CAROLINE
-Sus signos vitales están bien. El bebé está bien. Sólo debemos darle tiempo a su cerebro para que se recupere, ha cargado muchas emociones últimamente. Y por milésima vez, ya les dije que es normal, en estos momentos, que pierda el conocimiento tan seguido. Primero porque es la salida que busca su cerebro y segundo porque está embarazada. -le dije a mi familia. Estábamos en el cuarto de Megan, sentados en los sofás al lado de su ventana. LLevaba unas siete horas dormida, en las cuáles ni mis hijos ni Thomas habían querido irse.
-¿Qué fue exactamente lo que te dijo mi niña? -me preguntó mi esposo. Él estaba sentado a mi lado y me tenía tomada de la mano.
-Me costó mucho entenderle, porque hablaba muy rápido. Pero me dijo que Daniel la había acorralado y la había besado. Le dijo que le iba a recordar lo que había pasado y metió su mano debajo de su blusa. No estoy segura de qué era lo que pretendía Daniel, pero la pellizcó. Le dejó una marca, no obstante no le causó ninguna otra herida o Megan me lo habría dicho. La iba a violar, pero su hermana, Bree, llegó en ese momento. La amenazó. Meg estaba muy mal, no dejaba de pedirme que no la dejara porque si no él volvería.
-Ese hijo de puta va a pagarlo. -dijo Allan.
-¡Allan! No utilices ese vocabulario por más que lo merezca. -le regañó Josh.
Mis hijos siempre fueron así. Todos tenían personalidades tan diferentes pero a la vez tan similares. Josh era muy tranquilo. Casi siempre era el único capaz de calmar a Allan. Megan era la callada y pensativa. A veces pensaba que se iba a un planeta muy lejano, pero sólo estaba tratando de averiguar qué te pasaba. Y Allan era el impulsivo. Se molestaba muy fácil y eso le había costado algunas sanciones en el instituto. Pero todos se cuidaban entre sí. Recuerdo cuando me dijeron que tendría trillizos. Thomas y yo llevábamos intentándolo por mucho tiempo, y cuando llegó la bendición, estaba multiplicada por tres.
-¿Acaso estás loco, Josh? Ese infeliz le hizo daño a nuestra hermana no sólo una, sino casi dos veces y ¿quién sabe por qué lo hizo? Nadie. Tal vez la vio muy débil o...
-Megan no es débil. Para ellos podrá serlo, pero no lo es. Si lo fuera, no llevaría esto tan bien. Llevo pensando esto por días y simplemente no me imagino otra razón. Tiene que ser algo así. Daniel nunca se mostró interesado por Meg. Tiene que ser esto, no hay otra razón... -murmuró Josh. Él había sido el primero en nacer. Diez minutos después lo había hecho Megan y quince después Allan.
-¿De qué hablas, cariño? -le pregunté.
-Esto tiene que ser una venganza, mamá. Piénsalo. ¿Por qué otra razón hasta su familia sabría que él es culpable y lo disfruta? ¿Cuántos proyectos importantes no le ha ganado papá a Winston? Han sido muchos. Esto tiene que ser una venganza de los Winston, unidos como familia, no sólo Daniel. ¿Qué es lo que más les importa a ustedes dos? Nosotros. Haciéndonos daño a nosotros, le hacen daño a ustedes. Y a sus ojos, ¿quién es la más débil? Megan.
Nos quedamos un rato en silencio analizando lo que Josh acababa de decir hasta que Allan habló:
-¡Vaya, Josh! Realmente te has lucido esta vez. Creí que Meg era la analista aquí.
-No lo soy. Llevo días pensando esto. Estoy seguro que de haber sido otra la situación, Meg lo habría pensado mucho más rápido. Pero estoy seguro de mi teoría. Esto tiene que ser una venganza.
MEGAN
Ya había pasado una semana desde el juicio. Aún no podía creer que Daniel Winston estuviera libre, pero aquella noche decidí que eso no tenía por qué afectarme. Él no me impediría ser feliz, así que estaba tratando de olvidarme de que él podría aún estar al acecho, y me concentraba en las personas que me amaban y me protegían. Ya tenía 4 meses de embarazo y ya tenía una pancita que volvía locos a todos y en especial a mí. Josh y Allan no dejaban de comprarle cosas al bebé. Hasta una mini bola de básquet que no sé de dónde la sacaron. Mamá y papá estaban rediseñando la habitación que estaba al lado de la mía, la cual iba a ser del bebé.
Era viernes por la tarde y ya Alexander, nuestro tutor, se había ido. Kate, Josh y Allan habían ido al cine a ver la nueva película de acción que Matt y yo fuimos a ver el día anterior, por lo que él y yo nos habíamos quedado en la casa. Estábamos en el jardín dando vueltas mientras hablábamos y reíamos.
-Digas lo que digas, a mí no me puedes engañar. Tú odias las películas románticas. -me dijo Matt.
-¡No es cierto! Bueno, sí. Tal vez un poco. ¡Es sólo que es imposible que siempre hayan finales perfectos! A las parejas siempre les pasan las cosas más idiotas del mundo, se separan y luego se piden perdón porque se dan cuenta de que cometieron una estupidez. La vida no es así. -le dije.
-Si quieres podemos pelear por algo estúpido y volvemos, así la vida podría ser así. -bromeó. Yo reí muy fuerte. -¿Sabes? No, gracias. Estoy muy bien así. -dijo y me abrazó por la espalda para darme un beso en la mejilla. Yo me volví y le di un beso en la boca mientras lo abrazaba. Podría estar así el resto de mi vida. Congelar este momento y que nunca pase. Pero entonces sentí algo moverse en mi vientre.
Me aparté inmediatamente de Matt. ¿Acaso eso había sido mi bebé? La cara de Matt mostraba sorpresa y precaución, pero la mía estaba segura que derramaba felicidad por todos lados.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? -me preguntó preocupado. Volví a sentir a mi bebé moverse y le tomé la mano para ponerla en mi panza.
-¡Siente! ¡Se está moviendo, Matt! ¡El bebé se está moviendo! ¿Lo sientes? -pregunté entusiasmada y casi dando brinquitos de felicidad.
-¡Sí! ¡Oh por Dios! ¡Megan! ¡Nuestro hijo se está moviendo! -me dijo mientras me estampaba un beso tierno y lleno de amor y felicidad. Le devolví el beso y mi celular comenzó a sonar. No quería contestarlo y destruir este hermoso momento de felicidad porque, otra vez, quería congelarlo; así que lo dejé pasar. Pero al momento, volvió a sonar.
-¿Por qué no lo contestas? -susurró Matt. Pude sentir el roce de sus labios en los míos y sonreí.
-Porque no debe ser nada importante. Mamá está en una cirugía, papá está de viaje y no vuelve hasta el domingo, y nos llama por la noche y las mañanas, y Josh, Kate y Allan ya deben de estar en el cine. No debe ser importante. Y acabo de decir muchos "y" juntos. -dejé sonar otra vez el teléfono, pero volvió a sonar por tercera vez. -Bueno, puede que sí sea importante...
Miré la pantalla y el número era de Katherina. ¿No tendría que estar ya en el cine? Seguro que vio a alguno de sus exnovios y me llama para contarme. Kate era así de desesperada en cierto sentido.
-¿Kate? ¿Qué pasa? ¿No estás en...?
-Salió de la nada... El coche... Y Josh... Allan trató pero no pudo... Yo grité... Y se fue... La ambulancia...
-¡KATE! CÁLMATE Y TRATA DE DECIR ALGO COHERENTE, POR FAVOR. ¿DE QUÉ ESTÁS HABLANDO? ¿QUÉ AUTO? ¿QUÉ AMBULANCIA?
-Íbamos camino al cine y estábamos pasando un semáforo en verde. ¡Pero el carro salió de la nada! Yo iba detrás de Allan y Josh iba conduciendo. El carro de Josh es un 4x4, pero el otro coche era mucho más grande. Le dio de lleno al lado de Josh. Se dio a la fuga. Y nos están llevando al hospital, pero Josh estaba lleno de sangre y Allan se quebró un brazo, creo. Yo tengo muy golpeado el cuello. Pero, ¡no entiendo nada! Sólo sé que nos llevan al hospital. Tienes que ir allí de inmediato.
****************************************************************************************************
Antes de que me maten por hacer el capítulo tan corto y dejarlo así xD quiero que sepan que ya entré al colegio, por lo que me queda sumamente difícil actualizar taaan seguido con capítulos largos!! Lo mejor que puedo hacer es actualizar rápido con capítulos cortos! Espero que me entiendan! Bye! Besos!!
ESTÁS LEYENDO
Hermosas Tragedias
Teen FictionMegan tiene 16 años y dos hermanos con los que comparte algo más que la edad. El vínculo que tienen los trillizos nunca ha sido más fuerte que el de ellos. Con personalidades tan diferentes, los tres se completan el uno al otro. Viniendo de una muy...