Trampas del Amor

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Víctor esperaba afuera, pensó en devolverse y dejar que ella descansara como quería, pero se dio cuenta que en la calle frente a la casa donde vivía Lara, estaba estacionado el viejo "Valentín". Eso quería decir que probablemente John estaría en el mismo lugar que ella.

—Hola, llegaste muy rápido —subió al carro apurada y un tanto nerviosa—. Apenas acabamos de comer.

—Pensé que estabas cansada; sin embargo, te veo haciendo visitas.

Lara frunció el ceño extrañada por el odioso comentario.

—Son mis amigos, me invitaron a almorzar. ¿Por qué te molesta?

—¿Amigos, ese par de viejos? A mí no me dejan visitarte, y ya ves, ahí está John completando el cuadro familiar del almuerzo.

—Él no vino a visitarme a mí, sino a ellos. Ni siquiera sabía que se conocían, de hecho me extrañó encontrarlo ahí, parece que son muy cercanos.

—¡Y te quedaste claro, en vez de ir a dormir como me dijiste!

—¿Cuál es tu problema? ¿Qué no haya descansado por estar un rato con Norbida y Alonso, o que John estuviera allí?

Era una pregunta estúpida, por lo cual Víctor decidió no contestar, respiró profundo y prefirió cambiar de tema antes de que hubiera una pelea entre ellos.

—Alquile varias películas para que escojas la que más te guste.

—¿No me vas a contestar? –insistió.

—Vamos a dejarlo así, Lara. Discúlpame, es que me da rabia no poder visitarte, es solo eso.

—Yo no tengo la culpa de que él tamb...

—¡DIJE QUE YA!

Le habló fuerte casi gritando y Lara se asustó un poco.

—Será mejor que me quede en casa, me empezó a doler la cabeza.

—Sí, es mejor. ¡Bájate!

Lo miró sorprendida, pero él miraba al frente y no volteó hacia ella para despedirse. Justo en ese momento salía John de la casa de los Sánchez, saludó a Víctor con un movimiento de cabeza sin acercarse, Lara lo vio y siguió hacia dentro por la puerta independiente de los apartamentos. Víctor no arrancó hasta que vio a John marcharse.

Lara estaba bastante molesta con Víctor, pero en el fondo sabía que él tenía razones para estar celoso. Estaba arrepentida de llevar las cosas con él tan rápido. ¿En qué rayos estaba pensando? Ni siquiera le gustaba tanto; a veces hacía las cosas por complacer a los demás, pensaba que debía ceder para no lastimar y, peor aún, molestar a los otros. Esa necedad de andar complaciendo, sin darse el tiempo de descubrir qué es lo que quiere, le iba a pasar una gran factura. Entró a su habitación y se lanzó en la cama imaginando cuándo acabaría la relación con Víctor, tenía razones para hacerlo, empezando por el hecho de que no lo quería. Su primera experiencia sexual no había sido agradable mucho menos placentera; por suerte, fue solo una vez; habían pasado unas semanas y ninguno estaba interesado en buscar la forma de repetirlo.

—¿Qué pasó? Pensé que ibas a pasar la tarde en casa de Víctor. ¿Está todo bien?

La bombardeó con preguntas Roberta, al notarla afligida. Lara suspiró con tristeza antes de contestar.

—No sé por qué me involucré con Víctor, sí, es lindo y atento, pero la verdad no me siento bien.

—A ti el que te gusta es John.

—¿Es tan obvio?

—¡Sí! —hizo una mueca antes de confesar—. Creo que tuve un poco que ver con tu relación. Yo animé a Víctor contigo, lo siento, es que lo vi tan triste viéndolos hablar a ti y a John en el lago que... Bueno, le dije que se pusiera las pilas.

Mil Veces Contigo (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora