-¿Dónde está Alexa? -pregunté. Estaba 99% segura de que ella había sido la soplona. La busqué por todo el comedor y la vi sentada con algunos de los populares. Seguro le habían dicho que podría pertenecer a ellos si les decía la verdad-. ¡No lo puedo creer!
-¿Acaso es estúpida? ¿Qué le pasa? No. Esto no se lo perdono. Me va a escuchar. ¡Juro que me va a escuchar! -dijo Kate levántandose de su asiento enfadada. No llegó muy lejos, porque Josh la tomó por el brazo. A decir verdad, solo se pudo levantar antes de ser detenida.
-¡Kate, siéntate! No hagas más problemas. Hablaremos con ella, pero no aquí ni de la manera en que piensas hacerlo tú -la tranquilizó Josh.
-¿De qué demonios estás hablando? ¡Le prometimos a Meg que no diríamos nada! ¡Es una estúpida, soplona, idiota, mentirosa, traidora...!
-¡Katherina, contrólate! Todos te están viendo -siguió Allan jalándola del otro brazo para sentarla a la fuerza-. No lograrás nada así.
-Claro que lo lograré. Sólo déjenme darle unos buenos golpes y verán como aprende -dijo resignada cruzando los brazos sobre el pecho.
Reí. Todos se me quedaron viendo extraños.
-Perdón -dije entre risas. Era una risa histérica, y sabía que era eso o lágrimas-. Lo siento, es sólo que te ves tan... Infantil... Haciendo pucheros e intentando armar una pelea...
Los demás se me unieron riéndose poco a poco. Matt me dio un pequeño beso en la mejilla y pasó su brazo por detrás de mi silla. Decidí ignorar las miradas. Decidí ignorar el hecho de que ahora todo el mundo sabía. Decidí ignorarlo, porque por primera vez en tres días, me sentía mejor. No bien. Sólo mejor.
Caminé a mi última clase con Matt tomado de mi mano. El laboratorio de Química se encontraba al lado de la clase de Español a la que él asistía a esa hora. La clase pasada la había compartido con Allison quien misteriosamente había permanecido en silencio en toda la hora. No me apetecía mucho la idea de que estaría con ella nuevamente, pero si seguía como la última clase, no tendría problema. El día había sido muy duro en general, pero creo que pasé la prueba. Cuando caminaba a la clase de Gimnasia pude ver a nuestros guardaespaldas estacionados en la entrada del colegio. Se llamaban Robert y Tyler y parecían amigables.
-Opino que deberían darnos la última lección libre por todo el esfuerzo que hacemos durante el día -dijo Matt cuando llegamos a la puerta del aula de Química.
-Sí, claro. Entonces nunca tendríamos clases porque sería la última y es libre.
-Funcionaría para mí -sonrió y acercó sus labios a los míos, no sin antes mirarme.
-Como si alguna vez te hubieras perdido alguna clase -Lo besé. El timbre sonó en ese momento y me despedí de él. Me fui hacia mi lugar y me senté. Saqué mi libro y lo abrí en el tema que veríamos hoy.
-Emm... Te quería pedir disculpas por mi comportamiento esta mañana -dijo Allison nerviosa-. Si yo lo hubiera sabido...
-No habrías hecho nada, Allison, porque tú nunca haces nada que no sea burlarte de los demás. ¿Alguna vez has pensado...? ¿Sabes qué? Olvídalo.
-Lo siento mucho. En serio. De haberlo sabido te habría ofrecido ayuda. Mi prima fue atacada hace algunos años. Sé lo que es eso. Mi prima actuó igual que tú. Actúas como si no hubiera pasado nada, cuando sí pasó. Entiendo que no quieras aceptar mi ayuda, pero deberías aceptar la de tu familia o amigos. Te lo digo en serio. Puedo ser una perra egoísta, pero es sólo una imagen. Una imagen que no es real y se aplica solo a esta tortura llamada instituto. Soy buena persona cuando me conoces realmente.
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Hermosas Tragedias
Подростковая литератураMegan tiene 16 años y dos hermanos con los que comparte algo más que la edad. El vínculo que tienen los trillizos nunca ha sido más fuerte que el de ellos. Con personalidades tan diferentes, los tres se completan el uno al otro. Viniendo de una muy...