Capítulo 24

136 9 0
                                    

Megan

Los golpes a la puerta se dejaron de escuchar unos diez minutos después. Me di cuenta de que se escuchaban autos media hora después. Le hice señas a Bree porque yo no me podía mover. La adrenalina que había sentido hacía unos minutos, se había ido, dejándome tirada en el suelo sin poder respirar o ver bien. Ella se acercó a la puerta y susurró:

-Se están yendo. ¿Crees... crees que están huyendo? -preguntó dudosa.

-Deben de saber que llamamos a la policía. Espera un momento... ¡La policía! ¡¿Por qué no los hemos llamado?!

-Aunque no lo creas, en un pueblo de sesenta personas, solo hay un policía. Es amante de Leah, así que nunca hará nada en su contra. Esta no es la gran ciudad, Megan. Es un pueblo tranquilo en el que nunca se ha dado ni un solo delito y en el que ninguna persona creería que se daría uno. Me parece que allí van Daniel y Leah... Sí. Son ellos. Ella tiene una venda llena de sangre en su mano derecha. Fue la mano en la que le disparé.

-¿Crees que podamos escapar? -pregunté levantándome lentamente y acercándome a ella.

-Creo que deberías darles un tiempo. Para confirmar que no regresarán ni nada por el estilo -Ella me volvió a ver y torció el rostro-. Ven. Límpiate la sangre y ponte algo de mi ropa. Si ellos vuelven y nos ven por detrás, no sabrán quién es quién. No nos dispararán sin antes confirmarnos. Es a mí a quien quieren muerta.

-Bree, eres más alta que yo. No mucho, pero ellos notarán quién eres.

-Soy más alta porque nunca me has visto sin tacones. Sin ellos, solo soy un centímetro más alta que tú. Allí está mi baño. Muévete.

Me dirigí al baño aún pensando que era un mal plan. Bree estaba demasiado calmada. ¿Cómo prefería que nos limpiáramos y cambiáramos, a huir desesperadamente? ¿Acaso estaba loca? Sin embargo, cuando me miré en el espejo, decidí que tal vez no estuviera tan loca. Estaba llena de gotas de sangre en brazos, cara y cuello. Tenía una herida en forma de medialuna en mi sien izquierda, que me estaba manchando toda la mejilla de sangre. Mi camisa también estaba llena de gotas. Parecía una asesina en serie o algo por el estilo. Me limpié rápidamente, porque temía que si dejaba de ver la puerta del cuarto de Bree, alguien podría entrar y matarnos.

Cuando salí, Bree se había cambiado y había puesto ropa en la cama para mí muy parecida a la que ella llevaba. Me dirigí al baño nuevamente y me cambié. Cuando salí, mi visión se había aclarado casi por completo. Ella estaba junto a la cómoda comprobando ambas pistolas. Me miró y respiró muy hondo.

-Ayúdame a moverla. Pero antes, ten esto -Me acercó una de las pistolas y yo me quedé viéndola fijamente. ¿De verdad ella pensaba que yo utilizaría un arma?-. Si Daniel o Leah se te acercan, o cualquier otra persona dispuesta matarte o llevarte con ellos, dispárales. Ya les quité el seguro. Sólo tienes que apretar el gatillo.

-Bree, yo no quiero...

-No me interesa si quieres o no. Estamos hablando de tu vida. ¿Prefieres morir o que te lleven ellos y nunca más volver a ver a tu familia? ¿Quieres perderte el crecimiento de tu hijo? Porque eso es lo que pasará si alguno de ellos te atrapa. No volverás a tener tanta suerte. Además, esto es solo precaución. Lo más probable es que no haya nadie afuera.

¿En qué momento de las últimas dos horas habíamos cambiado de papeles y ahora yo era la cría? ¿En qué momento ella pasó a estar tranquila y yo tan nerviosa? ¿En qué momento, de la noche a la mañana, había pasado de estar atada a una cama a sostener un arma que no sabía usar? ¡Podría matar a cualquiera por error! La puse en la parte de atrás de mis pantalones con mucho cuidado, como había visto hacer en la televisión. Me apoyé en la cómoda para hacer fuerza y moverla. Nos tomó un poco más de tiempo que antes, pero al final pudimos. Volvimos a tomar aire y Bree se acercó a la puerta. Me miró y me indicó que sostuviera mi arma en la mano. La saqué y la sostuve lo más alejado posible de mí.

Hermosas TragediasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora