KLAUS...
Estoy de pie en el altar junto al sacerdote que va a casarnos, observo mi entorno viendo lo hermoso que quedo el lugar. El día esta hermoso con el cielo despejado dejando ver un intenso azul sin nubes, el cual hace juego con el intenso color del mediterráneo a nuestra espalda. El pasillo por el que caminara por el que caminara mi esposa en unos minutos está rodeado de árboles de cerezo en tono blanco y en el suelo pétalos de rosas blancas. El altar está ubicado en un kiosco alto con el techo en color café frente a las muchas sillas blancas donde se encuentran los invitados. Se me hace extraño no ver a los Klein en sus lugares, pero lo olvido cuando las notas del piano empiezan a sonar mientras los invitados se ponen de pie.
La primera a quien veo es a Heiken sonriente luciendo muy hermosa, tras ella aparece mi hermana viéndose bellísima y tras ellas una imagen que me deja sin aliento. Mi hija está tomada de la mano con mi esposa que se ve magnifica, aunque esa palabra queda corta para describirla en este momento.
- Somos afortunados – habla Gerhard a mi lado, pero soy incapaz de alejar mis ojos de ellas. – todas las mujeres en nuestras vidas son hermosas. – desvio la mirada hasta la castaña de ojos de un intenso color azul que sonríe y debo admitir que tiene muchísima razón.
- Es verdad – susurro cuando las dos mujeres más importantes en mi vida llegan hasta mí. tomo la mano de mi esposa que sonríe con los ojos brillando como deseé desde que la conocí. – hola
- Hola – susurra mientras mi hija toma su lugar junto a sus abuelos. – en cuanto termine la ceremonia, quiero que me folles – habla únicamente para los y mi cuerpo reacciona a su comentario – te vez sumamente caliente con ese traje. – paso saliva escuchando como el sacerdote se aclara la garganta haciendo que le demos toda nuestra atención.
La ceremonia empieza. Sin embargo, no puedo apartar los ojos de mi esposa por que luce bellísima. A mi mente viene la primera vez que la vi, todo en ella me fascino desde el primer instante y ahora es mi esposa, la mujer con la que tendré una gran vida, incluso mejor de lo que me imagine. Puede que ahora este empezando, pero estoy completamente seguro que será una gran vida.
- Señor Winter – habla el sacerdote sacándome de mis pensamientos, veo que mi hija me extiende la argolla – acepta a Raina Klein, como su legitima esposa – tomo la mano de mi esposa – amarla y respetarla, confiar en ella hasta que la muerte los separe. – deslizo la argolla en su dedo junto a su anillo de compromiso.
- Acepto – beso su mano
- Señorita Klein – se dirige a ella que no aparta los ojos de los míos –acepta al señor Winter, como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, confiar en el hasta que la muerte los separe – Daina le entrega mi argolla y ella la desliza en mi dedo.
- Acepto – responde sin dudarlo y yo la tomo de las manos sin apartar mis ojos de ella.
- Raina – empiezo con mis votos deseando poder expresar todo lo que siento con ella con algunas palabras – siempre he sabido lo afortunado que he sido – respiro hondo – tengo una familia que siempre me han dado amor y apoyo en cualquier camino que tome, - desvio la mirada a mi hija – me dio no solo una mejor amiga que me es la madre de mi hija – ellas sonríen y vuelvo la mirada a mi esposa que me observa con amor – a pesar de tener todo eso en mi vida no me sentía completo hasta que te vi entrar y supe que eras el elemento que le faltaba a mi vida para que fuera perfecta. – beso sus manos con el corazón latiéndome fuerte – Raina Winter, hoy te prometo ser siempre tu mayor admirador. Crearemos una familia juntos, que se basará en la risa, la paciencia, la comprensión y el amor. Prometo no solo hacerme viejo a tu lado, sino también crecer junto a ti. Te amaré cada día a través de los días tranquilos, así como a través de los días tormentosos, ayudándote en los momentos de duda y apoyándote en los momentos de decisión. Así como te di mi mano para que la cogieras, hoy te entrego mi alma, para que hagas con ella lo que más quieras
- Klaus... - susurra observándome con los ojos lenos de lagrimas
- Solo quiero pedirte algo – digo a lo que ella asiente – nunca dejes de brillar para mí – sonríe haciendo que mis latidos aumenten.
- Klaus, amor – dejo de respirar un instante al escucharla – me dejas sin palabras – los invitados ríen con ella – apareciste en el peor momento de mi vida, un momento del cual creí que no saldría, pero llegaste a rescatarme aliviando lentamente el dolor que me atormentaba, me devolviste las ganas de vivir, me enseñaste a confiar, me enseñaste a amar, por eso y mucho mas hoy uno mi vida a la tú y mientras envejezcamos y lentamente cambiemos, podremos mirarnos a los ojos y saber que lo que tenemos juntos nunca desaparecerá. – una lagrima se desliza por mi mejilla mientras siento un apretón en el hombro a modo de apoyo de parte de mi hermano que es el único que sabe la importancia de sus palabras. – quiero pedirte algo...
- Lo que quieras
- Si un día me pierdo – entiendo a lo que se refiere – mantén la luz encendía
- Lo juro – respondo a lo que ella besa mis manos.
- Los declaro marido y mujer – habla el sacerdote – puede besar a la novia.
- A mi esposa – digo tomándola de la cintura besándola mientras los invitados aplauden.
- El señor y la señora Winter – habla el sacerdote cuando me aparto un poco mirándola a los ojos.
- Winter, Raina Winter – hablo para los dos – te arranqueese maldito apellido...
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BRILLA PARA MI
RomanceRaina creció teniendo presente que los monstruos no habitan bajo la cama, que hay monstruos de carne mucho más crueles, estos poco a poco consumieron todo su ser, la doblegaron y con el pasar de los días ella perdió las ganas hasta que una persona l...