Capitulo 32:

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Icar
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Cansado me tiré en el suelo, y vi como el muñeco estaba desgraciado, una de las extremidades estaba tirada por el suelo. Me quite la camisa tirándola lejos después de secarme el sudor.

Coloque mis manos en mi cabeza agarrándola con fuerza. Mire el suelo, con bastante molestia.
La puerta se abrió y con fervor me giré a mirar.

Estaba hay de pie, con un camisón blanco, sus rizos sueltos que caían por sus hombros. La mire con detenimiento, tenía unas vendas con manchas de color rojo.
Me levanté y agarre sus manos;

—¿Que te ha pasado?— ella se encogió de hombros y negó.

—Ya sabes, impulsos nada importante. — le mire y sus mejillas pálidas estaban coloradas.

Apartó la mirada a otro lado cuando nuestros ojos se juntaron. La agarre de las mejillas y la force a mirarme.

—Todo es importante, Andrómeda. Tu eres importante— ella perdió su mirada en la mia, y como diez minutos estuvimos así.

Sus frías manos se fueron a mi pecho descubierto. Baje mis manos a sus caderas y con dulzura la apege a mi.

—No me vuelvas a dar otro susto como ese— comenté refiriendome a lo sucedido en troya.

Ella sonrió y asinto, no se como lo hizo pero me tiro al suelo.
—¿Estabas entrenado?— coloco su pierna en mi pecho dejándome ver parte de sus muslos. Agarro uno de las cuchillos que ella mismo hizo y sonrió mirándolo.

—No pude utilizarlos mucho, pero veo que tú le has sacado más utilidad— asentí aún bajo ella. En un rápido movimiento, me levanté y ahora ella estaba debajo mío.

Tumbada bajo de mi, con las manos al lado de su cabeza. Sonrió socarronamente y extendió sus brazos a mi cuello, para apegarme a ella lo más posible, a escasos centímetros de sus labios murmuró; —¿No tuvimos la oportunidad de entrenar verdad?— negué divertido y sonreír.

—¿Quieres entrenar mi lady?—  ella sonrió ante el apodo y nos levantamos. Asintió con confianza y su antebrazo empezaba a enegrecerse hasta la punta de sus dedos.

Una luz tenue brotaba de estos y se materializó una espada de hierro la cual estaba en vuelta en una aura espesa con tonos violáceos y negros.

— ¿Empezamos?— asenti y agarre los cuchillos. Esta vez no espere y la ataque, su sonrisa socarrona no cesaba y me encantaba demasiado.

El ruido de las hojas chocar me daba más ganas de seguir peleando. Llegamos a un punto en el que estábamos tan cerca que no medimos las fuerzas y me tiro al suelo. Antes de caer la agarre de la cintura y la tire junto a mi.

Cayó encima de mis piernas, su sonrisa desapareció;
—Icar, estoy confundida.— entendí el porqué y la abracé, pase mis brazos por sus caderas y acomode mi cabeza en el hueco de su cuello.

—Tomes la decisión que tomes estaré hay para ti— pude ver cómo su piel se erizaba.
—¿Porque me quieres tanto? Nos conocemos hace una semana.— murmuró ella acariciando mi pelo. Sinceramente tenia razon, pero para mí era como si la conociera desde siempre.

Como si algo que me faltase se rellenase con su llegada a mi vida.

—Eres la pieza que me faltaba para estar completo. No se cómo explicarlo pero es así.— saque mi cara de su cuello y la mire; — Lo único que te pido, es que no me dejes solo. Nunca—

Sus manos pasaron a mi cara y sus dedos acariciaron mis labios;
—Nunca te dejare solo— me acerque a ella con cuidado y ella entendió mis intenciones. Giró la cara y la escondió en mi cuello.

Suspiré y la abracé apoyando mi espalda en la pared.
Al rato sacamos otro tema de conversación. El cual estaba más entretenido. Y en ese momento me acordé de alto.

Metí las manos en el cinturón que aún lo llevaba puesto y saqué un collar;
—Feliz cumpleaños Andy. No es que sea muy caro, o muy exuberante como los que te pueden regalar Fhobos o Deimos, espero que te guste.— ella con emoción lo agarro, el brillo de sus ojos era similar al de una niña pequeña.

—¿Enserio lo has recordado?— asentí sonriendole; —¿Sabes lo que significa?— asentí sacando el que era para mi. Su sonrisa aumento más, agarro mi collar y lo junto con el suyo.

—Son el Alfa y el Omega, el principio y el fin.— expliqué colocando el suyo en su cuello— Tu llevas el Alfa— ella agarro el mío y lo coloco en mi cuello con delicadeza— Y yo llevo el Omega.

—Eres mi principio Andy— ella sonrió y me volvió a abrazar. Estuvimos en un silencio cómodo hasta que me di cuenta que tenía los ojos cerrados.

Respiraba con tranquilidad, y su aliento daba en mi cuello haciendo que mi piel se erizaba.















Esta bastante intenso ¿No?

Bueno, ya sabréis lo que ha pasado.
Sinceramente no estoy de muchos ánimos.
He tomado una decisión, voy a continuar con Lady Shadow, eso tenedlo por asegurado.
Pero si podéis denunciad la página que a cogido mi obra y la ha puesto hay.
Y recordad, no al plagio, no al robo.
Tened imaginación

Votad cometad eso me hace feliz
Se despide Mary <3

Lady Shadow I: Los OrígenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora