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... - No voy hacerme cargo del grupo Klein – hablo firmemente viéndolo ponerse de pie viniendo hasta mi dándome una fuerte bofetada antes de tomarme del cabello.

- Vienes aquí, diciendo cosas absurdas – paso saliva observándolo a los ojos – ¿quieres retarme?

- Papá... – sujeto su muñeca tratando de que afloje su agarre. – puedes golpearme hasta la muerte y no voy a cambiar de opinión – me suelta bruscamente.

- ¿Qué quieres?

- Mi libertad – respondo haciéndolo reír.

- no seas dramática – habla caminando al minibar por un trago, sonrió con tristeza.

- ¿dramática? – susurro sintiendo un nudo en mi garganta.

- No estoy para tus caprichos – habla volviendo a mí – dime que quieres...

- Mi libertad y si acepto tomar el control del grupo Klein, la cadena que me une a ustedes será más gruesa y pesada.

- Eres una malagradecida...

- ¿yo soy una malagradecida? – me pongo de pie enfrentándolo – no hay día en el que no maldiga el ser tu hija... - su bofetada me hace callar de inmediato.

- Te lo he dado todo en la vida... - me señala furioso – eres una Klein, lo has tenido todo en la vida, te he preparado toda la vida para esto, te he dado más atención que a mis propios hijos – esa última frase se clava en mi pecho como un puñal. – estuve para ti todo el tiempo...

- ¿atención? – pregunto sarcástica – ¿estuviste para mí? – me acerco más a él – ¿Cuándo? ¿Cuándo tu esposa descargaba su odio en mí? un odio mal infundado porque YO NO PEDI venir a este mundo – siento un temblor recorrerme el cuerpo, pero respiro profundamente – estuviste para Raina Klein, futura CEO del grupo Klein. No para Raina Klein, tu hija.

- Eres patética – responde a lo que yo asiento con la cabeza.

- No voy a casarme con Klaus Winter – lo observo a los ojos viendo en los suyos furia – si accedo a tomar el control.

- Creaste una puta propuesta perfecta...

- Y tus hijos pueden llevarla a cabo...

- ¿todo esto por un capricho?

- ¿capricho? – una lagrima baja por mi mejilla – fuiste tú quien se equivocó, fuiste tú quien engaño a su más que perfecta esposa, pero a pesar de que tú, Walda y todo el mundo sabe que el culpable fuiste tú, soy yo quien ha pagado el precio.

- Jamás te ha faltado nada, así que no quieras hacerte la víctima – responde molesto y yo sonrió triste.

- Tienes razón, jamás me ha faltado nada MATERIAL – respondo mientras los recuerdos llegan a mi mente – pero cuando yo más te necesite, jamás estuviste – los ojos me arden de las lágrimas retenidas que me niego a derramar – llevo tu sangre y no estuviste para mí cuando los monstruos, que debían ser imaginarios eran reales, no te diste cuenta que la ropa me quedaba pequeña, teniendo solo trece años, no te diste cuenta cuando casi muero desangrada, no estuviste hay cuando atente contra mi vida por primera vez – el peso y el dolor de los recuerdos quema en mi pecho – si me caso con Klaus, deberás venderme el grupo Klein...

- Eres dueña.... – lo interrumpo negando con la cabeza.

- Quiero mi libertad y estoy dispuesta a pagar el precio por ella – hablo sacando mi chequera firmando un cheque dejándolo en blanco – si me caso con Klaus, quiero una vida sin ustedes en ella. – pongo el cheque sobre el escritorio antes de dar la vuelta saliendo de allí respirando profundamente.

Cuando me acerco al ascensor veo que este se abre y por este aparece Ronald que al verme sus ojos me encienden en llamas de furia.

- No estoy de ánimos – hablo tratando de pasarlo, pero él me toma del brazo llevándome a la oficina vacía que hay en el piso.

- Me importa una mierda de que animo te encuentres – habla furioso – lárgate – frunzo el ceño observándolo – no permitiré que te cases con el imbécil de Klaus. Ese matrimonio podría dejarnos sin nada, así que lárgate del país, márchate con tu empresita de quinta a la mierda, pero desaparece de nuestras vidas.

- No hay nada que desee más que una vida lejos de ustedes – respondo ganándome una fuerte bofetada, el pecho me sube y baja mientras lo observo.

- Que le abras las piernas como una puta a Klaus, no te da derecho a ser inso... – sin pensarlo dos veces y por primera vez en mi vida le devuelvo la bofetada con muchísima más fuerza. – ¿quieres que te recuerde como te domamos? – me toma fuerte del cabello haciéndome temblar – no te quieras hacer la importante solo porque eres la puta de Klaus Winter – vuelve a golpearme viéndome a los ojos – te sometí una vez y créeme que no será tan difícil volver hacerlo.

Tiemblo de terror mientras las sombras aparecen en mis recuerdos haciendo que mi voluntad quede el en piso. Lo empujo bruscamente saliendo de allí, paso saliva tratando de controlar las imágenes que aparecen aterrándome como la primera vez.

"por favor – suplico con los ojos llenos de lagrimas – por favor"

"- maldita bastarda – grita Ronald antes de golpearme haciendo reír a sus hermanos – no vales nada, maldita bastarda"

Salgo de la empresa llegando a mi apartamento con mi estabilidad emocional por el suelo, al entrar a dejo caer mi bolso junto al ascensor escuchando el sonido de mi celular, pero lo ignoro caminando hasta mi habitación mientras las imágenes del día en que me lo quitaron todo.

Aquel día suplique hasta que me quede sin voz, jamás desee que mi padre me viera como aquel día y por primera vez en mi corta vida deseé morir y más cuando mi madre me mostro que su crueldad no tenía límites.

Me desnudo al entrar a mi habitación dirigiéndome al cuarto de baño donde me adentro a la bañera abriendo el grifo. Tomo la esponja frotando mi cuerpo repito aquel cruel momento destruyéndome. Jamás fue mi culpa, no pedí venir al mundo. Sin embargo, he sido yo quien ha pagado con los errores de mis padres, me lo han quitado todo, sin darme una oportunidad.

Me deslizo por la bañera cerrándolos ojos mientras me sumerjo en el agua, relajo el cuerpo deseando tener una vida diferente, no importa si no tengo la misma economía, solo quiero una verdadera familia, una madre que me ame, un padre que se sienta orgulloso de mi como hija, tener hermanos que se desvivan por consentir y malcriar a su "hermanita", deseo una cena hecha por mi madre y servida en una mesa rodeada por una familia amorosa. Siento que el aire empieza a acabarse, pero me niego a salir del agua.

- Raina – escucho al tiempo que soy sacada delagua, pero aun así me niego a respirar. No quiero continuar, solo quierotranquilidad. Es todo lo que pido – amor, respira. – escucho la voz de Klausmientras me da delicadas palmadas para que reaccione. - ¡OLENKA!!! Llama unaambulancia...

BRILLA PARA MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora