Capítulo 5

181 9 0
                                    

MEGAN

Apenas unos cinco minutos después, llegaron mis amigos. Al abrir la puerta, se quedaron estupefactos. ¿Tan mal aspecto tenía que me miraban así? Matt no me miraba con lástima, más bien me miraba con furia. Pero supe que no hacia mí, sino hacia el hombre que me hizo esto. Sin embargo, las miradas de Alex y Kate no las podía soportar. Eran una mezcla de lástima, tristeza y dolor.

-Oh, Meg... -Comenzó a llorar Alex. Los tres se acercaron a nosotros.

-Megan, yo... Lo siento mucho. Esto es mi culpa. Si yo te hubiera traído a tu casa, nada de esto habría pasado... Meg, por favor perdóname, por favor -dijo Kate. Ella no sabía cómo reaccionar.

-Kate, esto no es tu culpa. No es de ninguno de nosotros. Por favor, si van a estar aquí no hablen de eso. Se los ruego. -supliqué.

-¿Estás bien? -preguntó Matt hablando por primera vez.

-Más o menos. ¿Por qué no hablamos de algo más?

Así pasó el resto de la tarde. Nadie comentó nada de lo que ocurrió, pero me daban miradas preocupadas. La verdad era que me habían cuidado mucho. No me dejaban hacer nada sin ayuda. Mamá venía cada hora para saber cómo seguía. Papá había venido a decirnos que tendríamos un guardaespaldas todo el día, todos los días. En el instituto nos vigilarían desde fuera, para no incomodarnos. También le dijo a Alex, Kate y Matt, que había hablado con sus padres para recomendarles la seguridad, ya que a ellos tres también los habían amenazado.

Con respecto al dolor, me dolía increíblemente todo el cuerpo. Era extraño tener que cuidar la forma en que respiraba. Procurar no respirar muy hondo o respirar muy rápido. Y el dolor en la entrepierna... no sabía cómo describirlo. Los moretones solo me dolían si los tocaba con algo. Mi ojo derecho era una ranura porque tenía tan hinchada la mejilla, que no podía abrirlo. En determinado momento, Matt le pidió a los demás que salieran.

-Chicos, nos podrían dejar solos, ¿por favor? -Ahora me daba cuenta de que era de noche y estaba muy cansada. Solo quería dormir y así olvidarme de todo por unas horas. Mis hermanos y amigas salieron, echándonos miradas interrogatorias-. Ya sé que no quieres hablar de esto, pero necesito hacerlo. Megan, si yo me llego a enterar de quién te hizo esto... Lo mato.

-Matt, por favor no digas eso. Ya es suficiente con escucharlo de papá. Y sé que Allan también quiere hacerlo. Pero no pueden. Primero, porque no logro recordar quién demonios fue. Y segundo, porque irían a la cárcel y entonces sí serían peor que él. Serían unos asesinos.

-Megan, no lo soporto... Verte así. No podría decirte que desearía que esto le hubiera pasado a otra mujer, no puedo. Desearía que no le hubiera pasado a nadie. Desearía poder haber estado contigo para protegerte, pero no lo hice. No me voy a atormentar pensando en lo que no hice. Pensaré en lo que haré ahora. Quiero protegerte. No solo como amigo, sino como algo más. Tú sabes que ambos nos gustamos. Yo te iba a pedir que fueras mi novia hoy. A pesar de que las circunstancias no han sido las mejores, aún quiero que seas mi novia.

-Matt, yo...

-Déjame terminar. Sé que todo esto debe de ser muy difícil para ti. No voy a fingir que te entiendo, porque no lo hago. Los dos tenemos un dolor diferente, aunque sea parecido. Y sé también que tal vez sea demasiado pronto para que tengas un novio después de lo de anoche, pero si aceptas, sabes que te respetaré. Si decides que tu límite es tomarnos de la mano, pues eso es lo que haremos. Pero quiero que seas mi novia, por favor. Déjame protegerte.

Matt parecía saber mi respuesta. Su cara lo decía todo. Él sabía que era muy pronto, aunque igual tenía que hacerme la pregunta. Y la verdad era que sí: era muy rápido para mí, pero Matt siempre, siempre me había respetado. Ni una sola vez se había intentado pasar conmigo. Las dos veces que nos habíamos besado, sus ojos buscaban los míos pidiendo permiso.

Hermosas TragediasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora