Capítulo 17

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Josh

-... La operación se complicó. Ella perdió mucha sangre, está débil, pero está estable. Se recuperará. El niño está un poco delicado, por otro lado. Sus pulmones estaban bien desarrollados, pero le faltaba ganar peso y otras cosas, por lo que tendrá que estar un tiempo en una incubadora. Además, tiene anemia, por lo que estamos haciendo todo lo posible por subirle las defensas.

-Pero ellos van a estar bien, ¿verdad? -le pregunté al cirujano que había operado a Megan.

-Haremos todo lo posible porque así sea. Dylan es un luchador. Comenzó a luchar desde que nació -nos contestó con voz cansina. Papá, mamá, Allan, Matt, Kate, sus familias y yo llevábamos aquí unas 8 horas. Ally también estaba aquí. Sentía alivio por saber que Megan estaba bien, pero Dylan... Él era mi sobrino. Lo amaba con todo mi corazón y ni siquiera lo había visto aún.

-¿Cuándo los podremos ver? -preguntó Matt. Su cara era de sufrimiento total, y no lo juzgaba. Matt amaba a Megan con todo su ser, y siempre amó a Dylan como si fuera su propio hijo. Lo admiraba demasiado.

-A Megan la están trasladando a su habitación en este momento. Podrán ir en unos minutos. Y digo podrán, Caroline, porque estamos haciendo una excepción contigo -dijo volviéndose a mamá-. Sólo no la abrumen, ¿de acuerdo? A Dylan pueden verlo en este momento en la galería. Todavía no pueden acercarse a él.

Sin decir más, se fue. Podía oír a los demás hablar, pero Allan y yo sólo nos mirábamos. Ahí estaba otra vez esa sensación. La de "uno de nosotros está mal". La odiaba con todo mi ser. Suspiré y le dije a Matt que fuéramos a ver a Dylan. Allan decidió unírsenos.

Llegamos a la galería y vimos a varios bebés, pero no sabíamos cuál de todos era Dylan.

-Disculpe, estamos buscando a mi hijo. Dylan Revers -le dijo Matt acercándose a un mostrador donde había una enfermera.

-Un momento, por favor -Buscó en unos de sus archivos y luego nos volvió a ver-. Permítanme un momento. Él se encuentra en otra sala, así que debo traerlo. Eso me tomará unos minutos debido a todo el equipo. Pueden esperar por la ventanilla -nos sonrió.

-Gracias -le dijo Allan.

La enfermera se fue y nosotros nos acercamos a la galería. Matt parecía estar en su propio mundo. Allan tenía un tic nervioso en una de sus piernas.

-All... All... ¡Allan! -le tomé del brazo para que me volviera a ver.

-¿Qué? -me dijo bruscamente.

-¿Puedo saber por qué estás así? Ellos van a estar bien. Ya lo verás.

-Ella me dijo que se sentía mal -susurró. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Y Allan no era de los que lloraban-. Ella me lo dijo y yo lo único que hice fue decirle que se calmara. Sólo eso. Es la segunda vez que hago lo mismo. Soy el peor hermano que existe.

-Allan, escúchame -Esperé a que me mirara a los ojos-. ¿Acaso no oíste al doctor hace unos minutos? El cuerpo de Megan no era lo suficientemente fuerte aún para tener un hijo. Estas cosas pasan. No es tu culpa. Hiciste lo que cualquiera de nosotros habríamos hecho. Meg tendía a estresarse mucho, y lo único que podía hacer era calmarse. Nadie podía prevenir que esto pasaría. Agradece que mamá se preocupó de la posibilidad de que Dylan naciera antes y le dio los medicamentos a Megan para que Dylan desarrollara sus pulmones.

-Así Dylan tiene más probabilidades -dijo Matt, que parecía haber oído nuestra conversación-. No te culpes por todo, All. Tienes que dejar de hacerlo. Porque si nos echáramos la culpa, yo también la tendría. Megan me llamó minutos antes de que tuvieran que venir al hospital. Me dijo que se sentía mal y yo le dije que le preguntara a tu mamá. No lo hizo y yo no le insistí. ¿Eso me hace culpable? No.

-Ahí lo tienes, All. ¡Ellos van a estar bien! -le dije. En ese momento, la enfermera venía de otra sala con una incubadora. La puso delante de nosotros y salió de la sala hacia nosotros.

Dylan era un bebé muy pequeño, pero hermoso. Completamente hermoso. Estaba moviéndose un poquito y llorando. Me dieron ganas de cargarlo y calmarlo. Volvió su cara hacia nosotros y pude ver que lo único que parecía haber sacado de Daniel Winston era su nariz, pero todo lo demás era de Megan. Incluso sus ojos verdes, que pudimos ver cuando Dylan abrió un poquito sus ojos.

-Es hermoso -dijo Matt sonriendo como bobo. Aunque claro, los tres estábamos así.

-Sí, lo es -dijo la enfermera que ahora estaba a nuestro lado-. Creo que ya mañana podrán entrar y estar con él.

-¿Cuándo piensa que pueda ir a casa? -le preguntó Allan.

-No estoy autorizada a decir eso. Pero yo creo que en unas dos semanas. No confíen mucho en mí, es sólo una suposición -sonrió. Esa enfermera era muy amable.

-Muchísimas gracias -le dije honestamente.

Estuvimos ahí unos veinte minutos más, porque Kate nos vino a decir que ya Meg estaba en su habitación, aunque aún estaba inconsciente. Era díficil decidir con cuál de los dos estar, pero dado que no podíamos acercarnos a Dylan todavía, decidimos ir al cuarto de Meg.

Allan

Había pasado una hora desde que había visto a Dylan. Era el bebé más hermoso que había visto en toda mi vida. Ahora Josh, Matt, Kate, papá, mamá y yo estábamos con Meg. La familia de Matt estaba viendo a Dylan. Ally y la familia de Kate se habían tenido que ir.

Megan llevaba despertándose unos cinco minutos. Era un poco confuso ver cómo intentaba decir algo y no podía, o ver cómo abría los ojos y los volvía a cerrar. Al principio, Kate se asustó, pero mamá le dijo que era un efecto de la anestesia.

Ella estaba sentada a un lado de mi hermana sosteniéndole una mano entre las suyas, y Matt estaba del otro lado con la otra mano de Meg. Papá estaba de pie detrás de mamá. Josh y yo estábamos sentados alrededor de la cama.

-Dylan... -dijo Megan. Parecía que ya se estaba despertando completamente-. ¿Dónde estoy?

-Mi amor, estás en el hospital -le dijo mamá-. Tuviste una cesaria de emergencia, pero ya pasó todo.

-Dylan... ¿Cómo está? ¿Dónde está? ¡Tengo que verlo! -Intentó levantarse e hizo una mueca de dolor.

-Cielo, no te muevas mucho aún. Puedes dañar los puntos de la herida. Dylan está bien, sólo tendrá que pasar unos días en la incubadora -la tranquilizó Matt, acariciándole su mejilla.

-¡¿Qué?! -gritó, aunque otra vez se puso una mano en donde supuse estaba la herida-. ¿Está bien? ¡Tengo que verlo ahora mismo!

-No te preocupes, Megan. Él está bien, sólo necesita ganar algo de peso -le sonrió papá.

-No me van a dejar verlo, ¿verdad? -Se "resignó", si se le podía decir así al hecho de que sabía que, por más que peleara, nadie le dejaría moverse aún.

-No. Ya lo verás muy pronto, hermanita. Pero tienes que saber que es el bebé más hermoso de todos. Tiene tus ojos. Y es igual de pequeño que tú -reí.

-¿En serio? -sonrió con amor. Sus ojos estaban llenos de lágrimas que, supuse, eran de felicidad-. ¡Cuéntenme más de él! Si no me van a dejar verlo, al menos dejen que lo imagine.

Pasamos así unas horas hasta que nos tuvimos que ir y sólo papá y mamá se pudieron quedar. Nuestros guardaespaldas nos llevaron en el auto de papá. La casa se sentía un poco vacía sin el resto de la familia, pero pronto estaría más alegre. Ahora estaba seguro de eso.

Josh y yo nos preparamos para dormir luego de cenar. Pude oír cómo la respiración de Josh se hizo más lenta, indicando que ya se había dormido. Yo miré por la ventana. A Josh le molestaba a veces que dejara las cortinas abiertas, pero él no tenía problemas de insomnio. Cuando no me podía dormir, veía la luna a través de la ventana. ¿Se podían sentir tantas emociones al mismo tiempo? Felicidad, preocupación, alivio, desesperación, amor, ansiedad... Sonreí. Vi a mi sobrino por primera vez. No importa que su padre biológico fuera un bastardo. Nosotros le daríamos cariño. Que Winston ni siquiera pensara en pedir la custodia de Dylan, porque nunca se la daríamos. Aunque si no había aparecido en varios meses, dudaba que lo vaya a hacer ahora.

Hermosas TragediasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora