Josh
-¿Estás listo? -le pregunté a Allan. Había hablado con Meg hacía pocos minutos y le dije que iríamos a ver a Dylan tan pronto como saliéramos de aquí.
-Sí. ¿Vamos a ver a Dylan y Megan?
Caminamos hacia el pasillo exterior de la sala de terapia física. La sala se encontraba en el ala oeste del hospital, mientras que nuestro sobrino se encontraba en el ala este, por lo que tendríamos que atravesar todo el hospital. Allan andaba serio como todos los días que tenía terapia. A pesar de que ya había logrado un avance muy, muy grande; aún no estaba satisfecho. Antes del accidente, él podía jugar por horas. Ahora no. Esperaba que cuando viera a Dylan, se contentara.
Tomamos el elevador y cuando las puertas se abrieron, Meg estaba allí esperándonos. Ni siquiera la saludé porque enseguida fui en busca de un baño. A mis espaldas sólo escuché un "¡Se dice hola, Josh!". Rodé los ojos y entré al baño. Cuando salí minutos después, me dirigí a la "recepción" de las enfermeras, o así lo llamaba yo.
-Hola, Sandra. ¿Está Meg aquí? -le pregunté a la enfermera de Dylan con una sonrisa en el rostro. Ella me agradaba mucho.
-No. Salió hace unos diez minutos. Dijo que regresaría en seguida -sonrió.
-Debe de llegar en cualquier momento, de seguro fue a la cafetería -le dije-. Muchas gracias, Sandra.
En cuanto entré a la sala y vi a Dylan, mi cara se iluminó. Por fin estaría en casa pronto. ¿Por qué creía que estresaría mucho a Meg cuando fuera grande? Era extremadamente inquieto.
-¿Puedo cargarlo? -pregunté. Allan lo tenía en sus brazos y le estaba sonriendo. Tyler tenía una pequeña sonrisa al tiempo que leía una revista.
-¡Claro! Cuando me canse de él, cosa que dudo que pase rápido. Así que toma asiento, hermanito.
-¿Crees que Megan me pueda comprar un refresco o ya no estará en la cafetería? -le pregunté riendo.
-¿De qué hablas? Megan estaba recogiendo a Kate en la entrada -murmuró, dejando de ver a Dylan y mirándome fijamente.
-No, eso es imposible. Kate no vendría hasta en la tarde, ella me lo dijo anoche -contesté.
-Ya sabes cómo es Kate. Cambia de parecer de un momento a otro. Lo más probable es que haya decidido venir cuando estábamos todos aquí, así no estaría sola -En ese momento, mi teléfono empezó a sonar. Me fijé en la pantalla-. Es Kate. ¿No te podías esperar unos minutos?
-Hola, mi amor. No me regañes. Nadie dijo que no te podía decir así en una llamada. Además, nadie se va enterar todavía.
-Kate, no digas eso enfrente de Meg -la regañé mientras me apartaba de Allan para que no escuchara-. Si se da cuenta de que se lo estamos ocultando, nos mata. Correción. Megan y Allan nos matarían.
-¿Y por qué ella habría de oírme? Estás paranoico, Josh.
-No estoy paranoico, es sólo que a ti se te podría salir de un momento a otro... Espera un momento, ¿a qué te refieres con que ella no habría de oírte?
-¿Cómo que a qué me refiero? A que ella no está conmigo, ¿a qué más? -Me congelé por un segundo. Kate debía de estar bromeando. Pero era una mala broma, una muy mala-. ¿Josh? ¿Estás ahí?
-¿Dónde estás, Katherina? -Volví a ver a Allan. Él se había alarmado cuando casi grité ésto último.
-En mi casa, ¿dónde más?
El aire se fue de mi cuerpo. Si Megan había ido a esperar a Kate...
-Debo irme -Colgué y hablé rápidamente-. Kate está en su casa. Ella no ha venido acá. ¡¿Dónde está Megan?!
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Hermosas Tragedias
Ficção AdolescenteMegan tiene 16 años y dos hermanos con los que comparte algo más que la edad. El vínculo que tienen los trillizos nunca ha sido más fuerte que el de ellos. Con personalidades tan diferentes, los tres se completan el uno al otro. Viniendo de una muy...