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KLAUS WINTER...

Observo por la ventana de mi oficina la ciudad con las manos en mis bolsillos. Han pasado algunos días desde que encontré a mi esposa en la bañera bajo el agua. Esa noche luego de que me enseñara su joyería personal y me contara por lo que ha pasado, tome una decisión y esa es destruir a los Klein.

- ¿Qué perturba tu mente? – escucho la voz de mi hermano me saca de mis pensamientos. Me vuelvo a verlo sentado en una de las sillas frente a mi escritorio.

- Necesito de tu ayuda – hablo sin rodeos haciendo que él enarque una ceja.

- Tambien me alegro de verte - comenta divertido y yo frunzo el ceño - ¿Qué necesitas?

- Los Klein – respondo sin más haciéndolo reír – ellos la jodieron, le quitaron todo, hasta las ganas de vivir y quiero que brille, quiero que brille para mí y para que eso suceda, debo soltar la cadena que ellos le pusieron.

- ¿tan grave es? – pregunta poniéndose de pie caminando hasta el minibar donde se sirve un trago.

- Lo que me ha contado si, ningún ser humano debería pasar por lo que ella ha pasado – cierro los ojos sintiendo esa punzada en mi pecho al recordad sus palabras – pero sospecho que hay algo – hablo observándolo – algo mucho más cruel y aberrante que la destruyo por completo.

- Si quieres destruirlos, empecemos por lo más fácil – habla haciéndome sonreír – destruyamos el grupo Klein.

- Raina es dueña de la mayoría de las acciones – hablo a lo que él asiente con la cabeza.

- Tu también eres dueño del grupo Klein – se acerca sacando un sobre de su saco extendiéndomelo – regalo de bodas – sonrió al darme cuenta de que lo sabe, abro el sobre viendo que se trata de un viaje a Italia.

- ¿sabes que puedo costearme esto? – pregunto haciendo que se encoja de hombros.

- Pero quiero dártelo – responde sentándose de nuevo frente a mí – vete con tu esposa, que yo me encargare de buscar la forma de hacerlos caer.

- Vamos a cenar esta noche – niega con la cabeza

- Me encantaría, pero iré a un recital de ballet – habla tomando por sorpresa y él sonríe travieso.

- Una larga historia – responde sonriendo justo cuando se abre la puerta y por ella entra Daina y Raina, mi hija al verme corre hacia mí por lo que me pongo de pie para recibirla. Noto que se encuentra en el uniforme de la escuela.

- Hola hermosa mía – la cargo besando su mejilla mientras mi esposa saluda a mi hermano antes de venir hasta nosotros – hola nena – la beso y ella me sonríe haciendo que se me acelere el pulso.

- Le pedí a Raina que fuera por mí a la escuela – habla mi hija cuando la suelto yendo hasta su tío que le llena el rostro de besos haciéndola reír, mientras mi esposa se sienta en mi silla y yo me recuesto en el escritorio viendo a mi hija. – mis compañeros no me creyeron cuando les dije que tenía dos madres – habla mi hija indignada lo que nos hace reír – y no solo eso, las dos son mucho más bonitas que las suyas.

- Daina...

- ¿Qué? – pregunta mi hija al otra que voy a reñirla – a mamá ya la conocen, pero a Raina no.

- Hasta yo presumo con orgullo a mi cuñada – habla mi hermano ganándose una mirada fulminante de mi parte - ¿Qué? ¿tu, no? – ruedo los ojos al escucharlo – yo estoy orgulloso y no es mi esposa.

BRILLA PARA MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora