya se ecuentra en la universidad. Fue difícil dejarlos ir, pero ellos debían tener sus propias vidas.
- ¿Qué haces? – pregunta mi esposo sacándome de mis pensamientos por lo que me vuelvo a verlo y como cada vez que lo hago, me deja sin aliento. Han pasado años desde que estamos juntos y desde que lo conocí cada momento importante en mi vida, él ha estado conmigo.
Paso saliva observándolo ya que a pesar de la edad que tiene continúa teniendo ese impresionante físico, solo que su cabello está adornado con canas y los años poco a poco empiezan a notarse haciendo su aura y apariencia más hipnotizante. Se acerca a mi abrazándome por la cintura pegándome a su cuerpo besándome castamente observándome a los ojos.
- Hace frio – habla mientras lo abrazo por el cuello.
- No tenía sueño y me encuentro un poco sentimental – digo a lo que él me abraza más fuerte.
- ¿sentimental? ¿Por qué?
- Quizás porque en unas horas tendremos a nuestros hijos aquí – respondo viéndolo sonreír – y que nuestra niña esta por graduarse de la universidad...
- Te amo – me besa tomándome de los glúteos cargándome llevándome de vuelta a la habitación donde hacemos el amor hasta que nos quedamos dormidos.
Unas horas después me encuentro en la cocina horneando pastel de chocolate, el favorito de mis hijos cuando escucho pasos apresurados e instante después aparecen Cassian y Emil Winter, mis nietos hijos de Asher y Karim.
- ¡Abuela! – gritan haciendo que me hinque a su altura para abrazarlos.
- Que grande están – digo besando sus mejillas viendo que mis hijos aparecen tras en la cocina.
- Huele delicioso – habla Karim acercándose a mí que me ponga de pie abrazándolo y él besa mi frente – hola mamá
- Hola cariño ¿Cómo has estado? – pregunto mientras Asher viene hasta mi besando mi frente igual que su hermano antes de sentarse en uno de los taburetes de la isla.
Empezamos hablar mientras sonrió observándolos antes de que aparezcan mis hijas. Los seis ya no son unos niños, son adultos con un atractivo impresionante, aunque los seis son completamente diferentes todos son muy unidos amándose y apoyándose entre sí. Daina viene hasta mi abrazándome por los hombros mientras hablamos, la observo viendo la hermosa mujer en la que se convirtió. Actualmente está comprometida con un hombre que la ama, solo hay que estar presente cuando la observa. Ese hombre la observa como si fuera lo has hermoso y valioso del mundo.
Paso la mirada por cada uno de mis hijos orgullosa de lo que se han convertido. Asher, actualmente es dueño de uno de los mejores bufetes de abogados de Europa. Karim y Hwan tomaron el camino de la medicina, el primero es el mejor cirujano cardiotorácico del mundo, es apodado como la mano de dios. La segunda es de las mejores cirujanas plásticas del mundo. cada uno tiene su propia cadena de clínicas de su especialidad alrededor del mundo. Daina y Aila tomaron el control de las empresas y mi princesa Diya eligió la ingeniería civil y la arquitectura.
Los observo a todos y más cuando entra Klaus que sonríe como cada vez que nuestros hijos están juntos. Hubo un tiempo en que creí que solo el dinero podría llenar, aunque fuera un poco el inmenso vacío en el que me encontraba, en ese mismo tiempo creí que la oscuridad en la que vivía me consumirá hasta que alguna fuerza superior se apiadara de mi sufrimiento y me permitiera morir para poder descansar. Sin embargo, si se apiadó de mi dándome algo mucho mejor que la muerte. Puso a Klaus en mi vida devolviéndome las ganas de vivir, de vivir una vida como la que he tenido desde que apareció en mi vida. Una vida llena de momentos valiosos que superan todo lo que alguna vez creí que era felicidad. Los ojos se me llenan de lágrimas mientras observo sus hermosos ojos, porque Klaus Winter fue, es y será siempre lo mejor que me ha pasado en la vida.
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BRILLA PARA MI
RomanceRaina creció teniendo presente que los monstruos no habitan bajo la cama, que hay monstruos de carne mucho más crueles, estos poco a poco consumieron todo su ser, la doblegaron y con el pasar de los días ella perdió las ganas hasta que una persona l...