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Katsuki debería estar feliz, después de todo hoy era el día en el que cumplía 18 años, finalmente era mayor de edad, pero había un solo problema.
Eijiro no estaba con él.
Durante toda la mañana el pelirrojo se la pasó evitando al cenizo, si este se acercaba Kirishima ponía la escusa de que debía ir a entrenar o entregar alguna tarea, poco era decir que ni siquiera saludó al cenizo por su cumpleaños, su relación comenzó hace dos años y Katsuki siempre se preguntaba si era suficiente para el pelirrojo, podría decir que se sentía inseguro, ya que el pelirrojo era un sol de persona, todo lo opuesto a él, sabía que podría llegar alguien mejor en cualquier momento, pero ahora dudaba de si eso estaba pasando sin que él se diese cuenta.
— Kirishima, ¿podemos hablar? —preguntó el cenizo al ver que el pelirrojo se encontraba en la cocina, este rápidamente ocultó su celular y fingió buscar algo en las neveras.
— Lo siento Bakugou, ahora estoy ocupado —dio la vuelta evitando la mirada del cenizo—, ya debo irme.
Y ahí estaba otra vez, Kirishima escapando de Katsuki.
El cenizo solamente suspiró resignado y se fue a su habitación, el sol comenzaba a esconderse y con ello las ganas de festejar su cumpleaños o ir a la casa de sus padres, claro, sus amigos lo habían saludado, pero él solamente esperaba el saludo de una persona.
— Kirishima, ¿por qué tardaste tanto?, ¿qué te dijo la pastelería? —se quejó la pelirosa.
— Lo siento chicos, el pastel ya viene en camino —sonrió nervioso—, es solo que Katsuki me vio en la cocina, pensé que había descubierto algo acerca de su sorpresa.
— Bueno, supongo que ya sospechará algo —comentó Sero entrando con algunas decoraciones—, te estuviste escapando de él toda la mañana.
— Y la tarde —agregó el de quirk eléctrico.
— Ya lo sé, pero es parte del plan, si no Katsuki se enteraría de lo que planeamos.
Todos los chicos asintieron y siguieron con las decoraciones, por otro lado, el cenizo no había salido de su habitación, pensó en las cosas que pudo haber echo para que Kirishima se comportase de esa manera, pero no había ningún motivo.
Su celular comenzó a vibrar, lo tomó sin ganas y contestó.
— ¿Qué quieres?, ¿ahora mismo? —se quejó por lo bajo—, bien, iré.
El pelirrojo estaba algo nervioso, faltaban pocas cosas y finalmente la sorpresa que le había preparado a Katsuki estaría completa, aquel chico de carácter explosivo que meses atrás cautivó su corazón.
Aún recordaba lo nerviosos que estaban en su primera cita, y aunque el cenizo no lo quisiera admitir, él también se había enamorado profundamente del pelirrojo. Kirishima lo sabía, no hacía falta las palabras, bastaba con cada pequeña acción que el cenizo hacia y para el pelirrojo aquello era suficiente.
