Allan
-Un mes. ¡Ha pasado un mes y no sabemos nada de ella! Na-da.
-Allan, por favor ¡Cálmate! Vas a despertar a Dylan -me regañó mamá. Estábamos los dos, junto a Josh, en el cuarto de mi sobrino. Eran las ocho de la noche. Mamá tenía unas grandes, grandes ojeras y los ojos hinchados. Josh y yo suponíamos que ella se quedaba llorando todas las noches mientras papá trataba de calmarla. Papá también tenía grandes ojeras.
Y no era que Josh, Matt, Kate y yo no las tuviéramos, era solo que mis padres parecían no haber dormido nada desde que supimos de la desaparición de mi hermana.
Meg... Sentía un vacío en mi interior, más grande que ninguno que hubiera sentido hasta ese momento. La desesperación de no saber qué le estaba haciendo el maldito de Winston, me estaba matando. No sabíamos nada de dónde podría estar. El tío Derek había hecho que dictaran una orden en contra de los Winston, pero en cuanto se hizo el operativo, no hallaron nada. Sabíamos que Melanie y William Winston estaban de viaje por Europa y Asia desde hacía un mes y no volvieron hasta hacía unas horas. En ese momento, debían de estar interrogándolos. En cuanto a sus hijos, fueron vistos por última vez hacía mes y medio en la costa, pero la casa que habitaban estaba vacía. No había nadie, ni nada. Pero lo peor era que ellos habían desaparecido. Todas sus cuentas habían sido cerradas. No habían hecho ningún trámite en un mes y medio. Era como si hubieran muerto.
-Perdón, perdón. No fue mi intención. Es solo que... -Me quedé sin palabras.
-All, vamos a dormir, ¿si? -dijo Josh. Me extrañó por un momento que hablara. Desde el día de la desaparición de Megan, Josh casi no había hablado. Papá, mamá y yo, estábamos preocupados por él. Cuando éramos niños, él, Meg y yo estábamos jugando en un parque cerca de nuestra antigua casa. Jugábamos a la pelota y Josh la pateó muy fuerte, por lo que se salió del triángulo que habíamos formado. Cuando Josh fue a buscarla, Meg y yo escuchamos un sonido extraño. Ella comenzó a temblar y ambos corrimos hacia donde Josh estaba. Él estaba de pie, blanco como el papel, mirando hacia adelante. Un hombre sostenía una pistola hacia el cuerpo de una mujer tirada en el piso. Josh vio todo. Después de eso, él no habló durante dos meses.
-No. Tenemos que esperar a que el tío Derek nos llame. ¿Cómo sabremos qué averigüó en el interrogatorio?
-Allan, cielo, te estás cayendo dormido encima de la cuna de Dylan. Ve a dormir. Te prometo que en cuanto sepa algo te lo digo -sonrió mamá, pero la sonrisa no llegó a sus ojos. No la culpé. Mamá renunció ayer al hospital temporalmente. Una especie de "vacaciones". Dijo que tenía demasiada presión y que no sería la mejor doctora que pudiera para sus pacientes.
-¿Lo prometes? -pregunté. Soné como un niño pequeño, pero no me importó.
-Te lo prometo, mi amor.
Me fui a mi habitación y me dormí. Mamá nos despertó unas dos o tres horas después. Matt se había llevado a Dylan para su casa a que pasara la noche allí. El tío Derek había llamado. Los señores Winston ni siquiera sabían que sus hijos habían desaparecido en cuanto ellos se habían ido. Según el tío Derek, estaban histéricos.
-Aquí hay algo raro -Volvió a hablar Josh antes de voltearse hacia la pared. Dos veces en un día. Por favor, que él siguiera mejorando. No podía perder a dos hermanos.
Megan
-¿Estás lista? -me preguntó Daniel. Se había comportado bien esa semana. Muy bien, la verdad. Ahora podía hablar de vez en cuando. Suponía que eso era bueno. Mi espalda ya estaba había comenzado a cicatrizar dos semanas después de su ataque, pero las evidencias de ese día se habían quedado permanentemente en mi espalda.
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Hermosas Tragedias
Teen FictionMegan tiene 16 años y dos hermanos con los que comparte algo más que la edad. El vínculo que tienen los trillizos nunca ha sido más fuerte que el de ellos. Con personalidades tan diferentes, los tres se completan el uno al otro. Viniendo de una muy...